El Arxiu Fotogràfic expone 144 fotografías inéditas de la
postguerra
JOSÉ ÁNGEL
MONTAÑÉS Barcelona 28 ABR 2013 -
21:48 CET
Presos do cárcere Modelo, asistindo a unha misa en setembro de 1941
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Si no existieran las fotografías sería difícil creer que esa época existió.
La entrada de las tropas del general Franco en Barcelona el 26 de enero de 1939
puso fin a la Guerra Civil en la ciudad y dio comienzo a una nueva realidad en
la que la apisonadora del nuevo régimen imponía su forma de entender la vida.
El Arxiu Fotográfic de Barcelona expone Barcelona en postguerra, 1939-1945. Una
crónica fotográfica; 144 imágenes de los primeros años de dictadura en la
ciudad que podrá verse hasta el 28 de septiembre. Son las fotografías que
encargaron los dirigentes del régimen para ilustrar la “Nueva España” y, por lo
tanto, muestran la imagen que querían dar a conocer, ocupando el espacio
público e imponiendo a la población todo un calendario de efemérides bélicas.
La mayoría son desfiles, festivales folclóricos o misas multitudinarias en
plazas y calles, con cruces colosales, en los que no había rastro del reciente
pasado republicano. Y mucho menos de los efectos de la guerra que se acababa de
vivir: ni miseria, ni colas de racionamiento, ni edificios destrozados por los
bombardeos.
Las imágenes son en su mayoría desconocidas, sino inéditas, y muestran un
mundo en blanco y negro de exaltación y propaganda que casi intimidan.
Organizada por la Fundacio Pi i Sunyer, sus comisarias son Mireia Capdevila y
Eulàlia Pérez, que han revisado el rico fondo del Archiu Fotográfic. “Nuestra
intención era dar a conocer esta Barcelona desconocida por la mayor parte de
los barceloneses. Son las fotografías oficiales de la Barcelona franquista del
ayuntamiento dirigido por Miquel Mateu i Pla”, explica la experta. Por eso
llevan la firma Pérez de Rozas, del fotógrafo que trabajó durante esos años
para el Ayuntamiento de la ciudad. “Solo hemos localizado una imagen en la que
unas mujeres piden limosna a una señoras con mantilla negra a la salida de un
templo, seguramente esta foto se les coló”, comenta la comisaria. Esa imagen
es, precisamente, la que anuncia la muestra.
Apartado especial tiene la visita de Franco a Barcelona en enero de 1942
para celebrar los tres años de la victoria. Siete imágenes permiten reconstruir
su agenda en la ciudad: desfile en Via Laietana, actos religiosos en la
basílica de la Mercè, o sociales como la cena de gala en el Saló de Cent del
Ayuntamiento que decoró su fachada con unos enormes yugos y flechas iluminados.
La cena acabó con un exhibición folklórica en la que no faltaron sardanas ni
gegants. Como ahora, pero a lo franquista.
El rostro de la mayoría de personas fotografiadas resultan fríos y poco
expresivos. Sólo muestran una amplia sonrisa los prisioneros alemanes y
británicos que fueron intercambiados en el puerto de Barcelona en mayo de 1944
y que el régimen se encargó de recoger y publicitar en varias publicaciones
oficiales.
“Siempre se ha hablado de la neutralidad durante la segunda guerra mundial
de España, pero viendo el interés por las tropas alemanas e italianas y el
desinterés por las británicas, se nota de qué lado se estaba”, comenta
Capdevila. No cabe duda del interés por lo alemán de los primeros años del
franquismo. Por ejemplo, imágenes del Coliseum con varias esvásticas, que
resultan pequeñas comparadas con las que acompañaban a un enorme retrato de
Hitler en el colegio alemán de Barcelona.
“Entre 1939 y 1942 Barcelona fue el escaparate de los actos culturales y
propagandísticos de la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini, que duró
hasta el fin de la guerra y la victoria aliada que acabó con una mayor
presencia británica y norteamericana en la ciudad”, subraya. No es de extrañar
en ese contexto la visita del jefe de la Gestapo y la SS Heinrich Himmler a la
ciudad en octubre de 1940 al que se le ve presidiendo un desfile en el Poble
Espanyol en su honor o asomado a uno de los balcones del hotel Ritz. “Lo mejor
de las imágenes es que son lugares que el barcelonés de ahora puede identificar
porque son sus escenarios cotidianos, como la plaza Sant Jaume, la plaça de la
Catedral, el paseo de Gràcia o el Arc del Triomf”, apostilla.
Capdevila asegura que pese a los años transcurridos, esta época tiene
muchos huecos historiográficos. “Íbamos un poco a ciegas, porque faltan muchos
estudios”, comenta. La exposición es la primera de cinco que se podrán ver en
los próximos meses y en las que se analizarán diferentes aspectos de la Barcelona
franquista, a partir de la documentación conservada en diferentes archivos de
la ciudad y fruto de tres años de investigación.
La última, coincidiendo con el 75 aniversario de la
entrada de las tropas en Barcelona, se podrá ver en el castillo de Montjuïc, en
enero de 2014, en el que se analizará como a diferencia de lo que el régimen
aseguró que la ciudad fue liberada con la entrada de las tropas, en realidad
fue ocupada, como lo fue la de Praga en marzo de aquel mismo año por el nazismo
o París en 1940.
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