El historiador publica un libro que contiene bastante revelaciones sobre
las causas y el contexto del golpe que provocó la guerra civil.
Los monárquicos y la Italia fascista apoyaban el levantamiento desde antes
de que se produjese.
Así, queda en entredicho la versión de que Mussolini entró en la guerra
porque Franco se lo pidió.
Viñas critica en su obra la "interpretación abusiva" que han
hecho algunos hispanistas sobre este asunto.
20minutos.es EFE. 26.05.2013 - 14:51h
El historiador Ángel Viñas ha hallado varios contratos con una
empresa italiana para el suministro de 40
aviones y armamento, firmados días antes del golpe de Estado del 18 de julio
de 1936, que demostrarían, afirma, la vinculación de los monárquicos con el
levantamiento armado de los militares, y que desencadenó la guerra
civil española.
Las investigaciones, recogidas en el libro colectivo Los mitos del
18 de julio (Crítica), coordinado por Francisco Sánchez Pérez, demuestran,
asegura Viñas en una entrevista, que "sin la trama civil el golpe habría
sido un desastre" y desmiente la creencia que hasta ahora sostenía la
historiografía de que Italia interviene después del golpe porque Franco
se lo pide a Mussolini.
Viñas ha localizado cuatro contratos en la madrileña calle de
Alcalá, en el archivo de la Fundación Universitaria Española, que
custodia los papeles personales de Pedro Sainz Rodríguez, que fuera impulsor
del Bloque Nacional con Víctor Pradera y José Calvo Sotelo, que en el golpe actuó
de enlace con el general José Sanjurjo, y que ya en Estoril se convirtió en
asesor de Don Juan de Borbón.
El propio coordinador de la obra señala que "las pesquisas de Viñas
han descubierto la existencia de, al menos cuatro contratos, redactados en italiano,
y firmados por Pedro Sainz Rodríguez en Roma el 1 de julio, documentos
inéditos quizá negligentemente olvidados o convenientemente evitados que ahora
se publican por primera vez".
Aquellos contratos firmados por los monárquicos suponían la entrega de
40 aviones, miles de bombas, gasolina etilada, ametralladoras y proyectiles,
datos que confirman que "la intención era llevar a cabo una guerra,
teóricamente breve" y "desmienten que se buscase un golpe blando,
sino que se piensa en una violencia extrema y para eso se necesita una
superioridad aérea básica", señala Viñas.
Finalmente, la guerra no durará unos pocos meses, "básicamente, porque
interviene la Unión Soviética con tanques y aviones", explica Viñas.
El 16 de febrero de 1936, el mismo Franco ya sugiere anular el resultado
de las elecciones, incluso antes de celebrar el recuento de los votos:
"Eso habría sido un golpe blando, más europeo".
El levantamiento militar no fue una "cruzada"
Uno de los mitos que los vencedores instalaron fue que el golpe era una
necesidad ante el gobierno del Frente Popular, "un mito falso",
comenta Viñas, pues inicialmente el gobierno es republicano y "el Frente
Popular no formará parte del gobierno hasta el 4 de septiembre de 1936, ya en
plena guerra".
Los mitos del 18 de julio desmiente
también el carácter de Cruzada católica del levantamiento armado y, como
recuerda Sánchez, "el general Mola habla en las directivas del golpe de
separación de Iglesia y Estado; por tanto, no perseguían un Estado confesional,
y el argumento de la defensa de la religión no aparece hasta unos meses
después, cuando algunos obispos hablan en agosto de Cruzada y el régimen no
hace suyo este argumento hasta septiembre".
Y ni siquiera se podría hablar de una reacción a la posibilidad de una España
rota debido al nacionalismo: "En la época de la República no había
movimientos secesionistas y el 'separatismo' de aquellos años aspiraba a un
Estado de autonomías muy limitado"; ni tampoco a una revolución comunista
en marcha, pues "en España eran minoría y desde 1935 habían girado hacia
la República".
Tanto Viñas como Sánchez critican la "interpretación abusiva"
que han hecho hispanistas como Stanley Payne, Bartolomé Benassar o Antony
Beavor, que "se equivocaron al utilizar como fuentes la prensa o las memorias".
El volumen coordinado por Sánchez revela la existencia de una importante
"trama civil" en el golpe, que, según Viñas, tuvo como función
"imbuir a la opinión pública de que España iba a la bancarrota, que sería
una provincia de Rusia; difundir una ideología contrarrevolucionaria y buscar
la ayuda extranjera, conseguida en la Italia de Mussolini y con la
neutralización del Reino Unido, que decidió no intervenir".
En respuesta a los historiadores católicos que hablan de la existencia, ya
en la República, de una persecución religiosa, Sánchez y Viñas reconocen
que "pudo haber iconoclastia, ataque a los templos y los símbolos, pero no
se pueden buscar precedentes en el período republicano de la caza al cura
que se produce en la guerra".
De hecho, apunta Sánchez, "se mataron más empresarios y
propietarios entre 1917 y 1923 que en la primavera de 1936, período en el
que de 200 asesinatos investigados, el 60% son obra de las fuerzas de orden
público o de pistoleros de derechas. Había violencia, pero se debe mirar
quiénes eran las víctimas, y entre ellas no había religiosos".
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