En 1948, unos 750.000 palestinos fueron expulsados por las milicias judías.
A día de hoy, el número de refugiados asciende a 7,7 millones mientras la
comunidad internacional se resiste a mediar en el conflicto
EUGENIO GARCÍA GASCÓN Corresponsal en Jerusalén 15/05/2013 publico.es
Umm Nabil
Kurd es una mujer de 85 años. En 1948 vivía en Haifa, al norte de Palestina.
Durante la guerra que condujo al establecimiento de Israel, las milicias
judías la expulsaron de la ciudad junto con toda su familia. Marcharon al
exilio y se establecieron temporalmente en Ammán, la capital de Jordania, luego
en Jericó y finalmente en Jerusalén oriental. Era 1956 y la mayor parte de
Jerusalén todavía pertenecía a Jordania, pero esto no duró mucho tiempo. En
1967, Israel invadió Cisjordania, incluida Jerusalén oriental. A diferencia de
lo ocurrido en Haifa en 1948, esta vez la familia permaneció en Jerusalén.
Umm Nabil ha
vivido permanentemente en el barrio de Sheij Yarrah desde 1956, a 200
metros del hotel American Colony, junto con varios de sus hijos, en una casa
baja que le reclaman los colonos judíos, cada vez más activos en el barrio. A
menudo, grupos de colonos adolescentes se presentan en el domicilio de
Umm Nabil. Van a amedrentarlos, a insultarlos y a amenazarlos, así como a
vocear consignas contra los palestinos. Recientemente, amenazaron a uno
de sus hijos cuando éste regresaba del trabajo. El hijo apartó a un joven con
la mano y la policía lo detuvo. Resultó acusado de torturar al colono, dice Umm
Nabil.
La casa se
edificó en una zona que el Gobierno jordano dio a la familia Kurd. En el barrio
hay varias familias en la misma situación. Sin ir más lejos, un hijo de Umm
Nabil que vivía a solo unos metros de distancia fue expulsado recientemente de
la vivienda, después de que un juez israelí dictaminara que el terreno
pertenecía a propietarios judíos antes de 1948. El hijo fue a Turquía a buscar
documentos en los archivos de la época otomana y efectivamente halló los
títulos originales que probaban que sus propietarios no eran judíos. El
juez israelí reconoció su autenticidad, pero esto no le impidió dictaminar que
los documentos se habían presentado fuera de plazo, así que de todas formas
ordenó la expulsión del hijo y su familia.
Sobre Umm
Nabil también pesa desde hace un año una orden de expulsión que ha
conseguido aplazar por medio de pleitos, pero sabe que en cualquier momento la pondrán
de patitas en la calle con toda su familia. Su hijo Nabil pide ayuda
desesperadamente puesto que sabe que el proceso contra ellos es imparable.
“Hubo limpieza étnica en 1948 y la historia se repite hoy sin que la
comunidad internacional haga nada”, se lamenta Nabil.
El ciudadano
israelí judío no quiere saber nada de lo que ocurre más allá de la línea verde.
Sólo grupos muy pequeños denuncian la continuidad de la Nakba que hoy
recuerda su 65 aniversario y que se manifiesta de mil maneras distintas por
medio del expolio de los palestinos, un expolio permanente que prácticamente no
interesa a nadie.
En 1948,
unos 750.000 palestinos fueron expulsados o huyeron de sus casas a causa del
terror que sembraron las milicias judías. A día de hoy, se estima que hay unos 7,7
millones de refugiados palestinos, aunque muchos de ellos no están
registrados en los organismos de las Naciones Unidas.
La población
palestina que vive en los territorios ocupados por Israel apenas
representa el 26,5% del conjunto de la población palestina, poco más de
una cuarta parte, es decir algo menos de los palestinos que se refugiaron en
Jordania, el país que acoge al mayor número de refugiados. Generaciones de
palestinos se amontonan en decenas de campos de refugiados de Oriente Próximo
sin ninguna esperanza y en muchos casos sobreviven gracias a la ayuda de las
Naciones Unidas. Parece que la comunidad internacional, que no mueve ni
un dedo para resolver el conflicto de acuerdo con la legislación aprobada en
distintos organismos, se contenta con alimentar a los refugiados, como
si de esta manera resolviera un incómodo problema de conciencia.
Detenida por
hacer una foto
En muchos
casos las viviendas palestinas siguen en pie, incluso en Jerusalén occidental,
en poder de Israel desde 1948. Huda al Iman, de la universidad Al Quds, ha
visto con frecuencia la casa de su padre, ya difunto, una vivienda imponente
que está en el barrio de Baqa. El año pasado pasó por delante de la casa
y la fotografió. La policía israelí la detuvo y le prohibió acercarse a la
zona. En 1997 la casa, que se la había quedado el estado israelí, se vendió a
una inmobiliaria que a su vez la vendió a un israelí judío por 3,4 millones de
dólares.
El Gobierno
de Israel se niega a discutir acerca de las propiedades palestinas
expoliadas por el estado judío en 1948. Un detallado estudio de la agencia
UNCCP de las Naciones Unidas determinó en 1964 que en 1948 los árabes eran
propietarios de 7.482.000 dunam (un dunam son 1.000 metros cuadrados) de
Palestina, mientras que los judíos eran propietarios de 1.476.000 dunam. El
estado de Israel se quedó con prácticamente todo el territorio árabe y en 1950
la Kneset aprobó la Ley de Propietarios Ausentes que ha destinado la tierra
robada de esa manera a la población judía exclusivamente.
La
Nakba, que en árabe significa “catástrofe”, sigue adelante 65
años después, ahora en los territorios ocupados, incluida Jerusalén oriental,
donde cada día viven más colonos y los palestinos se ven relegados a enclaves
pequeños de los que apenas pueden salir, mientras las supuestas “negociaciones”
se han convertido en una herramienta dilatoria que permite la expansión israelí
con el silencio cómplice de la comunidad internacional.
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