En el campo de concentración vivieron en unas condiciones extremas e inhumanas entre 1939 y 1941
JOSÉ OLIVA (EFE) - Barcelona - 03/12/2009 14:39
Unos 100.000 republicanos españoles exiliados que huían del franquismo pasaron entre 1939 y 1941 por el campo de concentración de Argelès, donde vivieron en unas condicones extremas e inhumanas, según recoge Félix Solé en el filme Campo de Argelés.
Producido por TV3, Utòpic y Kalimago Films, esta película, primer filme documental que evoca la historia de este campo de concentración del sur de Francia, se estrenará el próximo 10 de diciembre en TV3, aunque ya se ha exhibido en la propia población de Argelès-sur-Mer y en las localidades galas de Pau y Montpellier.
Con el testimonio de supervivientes que sufrieron el campo y con recreaciones de ficción para evocar las situaciones que no muestran las imágenes de archivo, el documental narra la vida diaria de los refugiados hasta que fueron finalmente enviados a otros campos en septiembre de 1941, cuando Argelès fue clausurado.
Construcción física del campo
En la primera parte del documental se explica cómo es el exilio, la construcción física del campo, que ocupaba una superficie de unas cincuenta hectáreas y comenzó el 1 de febrero de 1939, realizada por los primeros republicanos que cruzaron la frontera porque tenían pasaporte en regla.
Cuando Francia abrió la frontera por razones humanitarias, la riada de gente que dejó atrás la Guerra Civil española no podía imaginar que aún le esperaban treinta kilómetros a pie hasta llegar a la playa de Argelès.
"Los primeros cinco días no nos dieron ni comida, ni agua", según el testimonio de un antiguo combatiente recogido en el filme.
Unidos y solidarios
Una nueva investigación histórica sobre este "campo de concentración que no penitenciario", tal y como lo denominó el Ministro del Interior francés, Albert Sarraut, al ordenar la construcción del campo de Argelès, prueba que contra los horrores del campo los republicanos actuaron unidos y solidarios.
"Cuando los hombres eran obligados a trabajar fuera del campo, las mujeres se alzaban para defender a los brigadistas internacionales deportados a África; y el castigo era siempre el mismo: se les rapaba el pelo y se les encerraba en el campo de castigo durante meses, un lugar denominado Hipódromo", explican varios testimonios.
Con el gesto del puño en alto repetido diariamente, los refugiados republicanos respondían a los maltratos y a las duras condiciones de vida en el campo.
Su hijo muerto entre los brazos
Una superviviente comenta la dura imagen de una madre que tiene entre sus brazos a su hijo muerto, pero que, sin aceptar la pérdida, repite una y otra vez que su bebé está dormido.
La disentería, la neumonía, la tuberculosis y la pulmonía eran las enfermedades más comunes en el campo, las enfermedades que más muertes se cobran, muchas de las cuales ni siquiera se registraban ni contabilizaban.
En la improvisada enfermería, un médico español atendía como podía a los enfermos con aspirinas y caldo de pollo como únicos medicamentos.
Imágenes clandestinas
Campo de Argelès recoge, asimismo, las imágenes que Jean-Paul Le Chanois filmó en 1939 en el interior del campo de manera clandestina con ayuda de una mujer que ocultó la cámara en su cesta de la compra.
Cuando Le Chanois salió, montó la película pero las autoridades embargaron los materiales de rodaje y el montaje final, su exhibición fue prohibida y el negativo, destruido. Sólo la actuación de antiguos brigadistas permitió salvar una copia destinada a Estados Unidos titulada A people is waiting.
A pesar de la respuesta vejatoria que el gobierno francés dio a los refugiados, entre los que había una mayoría de catalanes, exiliados del resto de España y brigadistas, algunos de ellos alemanes y austríacos, el documental hace justicia también con los actos y gestos de solidaridad protagonizados por los habitantes del sudeste francés.
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