Un coleccionista de Málaga atesora un conjunto de
imágenes que muestran la España del XIX
Juan Antonio Fernández Rivero difunde la obra de los
pioneros de este arte a través de su blog
FOTOGALERÍA Una muestra de la colecciónBoyeros en Málaga (1880) |
Una mujer mira a la cámara con timidez mientras oculta su rostro tras un
abanico. A un paso, un galán se toca el sombrero mientras parece dedicarle un
requiebro. Sabemos que la escena ocurrió en una calle de Córdoba en los años
setenta del siglo XIX y que el francés Jean Laurent (1816-1886), el fotógrafo
más emblemático de la España decimonónica, tomó aquella escena. Esta imagen es
una de las 42.000 fotos antiguas que atesora el malagueño Juan Antonio Fernández Rivero.
Apasionado del coleccionismo desde niño, pasó de los sellos a las postales
antiguas, después fue fotógrafo aficionado hasta que la lectura de La
historia de la fotografía en España, desde sus orígenes hasta 1900, del
hispanista estadounidense Lee Fontanella, le impelió a recopilar más y más
instantáneas.
Fernández Rivero (Málaga, 1956), economista de formación, lleva un cuarto
de siglo adquiriendo fotografías. Primero empezó con las que habían tenido como
objetivo su ciudad, Málaga —hoy constituyen la cuarta parte de la colección—,
después amplió el foco a Andalucía y resto de España. Su
"especialidad", dice, es el siglo XIX (en los años cuarenta de esa
centuria llegó la revolucionaria manera de fijar la realidad). "Las fotos
de entonces son comerciales y documentales, a diferencia de lo que ocurrió a
finales del XIX, cuando los fotógrafos empezaron a crear arte", explica
sentado frente a un espeto de sabrosas sardinas en un chiringuito en la playa
en Málaga.
Este autor de una decena de libros sobre fotografía añade que las que se
tomaron en el XIX en España fueron sobre todo de ciudades andaluzas (Granada,
Sevilla, Córdoba...) "por el mito romántico de lo árabe que buscaban los
viajeros". "El Patio de los Leones de la Alhambra fue uno de los
motivos más retratados en todo el mundo en esa época, junto a las cataratas del
Niágara y París", la ciudad donde se había presentado el invento de la
fotografía el 15 de junio de 1839 en el mismo Parlamento. Madrid y sus
alrededores, Toledo y Barcelona fueron los otros espacios españoles más
buscados por los primeros fotógrafos.
Fernández es también "un investigador" que desde su web —con unas
10.000 obras ya digitalizadas— y su blog difunde la obra de los pioneros
mientras no ceja en su labor de coleccionista: "Continuamente estoy
adquiriendo piezas, siempre originales, no hace falta ser millonario, esto no
es como la pintura". Fernández ha reunido a las afueras de Málaga su
catálogo con la ayuda de su esposa, Teresa: pujas en subastas de Londres, París
y Nueva York, compras a marchantes, anticuarios y particulares, "muchas en
Estados Unidos", y visitas a ferias como la que se celebra anualmente a
finales de mayo en Bièvres, alrededores de París.
De la colección, 18.000 son fotos del XIX y 10.000 son tarjetas postales de
las primeras décadas del XX. "También tengo unas 9.000 fotografías
estereoscópicas" (compuestas por dos imágenes unidas, tomadas desde
distintos ángulos, que al contemplarse con un visor se convierten en una sola,
tridimensional y con sensación de profundidad. "Fue un invento con poco
éxito porque en seguida llegó la propia fotografía". Además, unas 2.500 cartes
de visite, pequeños retratos que los burgueses entregaban a familiares y
amigos para los álbumes y que se pusieron de moda sobre 1860.
Daguerrotipos y calotipos
El catálogo lo completan un centenar de daguerrotipos (el primer
procedimiento fotográfico) y ambrotipos (negativos de cristal sobre fondo
negro); fotos iluminadas (pintadas), álbumes victorianos de viajeros del XIX,
con las fotos que compraban para mostrar a sus amistades y libros ilustrados.
Una colección que el fotohistoriador Publio López Mondéjar valora por sus
piezas del siglo XIX, lo que la sitúa "entre las ocho o diez mejores de
fotografía privada en España".
A Fernández le cuesta escoger las joyas de su tesoro. Se inclina por el
álbum del capitán Pilkington: "Lo compré en Christie’s en 1998 y tenía 30
fotografías de Charles Clifford", el otro extranjero —junto a Laurent— que
fotografió España en el reinado de Isabel II. "Es un álbum de 55 x 75 centímetros,
de la década de 1850, con encuadernación repujada en oro. Contiene las imágenes
que este militar inglés, culto, aficionado a la fotografía y destinado en
Gibraltar compraba de los sitios que veía; también pegó acuarelas, dibujos,
litografías... 241 piezas en total". También destaca la colección taurina
del francés Luis Leon Masson, que forman parte de un álbum que perteneció al
duque de Montpensier, cuñado de Isabel II. Si tiene que quedarse con piezas
sueltas, elige una antigua, el Retrato de James Linton,
pescador en New Haven, un calotipo (negativo directo sobre
papel) de 1845, obra de los escoceses Hill y Adamson; y otro calotipo, del
irlandés E.K. Tenison, un romántico que recorrió los polvorientos caminos de la
Península y que hizo 40 fotos entre 1852 y 1854.
"Yo no he tratado de acumular porque sí. El
coleccionismo debe tener un sentido, un valor documental y criterio histórico.
Recopilo pensando en que esto tenga algún día una función museística", un
deseo que no ha encontrado eco en su ciudad, aunque en ocasiones ha prestado
fotos a instituciones para exposiciones. "Me gustaría que la colección no
se eche a perder", lamenta mientras mira al horizonte, al monte de
Gibralfaro: "Es la obra de mi vida".
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