mércores, 27 de abril de 2011

Imágenes arrancadas a la invisibilidad


Tres fotógrafos documentan la doble realidad de la presión policial contra los inmigrantes sin papeles
BRAULIO GARCÍA JAÉN MADRID 17/04/2011 17:00
Dos años después de que documentos policiales probaran que las redadas contra sin papeles (con las que los agentes tenían que cubrir un cupo semanal de detenciones) estaban a la orden del día, el Ministerio del Interior sigue sosteniendo que esas redadas no sólo no existen, sino que además serían inconstitucionales. Que hayan desaparecido del paisaje oficial, sin embargo, no significa que no sigan ocurriendo y, por tanto, puedan ser documentadas. Fronteras invisibles y Salitre, dos proyectos nacidos en el barrio madrileño de Lavapiés, ponen en imágenes las dos caras de esa realidad oficiosa.
Aún así, Edu León, uno de los dos autores de Fronteras Invisibles, sabe que no es fácil fotografiar lo evidente. La Policía, cuyos agentes se resisten a dejarse fotografiar a pesar de que paran a los sin papeles en espacios públicos, ha obtenido este mes, tras cuatro denuncias, una condena contra el fotoperiodista. Razón jurídica: "Falta de respeto y consideración debida a la autoridad". León se niega a seguir borrando fotos.
"Si no defiendo mi derecho a la libertad de prensa, ¿cómo voy a pedir a las personas que retrato que denuncien su situación?", escribía León por correo electrónico desde Estambul hace dos semanas. Días después fue detenido en la frontera con Grecia por fotografiar un camión turco que transportaba a migrantes detenidos a las puertas de Europa. Fronteras invisibles enfoca junto a las redadas en Madrid, los centros de retención y pasos fronterizos en Calais (Francia) y Malta. Después de salir en libertad, siguió trabajando en el lado griego de la frontera con Turquía.
"Cuando empezamos se trataba de dar la noticia. Pero a finales de 2009 hubo una redada enorme en el barrio [de Lavapiés]. Edu estuvo haciendo fotos y a partir de ahí nos planteamos sistematizarlo", explica Olmo Calvo, el otro autor de Fronteras Invisibles. La exposición, que la policía quiso desmantelar cuando se montó por primera vez, en Madrid, el año pasado, tras pasar por Buenos Aires y Quito, puede verse en Madrid (por distintas asociaciones de vecinos y barrios) y en octubre viajará a Santander. También se muestra on-line (www.fronterasinvisibles.org).
Los controles, basados únicamente en el aspecto extranjero de los identificados, siguen produciéndose. "En algunas unidades, se obliga a los agentes a hacer identificaciones de extranjeros bajo amenaza: O lo haces o te vas de este grupo", reconoce Alfredo Perdiguero, portavoz del sindicato Unión Federal de Policía. "En mucha menor medida que antes, pero sigue pasando", añade Perdiguero, quien subraya que aún así en la mayoría de los casos la expulsión ni siquiera se puede ejecutar. "Pero las estadísticas hinchadas quedan muy bien", afirma. La Defensora del Pueblo se ha hecho eco de las quejas de varias asociaciones al respecto.
La situación explotó hace dos años. En febrero de 2009 se publicó una de las circulares ordenando las detenciones: "Villa Vallecas, objetivo: 35. Si no los hay, se va a buscarlos fuera del distrito". Cuando esa presión policial subía por las calles, el fotógrafo Juan Valbuena, que por entonces estaba trabajando con un grupo de senegaleses en otro de sus proyectos, se dio cuenta de que esa realidad tenía otra cara: los sin papeles no salían en casa. En el piso que vivían una docena de ellos, sin apenas espacio, el tiempo sobraba.
"Los negros del bajo"
Así surgió Salitre, con el que se planteó "darles el espacio vital del que carecían, en forma de libro", explica Valbuena, que no quiso ser el único narrador. "Les preparé un libro en blanco de 16 páginas". El resultado son 12 libros en los que los inmigrantes y el propio Valbuena han contado en imágenes (recortes, fotografías, documentos grapados, dibujos, texto, etc...) la historia que cada uno ha querido. "Es muy chulo como se ha definido cada uno. Antes, para los vecinos, eran sólo los negros del bajo", dice el fotógrafo.
Valbuena, en cambio, mostró la casa. "Ninguno sacaba la casa, porque para ellos es un sitio de vergüenza, así que me di cuenta de que tenía que sacarla yo, para ponerlo en contexto", explica. El proyecto, que se presentó como exposición en Caixa Fórum en enero pasado, se convertirá ahora en libro.
"No sé si tienen valor judicial, pero sí tienen valor moral: son hechos", explica Valbuena respecto del trabajo documental de León y Calvo. "Es un uso de la fotografía muy puro, casi una documentación notarial de la realidad", añade. En una sociedad en la que "todos tenemos móviles con cámaras muy potentes", según León, "la fotografía ha dejado de ser uso exclusivo de los profesionales y es un arma más de la sociedad para denunciar lo que no le gusta".

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