Dos películas, ‘Hitchcock’ y ‘The girl’, recuperan la
gran figura de Alma Reville
Pionera del cine, fue montadora, guionista, esposa y
confidente del maestro del suspense
Durante más de medio siglo Alma Reville fue la sombra
de Alfred
Hitchcock. Montadora, guionista y, en sus comienzos, actriz, Reville
y el director de Vértigo se conocieron a principios de los años veinte,
se casaron en 1926 y vivieron juntos hasta la muerte del genio del cine, en
1980. Tuvieron una sola hija, Pat Hitchcock O`Connell, quien en 2003 le dedicó
a su madre el libro Alma Hitchcock: la mujer tras del hombre (editado en
España por Circe en 2009), con el que quiso precisar la enorme importancia de
su desconocida madre en la obra de su archifamoso padre. Alma fue una de esas
mujeres que aceptó un segundo plano en beneficio de su marido, pero ahora dos
películas, Hitchcock, de Sacha Gervais y The Girl, de Julian
Jarrold, le dan por fin protagonismo con los rostros de Helen Mirren e Imelda
Stauton, respectivamente, a esta diminuta mujer cuya aportación en las
películas de Hitchcock parece a todas luces gigante.
En el famoso mano a mano que François Truffaut mantuvo en 1965 con el
cineasta (Alianza Editorial), Alma apenas aparece en la conversación. Pero muy
al principio, Hitchcock admite que sin ella jamás hubiese logrado financiar su
primera película y explica cómo su mujer le ayudó a superar sus dudas e inseguridades:
“Después de cada toma, miraba a mi prometida y le preguntaba: ‘¿Va bien,
funciona?”.
Desafortunadamente, a Truffaut (quien sabía que el hombre que mejor ha
filmado el miedo era “a su vez un miedoso”), no se le ocurrió preguntar hasta
qué punto continuó Alma aplacando sus dudas y temores y hasta qué punto fue
decisiva en el resultado final de sus películas.
Alma Reville fue una pionera del cine. Trabajaba en él desde los quince
años haciendo de todo. Seguía así los pasos de su padre, un ayudante de vestuario
en los estudios Twickenham. Cuando Hitchcock la conoció encontró en ella a la
cómplice total. Alma trabajó siempre, en muchos casos sin aparecer en los
créditos, en las películas de su marido y también lo hizo por su cuenta, para
otros. Opinaba sobre el montaje y los guiones y era una de las pocas personas a
las que no solo Hitchcock escuchaba sino que hacía caso. En su escasa estatura
física se concentraba una mujer enérgica y de enorme personalidad, que de
alguna manera también respondía al gusto del cineasta por mujeres capaces de
despistar con su aspecto de mosquitas muertas: “Me gustan las mujeres que
parecen profesoras, pero dentro de un taxi, te pueden destrozar”, dijo en una
ocasión el director de La ventana indiscreta.
Helen Mirren, en la piel de la esposa del cineasta en Hitchcock, la
película que interpretada junto a Anthony Hopkins recrea los años de Psicosis,
ha definido a Alma como una “heroína invisible” de la historia del cine. En el
filme, la esposa, harta de las obsesiones rubias de su marido, también sucumbe
a las expectativas de un romance extramatrimonial. Para The New York Times,
la película ofrece una “visión fantasiosa” del matrimonio, “un elemento
desafortunado de una película que no solo contribuye a desacreditar el genio
creativo, sino que lo presenta como una patología”, añade. En The Girl,
coproducción de HBO y la BBC que gira sobre la sádica relación que Hitchcock
mantuvo con Tippi Hedren durante el rodaje de Los pájaros, el cineasta
(interpretado por Toby Jones) no queda mucho mejor parado: es el retrato de un
tirano (“las rubias son las mejores víctimas”), manipulador con su nueva
“chica” (Sienna Miller es Hedren) y de un esposo dependiente de las decisiones
de su compañera, que es quien descubre a la nueva víctima de su marido.
Pero lejos de los trastornos psicológicos que diagnostican los dos nuevos
filmes, y según cuenta su hija, sus padres eran bastante más afables y comunes
que todo eso. Solían preparar copiosas comidas para sus célebres invitados en
su casa de Hollywood, y a diferencia de otros hogares de la opulenta colina el
suyo era tan normal como el de cualquier familia media. Alma cocinaba y el
maestro del suspense se levantaba siempre a fregar los platos. Una tarea
doméstica que no descuidó hasta su muerte.
En 1979, un año antes de fallecer a los 80 años, Hitchcock recibió el
homenaje del American Film Institute por toda su carrera. Dedicó así su premio:
“Pido permiso para mencionar por su nombre únicamente a cuatro personas que me
han dado todo su cariño, su reconocimiento, sus ánimos y su constante
colaboración. La primera de las cuatro es una montadora cinematográfica, la
segunda es una guionista, la tercera es la madre de mi hija Pat, y la cuarta es
la cocinera más excelente que haya obrado milagros en una cocina doméstica, y
el nombre de las cuatro es Alma Reville. Si la hermosa señorita Reville no
hubiera aceptado hace 53 años un contrato vitalicio sin opciones para
convertirse en la señora de Alfred Hitchcock, es posible que el señor Alfred
Hitchcock se encontrara en esta sala esta noche. Sin embargo, no estaría en
esta mesa, sino que sería uno de los camareros más lentos de la sala. Quiero
compartir este premio, como he compartido mi vida, con ella”.
Solo un arte de luces y sombras como el cine podía
reservar ese final a Alma Reville, quien, como afirmó Los Ángeles Times
en su muerte, poseía "dos de las cuatro manos” de Alfred Hitchcock.
Ningún comentario:
Publicar un comentario