La fórmula le permite enseñar historia contemporánea sin que el idioma ni
la diferencia de culturas se convierta en una barrera.
Ha conseguido que el instituto de Lepe en el que trabaja lo incluya en su
temario oficial.
Fermín
Cabanillas 26/11/2013
– eldiario.es
María Auxiliadora González, una profesora del instituto de enseñanza
secundaria El Sur de Lepe (Huelva) se enfrentaba todos los días al mismo
problema que muchos de sus colegas. En una localidad que es la mayor de la
provincia de Huelva y cuenta con casi un 25% de población inmigrante,
romper las barreras idiomáticas no siempre es posible, pero a Mariceli, como la
llaman compañeros y alumnos, no parece importarle esperar años para desarrollar
pacientemente la idea que había tenido.
Cierto es que una de las mayores poblaciones de inmigrantes en Lepe es
ecuatoriana (unas 1.500 personas), pero rumanos, ucranianos o marroquíes se
sientan cada día en las aulas de los nueve centros educativos del municipio, y
el idioma se convierte en un problema que no siempre se puede solventar fácilmente.
Por ello, ha creado un método que se ha mostrado eficaz para que sus
alumnos inmigrantes puedan aprender historia sin que el idioma sea un problema,
lo que ha sacado adelante con la ayuda de otros dos profesores, Elena Rodríguez
y Juan Antonio Mármol, que pusieron en marcha la iniciativa hace cinco años,
y ahora han conseguido que el centro lo incluya en su temario como asignatura
optativa a la religión, mediante un método basado en actividades prácticas de
todo tipo para enseñar historia "sin barreras idiomáticas" desde el
Paleolítico hasta la Edad Media y la Moderna.
La iniciativa, como explica la profesora, está dirigida a alumnos de
Primero y Segundo de ESO, y tiene ramificaciones a la edad contemporánea,
con el matiz de que "cuando hemos estudiado el patrimonio local, ha
servido para que los niños se sientan obligados a cuidarlo y conservarlo, tanto
el artístico como el etnológico". Aunque para todos los alumnos es
especialmente importante una actividad como esta, la profesora entiende que
para los extranjeros de habla no española es algo muy útil. En este sentido, lo
compara con la música clásica, "que todo el mundo la entiende, sin
importar el idioma".
El curso, denominado OMAH (Otra Manera de Aprender Historia) se
inicia cada año con un desayuno intercultural, en el que ya se ponen sobre la
mesa algunas de las cuestiones que interesan al alumnado, "además de que
sirve de una especie de presentación ante sus compañeros, y exponen dónde
viven, de modo que, rápidamente, identifican a los compañeros que viven cerca
de ellos".
"Les llama la atención el agua con canela de Ecuador, la ceremonia del
té en Marruecos, el arroz blanco de los chinos, y todo ello sirve para comiencen
a conocerse y a valorar parte de la cultura de sus compañeros", explica.
En la práctica, lo que se hace es que en lugar de explicar la historia y
costumbres de la provincia, se organiza una exposición de trajes típicos, o en
lugar de dar una clase teórica sobre la prehistoria, se hace que los alumnos
fabriquen "dentro de la modestia y cada uno con sus métodos",
elementos que imiten los prehistóricos lo mejor posible.
Con todo ello "se incide en que los alumnos usen las manos, que hagan
cosas prácticas", y la clase de alternativa a la religión sea una forma de
aprendizaje que no sea una mera estancia en las aulas, y de paso los chicos
extranjeros aprendan de forma práctica algunas de las costumbres y trozos de la
historia más importantes de la zona en la que viven sin que el idioma sea una
barrera.
"La idea es hacer las cosas de forma práctica, experimentando, y eso
es accesible para todos sin ningún tipo de barreras", apostilla.
Con esta idea, cada día intenta saltar un poco la barrera
que supone la Torre de Babel en que la producción fresera ha convertido al
municipio onubense, y vistos los resultados parece que es una idea que,incluso,
se podría exportar a otros colegios e institutos con las mismas características.
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