El pintor inglés L.S. Lowry, que nunca dejó de trabajar
en una oficina de administración de fincas, estaba obsesionado con el paisaje
de chimeneas.
Fallecido en 1976, en 2012 se cumplieron 125 años de su
nacimiento. La Tate organiza la mayor retrospectiva de su obra.
Sus 'hombres palillo' inspiraron una canción de Status
Quo y un vídeo de Oasis.
ÁNXEL GROVE. 11.01.2013 – 20minutos.es
"Para pintar no hace falta cerebro, sólo sentimientos". "No
soy un artista, soy un hombre que pinta". El par de frases deja bien
situado al personaje: parco, sin ínfulas de grandeza y de escaso gusto por las
mieles del arte. L.S. Lowry (1887-1976), uno de los pintores
ingleses más prolíficos del siglo XX —dejó una obra de mil óleos y 8.000 dibujos—, ni
siquiera sintió necesidad de vivir del arte: trabajó y se jubiló como cobrador
de alquileres.
Aunque algunos críticos y determinadas tribus de artistas le consideraban
un advenedizo y le tildaron de naif —tampoco él hizo nada por remediar la
animadversión y afirmaba que Francis Bacon le parecía
"incomprensible" y la pintura moderna "muy aburrida"—,
Lowry es uno de los artistas más queridos por los ingleses, que le consideran
un pintor casi nacional y uno de los más sensibles retratistas de los barrios
obreros del noroeste industrial del país.
Pintor del pueblo
Recién cumplidos los 125 años del nacimiento del artista —celebrado, por
cierto, por Google con un doodle para los internautas
ingleses—, la Tate Britain de Londres acaba de anunciar Lowry and the
Painting of Modern Life (Lowry y la pintura de vida moderna),
una de las exposiciones objetivo de la pinacoteca para 2013. Será una de las
mayores retrospectivas nunca antes montada en torno a un "muy
querido" pintor del pueblo, dicen, y la primera muestra de su obra que
se celebra en la capital tras la muerte de Lowry.
En la exposición, que se celebrará en la temporada alta museística, del 25
de junio al 20 de octubre, habrá ochenta obras que demuestran la rareza de un
artista que nada tenía que ver con los artistas de su generación y su país.
Aunque se pueden encontrar trazos de cierta sensibilidad simbolista —el único
profesor de pintura que tuvo era de esa escuela—, Lowry era sobre todo un
cronista que necesitaba captar las ceremonias de los humildes: partidos de fútbol,
paseos dominicales y grandes paisajes de infinitas factorías industriales
del área de Manchester, donde el artista vivió entre 1909 y 1948.
Los efectos de la revolución industrial
Los Ante todo, dicen desde la Tate, era un pintor de paisajes que
"deseaba mostrar los efectos que la revolución industrial había
provocado". La exposición muestra cuadros de su primera etapa, en el
distrito fabril de Pendlebury, donde pintó panoramas urbanos poblados por pequeños
seres humanos reducidos al trazo más básico a los que la crítica llamó, con
cierta sorna, matchstick men (hombres palillo), y las obras menos
conocidas que realizó en zonas mineras de Gales.
"No es que no sepa dibujar un cuerpo humano o que desee reflejar lo
que sufren algunos por las necesidades económicas. Mis figuras no son muñecos.
A decir verdad, ni siquiera pienso en la gente a la que pinto en mis cuadros.
Son parte de una belleza privada que me cautiva. Amo a las personas de la misma
forma que amo a las casas, como parte de una visión", declaró Lowry.
Recibos de puerta en puerta
Obligado a dejar la escuela en 1904 porque su familia necesitaba otro
salario, Lowry trabajó en dos empresas de administración de fincas hasta su
jubilación en 1952. Empezó cobrando recibos de alquiler puerta por puerta y,
aunque logró ser promovido al puesto de cajero en la oficina, solía seguir
cobrando recibos porque le gustaba estar en contacto con la gente.
Muy querido en Inglaterra, Lowry es parte fundamental de
la cultura popular del país. En 1968 el grupo de rock Status Quo editó en su
honor Pictures of
Matchstick Men (Cuadros de hombres palillo), el cineasta
Terry Gillian adaptó sus cuadros para la escenografía de Brazil (1985) y la banda de Manchester Oasis hizo lo
mismo en el videoclip de la canción The Masterplan (2006).
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