ISRAEL VIANA ABC, 16-12-09
«Ayer se celebró en la España nacional el primer sorteo de la tradicional Lotería de Navidad», titulaba la edición franquista de ABC, en Sevilla, el 23 de diciembre de 1938. «Lotería Nacional», destacaba la edición de Madrid –«el diario al servicio de la democracia»–, en una pequeña reseña, de tan sólo dos párrafos, donde daba cuenta de los números premiados en el sorteo del «gordo». Y es que, al iniciarse la Guerra Civil, España no sólo se dividió en dos bandos irreconciliables, con dos cabeceras de ABC distintas, sino que, además, cada uno de ellos decidió celebrar su propio sorteo de Lotería.
En efecto, en 1935, más de un siglo después de su creación, las ventas de lotería suponían un 1,1% del Producto Interior Bruto (PIB) de España, lo que equivalía a un 3% de los ingresos totales del Estado, y de ello, fueron conscientes ambos bandos. «El último precepto (sobre lotería) fue la Real Orden de 24 de junio de 1904, y sin otros retoques fundamentales para los sorteos continuó hasta el advenimiento del glorioso Movimiento que está salvando la Patria, devolviéndola la grandeza y esplendor que hace siglos tuviera», podía leerse en la edición sevillana.
Las tropas franquistas, que iban conquistando el país desde el sur, justificaban así el beneficio que supondría para la causa dicho beneficio, desperdiciado hasta ese momento por la II República: «Este ingreso del Estado se presupuestó para el año 1931, como ingreso total del año, en 425.667.498 pesetas, pero en aquel desdichado abril se proclamó la cochambrosa República, y la recaudación cayó de modo alarmante. ¡Y eso de que hubo la suerte de que el premio gordo de los quince millones en el sorteo navideño tocase al propio Estado!».
Desde entonces, los sorteos ordinarios se fueron celebrando en diversas capitales: Madrid, Valencia y Barcelona, dentro de la zona republicana, y Sevilla y Burgos, en la zona nacional. Sin embargo, en aquellos tres traumáticos años de conflicto, el único en el que se produjeron dos sorteos de Navidad distintos fue 1938: uno en Burgos (en el bando nacional) y otro en Barcelona (en el republicano).
Esto se debió a que la historia de la Lotería Nacional en el bando franquista fue más caótica. No fue hasta el 13 de diciembre de 1937 cuando se restableció oficialmente, un retraso causado por el «ansia de allegar recursos para las necesidades primeras de la guerra». El primer sorteo, sin embargo, no se celebró hasta el 1 de abril de 1938 en Burgos, siendo el del 22 de diciembre de ese años el único «gordo» que se repartió en el zona franquista.
La guerra lo había trastornado todo, «y una de las cosas que quedaron de momento sin rescato en la zona roja –añadía el ABC de Sevilla sobre el bando republicano– fue la Lotería. Pero esta fuente de ingresos resultó en las manos de los asesinos y ladrones un arma descargada. ¿Quién iba a gastar un sólo céntimo en probar fortuna? La fortuna de todos los españoles de aquella zona era vivir, era no caer en manos de los forajidos».
Antes de la guerra, la Lotería había funcionado en Madrid normalmente, hasta que, a principios de noviembre de 1936, se temió que la capital cayera en manos del conquistador, por lo que el Gobierno de la República trasladó el sorteo y a todo su personal a Valencia. Para el sorteo de Navidad del 22 de diciembre de ese mismo año, se confeccionó un dosel con una enseña roja, flanqueada por la bandera republicana y valenciana.
En diciembre de 1937, el sorteo se trasladó a Barcelona, con el avance del ejército de Franco. El último sorteo de la Lotería Nacional en la ciudad condal se celebró el 21 de enero de 1939, sólo cinco días antes de la entrada de las tropas de Franco. Su lista de premios no llegó a publicarse.
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