A la vista de cómo las autoridades de la República Islámica tratan a las
iraníes, no me sorprende que haya quien piense que ser mujer es un castigo. Al
menos en Irán (aunque lo mismo podría decirse de algunos de sus vecinos). Tal
debe de ser el caso de un juez de Marivan, en el Kurdistán iraní, quien el pasado
15 de abril decidió castigar a un supuesto delincuente con un paseíllo por el
centro de la ciudad… vestido de mujer. Semejante despropósito ha desatado una
campaña en Facebook en la que hombres kurdos se están fotografiando vestidos de
mujer, además de protestas de feministas, e incluso una carta de varios
diputados a los ministros de Interior y de Justicia.
“Ser una mujer no es algo para castigar o humillar a nadie”, asegura la página creada bajo el título
Hombres Kurdos por la Igualdad. Allí puede verse a jóvenes, y menos
jóvenes, vestidos casi todos con trajes tradicionales kurdos de mujer, en
expresión de solidaridad.
Es una reacción muy parecida a la que se produjo en diciembre de 2009
cuando tras la detención del líder estudiantil Majid Tavakoli. Entonces las
autoridades iraníes difundieron una imagen suya con pañuelo y batón (como la
ley iraní obliga a que vistan las mujeres en público) y dijeron que había
intentado escapar de la universidad vestido de mujer. En realidad, intentaban
humillarle (más tarde se supo de que le obligaron a cubrirse para la foto),
pero les salió el tiro por la culata. Cientos de hombres se fotografiaron con
la cabeza cubierta, a menudo con pañuelos verdes (el color de los reformistas),
como respaldo a Tavakoli.
“Para mostrar mi solidaridad y apoyo a las mujeres y los sufrimientos que a
lo largo de la historia les han causado los hombres. Como recientemente hemos
sufrido la orden de un juez estúpido que para castigar a un hombre le ha
obligado a ponerse ropa de mujer, [considero que] es una de esas ocasiones en
que debemos unirnos y condenar esa estupidez, y la brutalidad y falta de
humanidad hacia las mujeres, [que son] la mitad de la sociedad así como al
menos la mitad de los seres humanos sobre la tierra. Mi apoyo a las mujeres es
lo menos que puedo hacer por ellas”, escribe Namo Kurdistani en el muro Hombres
Kurdos por la Igualdad.
No hay imágenes del atropello, pero la noticia de que T. Daabaashi, vestido
de rojo y con un pañuelo en la cabeza, fue obligado a recorrer varias calles
escoltado por agentes de policía, causó indignación en Marivan. Apenas 24 horas
después un grupo de activistas kurdas organizaron una manifestación para
protestar por el insulto. Para ellas, y los hombres que las apoyaron, el
heterodoxo castigo es más humillante para las mujeres que para los condenados.
“La Asociación de Mujeres de Marivan condena esa acción y la considera un
insulto a las mujeres”, escribió ese grupo en su
página de Facebook donde dejó constancia del incidente y de la
protesta que organizaron.
La mayoría acudieron a la manifestación vestidas con el típico traje rojo
kurdo para denunciar el disfraz que se obligó a llevar a Daabaashi. Los
responsables locales, sin embargo, no simpatizaron con su queja y enseguida
enviaron a los antidisturbios a reprimir la protesta, para lo que emplearon
porras y gases lacrimógenos, según ha informado la Campaña
Internacional por los Derechos Humanos en Irán. Una mujer
resultó con una pierna rota y varias con contusiones en la cabeza. También
llevaron a cabo varias detenciones.
Pero a pesar de la represión, varios diputados kurdos del Parlamento
nacional se hicieron eco del malestar. Al parecer, han enviado una carta a los
ministros del Interior y de Justicia en la que piden que se sancione al
responsable de la provocación. En ella argumentan que el proceder atenta
“contra la dignidad islámica y es una humillación para el carácter y la
vestimenta de las mujeres musulmanas”.
“Vestir a los convictos como mujeres no está en las leyes de la República
Islámica”, asegura Mohammad Mostafaei, abogado y activista de los derechos
humanos. Mostafaei, que tuvo que exiliarse a raíz de su defensa de Sakineh
Ashtianí (una mujer condenada a la lapidación), insiste en que “el poder
judicial de Irán no tiene derecho a ordenar un castigo semejante, que va en
contra de la dignidad humano”.
De momento, la policía ha tomado nota. La prensa iraní
daba cuenta ayer de una instrucción del jefe de ese cuerpo, el general Ismail
Ahmadi-Moghadam, en la que dice a sus oficiales que no utilicen medidas
"desagradables" para castigar a los convictos, en aparente referencia
al caso del joven exhibido con ropa de mujer. En alguna campaña de moralidad
pública, también se ha paseado a los supuestos delicuentes con orejas de burro
o letreros sobre el motivo de su detención.
Ningún comentario:
Publicar un comentario