sábado, 3 de abril de 2010

Adiós a los cayucos

España recibió por mar a 126 inmigrantes entre enero y febrero de este año, un 91% menos que en 2009. La última salida desde Senegal se detectó en 2008

Los antiguos organizadores de viajes en cayuco a España desde el puerto de San Luis, la antigua capital de Senegal, han vuelto a su tradicional actividad pesquera. - F. G. A.
DANIEL AYLLÓN - MADRID - 30/03/2010 08:00

La llegada de inmigrantes en cayucos o pateras a España ha caído en los últimos meses hasta mínimos históricos. Entre enero y febrero de este año hubo sólo 126 detenciones, por 1.432 en el mismo periodo de 2009, lo que supone un 91,2% menos. Es el arranque de año con menor migración marítima desde que el Ministerio del Interior empezó a contabilizar losdesembarcos, en 1999.

Las dos principales causas del descenso son, según los expertos, la falta de trabajo en España y el aumento del control policial costero. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, insistió ya a comienzos de año en subrayar la eficacia de la vigilancia marítima. Rubalcaba explicó que si bien la crisis es el factor que ha frenado en mayor medida "la inmigración ilegal procedente de los países iberoamericanos", la caída de la llegada de embarcaciones se debe sobre todo al trabajo policial, los procesos de repatriación y "la cooperación con países de origen, como Argelia, Mauritania, Senegal o Mali". Los testimonios de los subsaharianos que tratan de llegar a Europa en la actualidad confirman la tesis del ministro: ninguno opta ya por zarpar desde Senegal.

Canarias registró el récord de llegadas en 2006, con 31.678 extranjeros

Sin cayucos desde 2008

Desde 2008, Interior no ha registrado la salida de ningún cayuco cargado de inmigrantes desde la costa senegalesa. Las coloridas embarcaciones han quedado relegadas a su función tradicional: la pesca.

Los que zarpaban desde Senegal tardaban cerca de una semana en llegar a las Islas Canarias. Y con el aumento de los controles, debían alejarse más de 50 millas de tierra para no ser detectados por la vigilancia costera, lo que provocaba numerosos naufragios.

La mayoría opta ahora por recorrer por tierra Mauritania, Mali, Marruecos o Túnez y lanzarse al mar desde la costa norte del Magreb. No obstante, las llegadas por mar a la Península y a las Iles Balears también se han reducido. En 2009 llegaron 5.039 personas, un 33% menos que en 2006 (año récord, con 7.502).

En 2006 se abrió la ruta marítima desde Senegal y se produjo la gran avalancha en Canarias. La llegada en masa de 31.678 personas sin recursos desbordó los servicios de atención. Los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE) y los de menores no acompañados de las islas estuvieron desbordados durante meses. Miles de subsaharianos esperaron allí, hacinados, la repatriación a sus países o el traslado a la Península.

El año pasado llegaron al archipiélago 2.246 inmigrantes, mientras que en los dos primeros meses de 2010 sólo ha llegado una barca con cuatro africanos. Los pocos que se aventuran ahora a viajar a Canarias lo hacen desde Mauritania.

Las salidas desde el norte de África se han reducido un 33% en tres años

Hace dos semanas se produjo una de las mayores llegadas del año al litoral andaluz y se detuvo a 56 inmigrantes en tres días. En 2006, la media era de 107 llegadas al día. En las jornadas más críticas, el desembarco de cientos de personas desbordaba a la policía, Protección Civil y Cruz Roja. El cayuco con más inmigrantes de la historia llegó al puerto de Los Cristianos (Tenerife) el 30 de septiembre de 2008: 230 inmigrantes, el equivalente a una flota de cinco autobuses.

Para vigilar la llegada de embarcaciones, España cuenta con dos dispositivos policiales: el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) y la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores (FRONTEX), financiada por la Unión Europea (UE). El primero también vigila la llegada de droga. En 2011 se extenderá el control a Pontevedra y Tarragona, para alcanzar los 20 dispositivos (seis en Andalucía, seis en Canarias y ocho en el resto de España). El FRONTEX ha duplicado recientemente su presupuesto, hasta los 24 millones de euros.

Falta de garantías

Las ONG critican que la UE esté dejando en manos de África el evitar que zarpen las barcas, a cambio de ayudas a la cooperación y sin incluir cláusulas de respeto a los derechos humanos en los acuerdos.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) publicó la semana pasada un informe sobre las solicitudes de asilo que recibieron los países desarrollados en 2009. En él, destaca un descenso del 33% de las peticiones en el sur de Europa (Italia, -42%; España, -33,5%, Grecia, -20%; y Turquía, -40%). "No tienen la oportunidad de pedir asilo en la UE porque las patrulleras los devuelven a la costa sin preguntarles si son refugiados", critican fuentes de ACNUR.


