Juan Larzabal -07/01/2013 – eldiario.es
Enrique NUNCA nos dejó que le llamáramos maestro, seguramente porque él
mismo quería seguir aprendiendo. Cuando se nos escapaba el tratamiento durante
alguna de las reuniones que organizábamos en torno a 1001 Medios, te cortaba y te respondía:
"Si tú me llamas maestro yo te llamaré pequeño saltamontes", como en
la legendaria serie de la TV en blanco y negro, Kung Fú. Enrique Meneses era así.
Un tipo cuya vida fue una aventura y que en el Periodismo encontró la forma de
desempeñarse.
Enrique Meneses lo ha sido todo en el Periodismo. Una vez, en El Cairo, paró
un taxi y le dijo simplemente: “Lléveme a la guerra”. Acababa de estallar la
Guerra del Canal de Suez (1956) y fue el primer periodista en llegar al frente,
como si tal cosa. Seguramente, sin despeinarse. Con el eterno ciagarrillo en la
comisura de los labios y con cierta resaca por tener que haber abandonado de
golpe y porrazo los cabarets que entonces flanqueaban la carretera hacia las
pirámides.
Así se construye el personaje y la leyenda, pero también hay que contar que
sus trabajos fotográficos sobre Abu Simbel en Paris Match lograron movilizar a
la opinión pública mundial y por ello se logró su traslado. Otro día se largó
con un amigo desde El Cairo hasta El Cabo, que se dice pronto, en un viaje que
plasmó en un libro que se ha convertido en una clase magistral de reporterismo
para muchos periodistas de la actual generación, como recuerda siempre Ander
Izagirre o los fotógrafos José Cendón o Manu Brabo, ambos secuestrados durante
su trabajo, el primero en Somalia y el segundo en Libia.
Esta es una de las claves que sirven para entender lo que ha supuesto
Enrique Meneses. Porque el fotoperiodista de la revolución de Fidel Castro en
Sierra Maestra, el autor de las fotos de los años sesenta en Estados Unidos, el
aventurero indomable realizó todo su trabajo fuera de España. Y cuando regresó
a la vieja piel de toro se dedicó al Periodismo en la televisión y en la
revista Los Aventureros, magníficos ejemplos ambos de lo mejor que tiene este
viejo oficio.
Pero, al mismo tiempo, mientras nacía La Tribu española de corresponsales y
enviados especiales con nueva sangre, tinta y whiski en las venas, Enrique se
dedicaba a otros menesteres más allá de la cita con la actualidad. Hasta que
llegó a Sarajevo a mitad de la década de los noventa y allí conectó con
Gervasio, quien fue, digamos, su redescubridor. Es la segunda clave, cuando el
gran Gervasio se pregunta cómo es posible que nadie en España conozca el
trabajo de Enrique Meneses. Hoy mismo, el propio Gervasio le ha hecho justicia
en su blog.
Tiene que ser, vericuetos del destino, el Congreso Nacional de Perodismo
Digital de Huesca de 2008 el que, finalmente, devuelva a Enrique Meneses al
lugar que le corresponde. Allí, bajo los Pirineos y con la dirección de
Fernando García Mongay presentó sus memorias, ‘Hasta aquí hemos llegado’, a
medio millar de periodistas de una nueva generación, una suerte de Neotribu
Digital, si se me permite la expresión.
El propio director de este medio en el que hoy escribo para celebrar la
memoria de Enrique Meneses y su legado, Ignacio Escolar, me lo comentó en su día:
“Somos nosotros, la nueva generación del Periodismo en Internet los que hemos
rescatado a Meneses. Yo mismo le ofrecí una columna en el diario Público. Y
ahora mira cómo está blogueando y tuiteando y compartiendo con todos nosotros”.
Y tiene razón el director de este medio. La primera generación de
periodistas, con permiso de Gervasio Sánchez, Ramón Lobo
y compañía, que se han reconocido y reivindicado en la figura de Enrique
Meneses es la actual. La que lacerada por el paro y por el estigma de los EREs
ha visto en Enrique Meneses el paradigma del luchador, el oxígeno para vivir el
Periodismo sin rendirse, combatiendo con la tecla y con la letra, con el bit y
con el tuit, con todo lo que haga falta sin temor a equivocarse y con el ánimo
prendido. La cabeza, siempre bien alta y la mirada fija en la noticia, en la
historia que siempre tiene que ser contada.
Descansa, Enrique. Toda una generación de periodistas está
preparada para seguirte. Y esto es ahora más necesario que nunca.
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