EFE – Madrid 27/01/2013 – eldiario.es
"Las viudas de Ifni", corto documental nominado al Goya, intenta
con modestia activar las conciencias del pueblo español hacia una de sus vergüenzas
históricas más olvidadas, las de una ley franquista vigente desde 1965 que deja
sin pensión a las viudas de la exprovincia española cedida a Marruecos en 1969.
¿Puede el cine incidir en la derogación de una ley? El modelo a seguir es,
una vez más, el del cine francés.
En este caso, el modelo es de "Indigènes" (2006), la película de
Rachid Bouchareb que reivindicaba la igualdad en las pensiones de soldados
franceses y argelinos de la Segunda Guerra Mundial y que hizo exclamar tras la
proyección a la mujer del entonces presidente francés, Jacques Chirac, que había
que tomar cartas en el asunto.
Francia modificó la ley para igualar las pensiones de los veteranos
franceses con los musulmanes, pero "Las viudas de Ifni", por
supuesto, parte con desventaja. Es un documental y es un cortometraje, pero sus
creadores, Pedro Palacio y Pacheco Iborra esperan, al menos, abrir el debate y
enmendar la ingratitud de españa hacia sus exciudadanos.
"Somos pequeñitos, pero hemos sido de los pocos conocedores de este
hecho que incluso muchos africanistas desconocen. Al descubrir esto, nos vimos
en la obligación moral de hacer esto. El drama es completo y emana de una
injusticia española", dijo Palacio.
"Hemos querido reflejarlo y que sirva para ayudar. Que alguien tome el
relevo de esto y sirva para no dejarlo en documentos fríos, jurídicos",
indicó.
Ifni dejó de ser provincia española en 1969, año en el que fue cedido a
Marruecos, pero cuatro años antes, el entonces jefe del Estado, el general
Francisco Franco, promulgó una ley que impedía a las viudas del personal
marroquí de la antigua colonia percibir sus correspondientes pensiones de
viudedad.
El padre de Palacio vivió en la capital de la provincia, Sidi-Ifni, y su
abuelo fue gobernador del territorio de África Occidental Española.
Creció "oyendo cosas de este sitio maravilloso", dibujando una atípica
posguerra de militares con sobresueldo y buscafortunas, de coexistencia
enriquecedora en aquella ciudad de la costa marroquí "con las mejores
playas que había visto en su vida", situadas frente a las islas Canarias.
Cuando estudió en la Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid (ECAM)
conoció a Pacheco y fundaron la productora Odessa Films. Con ella pensaron en
hacer una trilogía sobre la vida en las excolonias españolas, pero al llegar
allí vio que lo que había que contar era otra cosa: "una injusticia histórica
no tan conocida como la del Sahara".
En Ifni, que no es árabe, sino bereber, "a las chicas las casan con 15
años y por eso todavía quedan viudas de soldados de la Guerra Civil.
Lamentablemente, hemos llegado tarde. Lo deberíamos haber destapado hace 10 años",
reconoce Pacheco.
Efectivamente, la causa está en la cuenta atrás para caducar, pues pronto
no quedarán viudas, y los directores acusan a todos los gobiernos desde el fin
de la dictadura franquista de "escurrir el bulto".
"En los ochenta, Izquierda Unida sí que hizo una mención al problema,
pero no se hizo nada y tampoco se volvió a mencionar. Se escribió también una
carta al Rey. La causa pasaba de un ministerio a otro y se lo iban quitando de
encima", explica Pacheco.
"Las viudas de Ifni" muestra, por un lado, la exótica convivencia
de la herencia española y la realidad del Marruecos de hoy. Por otro, documenta
y filtra con poesía la miseria de sus protagonistas, que trabajan de sol a sol
para poder vender apenas unos mejillones en el mercado.
Finalmente, alaba la labor prácticamente altruista de varios abogados
canarios que trabajan para conseguir que activen esas pensiones que, en el
mejor de los casos, apenas llegan a los 200 euros y recuerda que, en el momento
de la cesión a Marruecos, España dio tres meses a los habitantes para solicitar
la nacionalidad española y solo a través de una publicación en el BOE.
"España fue cutre con la descolonización del siglo XX, la hizo con
especial dejadez. Hemos hecho una cosa muy bien: no explotábamos a la gente. Se
les hizo crecer, progresar, pero cuando la ONU empezó con el proceso de
descolonización, fuimos perezosos. Nos fuimos sin más", explica Palacio.
El 17 de febrero, ambos podrían subir al escenario del Centro de Congresos
Príncipe Felipe de Madrid a por un Goya y así avanzar un paso más hacia el
reconocimiento de su cine y de su causa.
"Marcarte un objetivo como un Goya sería ser muy pretencioso. Los
cuatro cortos que hay ahora, todos tienen posibilidades. Lo bueno es que son
muy distintos y el nuestro es el más social y el más indignante", concluye
Iborra.
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