El artista japonés muere a los 82 años a causa de una
neumonía
Inmortalizó la ciudad y sus habitantes después del
bombardeo atómico
EFE
Tokio 8 ENE 2013 - 09:29 CET
El reconocido fotógrafo japonés Shomei Tomatsu, famoso por sus
series de retratos de supervivientes del bombardeo atómico de Nagasaki
(suroeste), falleció el pasado 14 de diciembre a los 82 años a causa de una
neumonía, informaron sus familiares.
Tomatsu llevaba tiempo ingresado en un hospital de Naha, capital de la
provincia de Okinawa (sur), donde también retrató con esmero los ritos y las
gentes de esta región cuya singular cultura sobrevive a duras penas tras siglos
de conquistas.
Tomatsu, nacido en 1930 en Nagoya (centro), comenzó a tomar fotos en su
niñez y tras graduarse en Económicas por la Universidad de Aichi (centro),
comenzó a producir instantáneas para el gran grupo editorial Iwanami.
Dos años después decidió convertirse en freelance y en 1959 fundó el grupo
"Vivo" con los también fotógrafos Eiko Hosoe e Ikko Narahara.
El libro "Hiroshima-Nagasaki Document 1961" publicado ese año en
colaboración con otro fotógrafo, Ken Domon, y que incluía retratos suyos de
supervivientes de la bomba atómica que fue lanzada sobre Nagasaki el 9 de
agosto de 1945 llamó por primer vez la atención de público y crítica.
"Fue una persona que tenía una gran mirada con respecto a Nagasaki y
su muerte nos ha provocado un vacío en el corazón. A través de las obras que
nos ha dejado trataremos de seguir expresando su voluntad ", explicó a Efe
un portavoz del Museo de la Bomba de Nagasaki, que alberga una colección de 614
obras suyas.
La última gran exposición sobre su trabajo se celebró en este museo entre
septiembre y octubre de 2009, aunque periódicamente la institución organiza
pequeñas exhibiciones.
Después de sus trabajos centrados en Nagasaki, Tomatsu se desplazó a
Okinawa, cuando la provincia aún estaba bajo mando estadounidense (no fue
devuelta a Japón hasta 1972), y allí capturó como nadie los elementos de la
cultura tradicional ryukense, propia de este archipiélago.
Al mismo tiempo, retrató la vida en las bases estadounidenses y el día a
día de los okinawenses bajo la ocupación, hasta componer una estupenda crónica
del Japón de posguerra.
A finales de los noventa Tomatsu se mudó a Nagasaki, donde continuó
retratando supervivientes de la bomba atómica con los que acabó por entablar
una relación muy cercana, hasta que hace dos años volvió a trasladarse a
Okinawa.
Según los críticos, Tomatsu supuso una importante influencia para la
generación de fotógrafos que le sucedió, en la que destacan nombres como Takuma
Nakahira o Daido Moriyama.
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