"Si lo intentase ahora, la policía me pillaría"

La pesca en Senegal cobija a los antiguos organizadores de viajes a España

Necta compró documentación de Mali a un policía. - F. G. A.
FERNANDO GARCÍA ARÉVALO - SAN LUIS (SENEGAL) - 30/03/2010 08:00

"¿Crisis en Europa? Para crisis la que tiene África. No sé cómo están las cosas en España, pero seguro que mejor que aquí. Mira la bandera que llevamos en la proa del cayuco. La vemos todos los días y soñamos con España". Abdoulaye Ndiaye señala una tela amarilla y roja y habla a gritos mientras va y viene lo más aprisa que puede por el puerto de San Luis (Senegal). Sobre su cabeza, portea pesadas cajas con pescado recién capturado. No puede parar. Por cada una que lleva del cayuco al camión frigorífico le pagan 150 Francos CFA (unos 30 céntimos de euro). Casi hay más porteadores que cajas. Demasiada competencia. En un día bueno, puede ganar diez euros.

Casado y con cuatro hijos, Abdoulaye es uno de los cientos de repatriados por España que trabaja en este puerto intentando salir adelante. "Nos cogió la policía española a los ocho días de estar en el mar y nos llevó a Tenerife, creo. Luego, en avión hasta aquí. Salí en 2008, desde un poco más al sur, de la lengua de Barbaríe". Se ríe al ser preguntado por un posible nuevo intento. "¡No! Ahora no puedo, si lo intentase, me pillaría la policía en el mar nada más salir. Además, ninguno tenemos dinero para intentarlo otra vez. Trabajamos muchos años y muy duro para ahorrar los 400.000 CFA (600 euros) que cuesta un pasaje. Hay que esperar".

Ya nadie se arriesga a pagar los 11.000 euros que cuesta un cayuco de 20 metros

Unos 120 kilómetros al norte, en Rosso Senegal, junto a la frontera con Mauritania, el rapero senegalés Necta Ba posa con el documento de identidad maliense que ha comprado en el mercado negro: "Que no se me vea bien la cara, por favor". Ha pagado 20.000 CFA [31 euros] a un policía mauritano en la frontera de Rosso Mauritania. "Cerramos el trato anoche en uno de los tangana (restaurante callejero) aquí, en Rosso Senegal. Este es un sitio de paso y hay mucha corrupción. Yo soy del sur, de Tambacounda, y no conozco cómo funcionan las cosas por aquí. Cuando llegué me dijeron que siendo senegalés lo mejor para cruzar Mauritania sin problemas era hacerme pasar por maliense", explica.

Necta habla castellano porque ha trabajado varios años con españoles. "Mi sueño es España. Me gustan los españoles, me gustan los toubabs (blancos, en wolof, la lengua principal de Senegal). No tengo familia y quiero otro tipo de vida. La ruta por mar está muy vigilada. Si no puedo salir en cayuco desde Mauritania, intentaré llegar a la costa marroquí frente a Europa. Me verás rapeando en España", dice.

La ruta a la que se refiere el rapero parte del sur del África subsahariana hasta Mali o Níger. Desde ahí, cruza el Sáhara y llega a Libia, Argelia o Túnez. Esta vía ha ganado peso en los últimos años tras el cierre de la ruta marítima a Canarias.

La nueva ruta parte del sur del África subsahariana y llega a Libia y Argelia

En Kafountine, al sur de Senegal y muy cerca de la frontera con Gambia, se construyen algunos de los cayucos que se utilizarán para la pesca de altura. En un bosque, junto a la playa, uno de los constructores, Pape Baye, se lamenta de la bajada del negocio.

"Ahora sigo trabajando, pero menos. Muchos de los cayucos grandes se perdieron en los viajes y hay que construir nuevos. Ahora nadie quiere arriesgar, la pesca cada día está peor y los empresarios no quieren gastar los 7.000.000 CFA [11.000 euros] que cuesta la construcción de uno de 20 metros, que es el modelo que suele utilizarse con los clandestinos", detalla.

Pape dice que hubo un tiempo en el que no daban abasto construyendo cayucos grandes. "Sabíamos para lo que eran, pero... ¿por qué meternos en problemas?. No hacíamos nada ilegal, los construíamos y ganábamos mucho dinero".

Grandes fortunas

Yata Sou es uno de los grandes organizadores de Kafountine. Dueño de una pequeña flota pesquera, ahora es una de las personas más ricas del pueblo. Todos lo conocen y saben de sus negocios. "De aquí ha sacado a mucha gente. Los chicos querían irse y él lo organizaba todo, pero se ha hecho rico gracias a los más pobres. Me da asco. Es la escoria de África. ¿Dónde está la policía?", dice, irritado, un joven rastafari.

En Pikin Quest, un superpoblado suburbio de Dakar, el reclutador Ndioguou explica cómo estaba formada una organización que sacaba del país a la gente en cayucos: "No somos mafiosos. La gente quiere irse y alguien tiene que hacer el trabajo sucio. Yo conozco al dueño del cayuco y al que organiza la salida. Él confía en mí y yo en él". Mientras hace pesas, explica: "Tengo que mantenerme en forma. Intento ganarme la vida de guardaespaldas y como portero de discotecas en Dakar. Ahora nadie se arriesga en los cayucos Antes, por cada persona que presentaba al organizador, si cerraban el trato, yo me llevaba un 10%. Pero eso se ha acabado. De momento".

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