Agentes judiciales buscan nuevas pruebas en el pueblo de
Oradour-sur-Glane
Agentes judiciales alemanes viajaron esta semana al pueblo francés de Oradour-sur-Glane
en busca de evidencias contra seis alemanes sospechosos de haber participado en
la masacre de 642 civiles en 1944. Según el jefe de la Agencia para el
esclarecimiento de crímenes de guerra nazis, Andreas Brendel, los
investigadores están colaborando con las autoridades francesas.
La Justicia alemana retomó las investigaciones en 2010 y ordenó registrar
las viviendas de los seis veteranos de la Waffen-SS, que hoy cuentan 86 y 87 años.
Según los informes judiciales, el estado de salud de tres de ellos les impedirá
responder de las acusaciones. Aunque el asesinato no prescribe como delito en
Alemania, cabe dudar de que los otros tres vayan a tener que acudir a los
juzgados de Dortmund que investigan el caso. El fiscal de la ciudad alemana,
Ulrich Schepers, participó en el viaje a Oradour, donde se ha entrevistado con
supervivientes y ha visitado las ruinas de la población arrasada hace 69 años. Las ruinas del
pueblo se conservan tal y como quedaron, como recordatorio de la
barbarie nazi.
Apenas cuatro días después de que los estadounidenses desembarcaran
en Normandía con una de las victorias decisivas de la II Guerra Mundial, unos
150 hombres del regimiento de infantería acorazada Der Führer de la Waffen-SS
(el brazo militar de la organización nazi SS) cercaron el pueblo de Oradour,
próximo a Limoges, en el oeste francés. Era la una y media de la tarde. El
comandante Adolf Diekmann dio la orden de matar “con disparos a todos los
habitantes, también a los niños”. Empezaron hacia las dos de la tarde y, según
el criminal de
guerra Heinz Barth, terminaron “rápido”. Ataron a unos 200 hombres.
A las mujeres y a los niños los metieron en la iglesia y le prendieron fuego.
Mientras ardía, los alemanes ametrallaron a los hombres. Para terminar quemaron
el resto de la población, ya vacía.
Por su implicación en la masacre, Barth fue condenado a cadena perpetua en
la República
Democrática Alemana (RDA) en 1983. Salió libre en 1997. Otros 60
soldados fueron condenados a penas menores. En 2010, unos investigadores
alemanes dieron con documentos incriminatorios para otros seis veteranos en los
archivos de la policía política de la RDA. Según Brendel, apuntan a que también
participaron en la matanza de Oradour, que fue el peor crimen perpetrado por
los nazis sobre territorio francés durante la II Guerra Mundial.
Pero no el único: los investigadores de Dortmund buscan posibles
supervivientes alemanes de la masacre de Maillé, cerca de Tours, donde fueron
asesinadas 124 personas el 25 de agosto de 1944. Alemania no extradita a sus
ciudadanos ni siquiera por crímenes de este calibre. No obstante, el código
penal alemán tiene la ventaja de que los asesinatos y también la complicidad
pueden ser perseguidos de por vida.
Mientras los investigadores viajaban a Francia, esta
semana se conmemoraba en Berlín el 80º aniversario de la “toma de poder” por
parte de Adolf Hitler y el partido nazi. La superviviente del Holocausto Inge
Deutschkron habló el miércoles ante el pleno de la Cámara baja (Bundestag), en
el mismo edificio del Reichstag que albergaba el Parlamento alemán que Hitler
convirtió en una farsa. Ochenta años después, las más altas instituciones han
vuelto a lamentar aquella deriva criminal.
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