sábado, 7 de setembro de 2013

Un hijo de la casta franquista: "Nos beneficiamos y no podemos estar exentos de responsabilidades"


El catedrático sevillano Bartolomé Clavero expulsa sus demonios familiares en un libro autocrítico titulado 'El árbol y la raíz'. Sostiene que la Justicia española "practica una prevaricación sistemática"
RAFAEL GUERRERO Sevilla 29/06/2013 publico.es

Los herederos de la casta privilegiada del franquismo no suelen ver con buenos ojos todo lo que suene a memoria histórica. Por algo será, aunque hay excepciones, como la del catedrático sevillano de Historia del Derecho Bartolomé Clavero, hijo de un destacado jerarca del franquismo, que acaba de publicar 'El árbol y la raíz. Memoria histórica familiar', un libro profundamente autocrítico donde airea sus demonios familiares sin complejos.
El autor realiza un análisis íntimo e introspectivo sobre su experiencia vital personal como miembro de una familia de la casta privilegiada del franquismo, ya que su padre fue gobernador civil en la postguerra de Tenerife y de Segovia y acabó siendo notario del pueblo sevillano de Cazalla de la Sierra.
Bartolomé Clavero arremete contra el negacionismo y la contramemoria de la casta franquista, contra los profesores fascistas de la Universidad de Sevilla donde se educó, contra los alcaldes corruptos que se enriquecieron, contra los curas golpistas provocadores sin olvidar a algunos pederastas, contra los chaqueteros pseudodemócratas y contra alguno de sus hermanos al que pone como ejemplo de "desmemoria histórica". Y lo dice abiertamente, con nombres y apellidos, en lo que él mismo considera un "descargo de conciencia".
"¿Ha de respetarse, por presunción irrefutable de inocencia, a quienes seguimos patrimonialmente beneficiándonos de aquella sangre y de aquel dolor?". Clavero se hace esa pregunta en el libro y anota una reflexión: "Hablo desde las perspectiva de los descendientes de vencedores, de quienes tenemos contraídas responsabilidades aunque no tengamos personalmente responsabilidad. Las hemos heredado con el patrimonio".
Alineado de manera radical con la recuperación de la memoria histórica, Clavero reconoce que entre la mayor parte de su amplia familia numerosa no ha sentado nada bien la publicación de su libro, especialmente a su hermano Javier -"ejemplo de desmemoria y negacionismo"- pese a que en los años 90 este llegara a ser director general en uno de los Gobiernos de Felipe González. Uno de los privilegios inherentes a la cuna franquista era ser alumno de pago del colegio sevillano de Portacoeli: "Los Jesuitas parecían menos fascistas, pero el ambiente franquista era palpable. Allí vi al primer cura que se presentó voluntario a Queipo para confesar a los condenados después de que otra orden religiosa se retirara al constatar en las confesiones que la gente no entendía por qué los iban a fusilar y vi cómo un cura notoriamente pederasta no era expulsado, sino destinado a trabajar con los alumnos gratuitos".
Pese a que en ningún caso la Ley de Memoria Histórica prevé resarcimiento económico para las víctimas, Bartolomé Clavero, como jurista, tiene claro que es un tema abierto y desarrolla su argumento: "Es una perversión entender que el Estado es responsable de todo, aunque tenga una responsabilidad tremenda por ser sucesor del franquista. Si al Estado actual lo hacemos responsable de todo, resulta que las propias víctimas tienen que pagar las reparaciones que ellas mismas merecen, porque si el Estado paga, lo hace a través de los impuestos de la ciudadanía. Al final serían las víctimas las que se estarían pagando la reparación, si algún día se llegase a reparar todo lo que fue el inmenso latrocinio de la dictadura franquista". Y añade sin limitarse a la responsabilidad pública: "Alemania es un ejemplo donde empresas privadas que colaboraron con Hitler tuvieron que indemnizar a las víctimas del nazismo".
La responsabilidad civil del expolio de la dictadura franquista se saldó en la Transición de manera restringida a algunas organizaciones políticas y sindicales históricas. "Se negoció una compensación muy por debajo del valor de los bienes incautados, pero no hubo una devolución por la vía de la justicia. Pero el gran expolio no fue sólo a estas organizaciones, sino también a personas, a familias y a fundaciones privadas".
"Prevaricación sistemática"
Este jurista, que es el único representante español en el Foro de la ONU sobre asuntos indígenas, arremete contra la justicia española por "practicar una prevaricación sistemática" bajo el argumento de la prescripción de los delitos y de que los hijos de quienes recibieron los bienes son ahora titulares de buena fe. "No se pueden esgrimir tales argumentos cuando no ha habido una situación normal de acceso a la justicia para que pudieran reclamar las víctimas sus derechos". En este punto, Bartolomé Clavero retoma su descargo de conciencia con una interpretación generosa y poco común: "Por eso los que hemos heredado patrimonios y nos hemos beneficiado de la posición familiar resultante de la dictadura franquista no debemos estar exentos de esas responsabilidades".
Pese a la lógica de sus argumentos, el profesor Clavero no cree que llegue el día en que los herederos de los beneficiarios franquistas de los bienes injustamente expropiados y confiscados tengan que devolver algún día las casas o las fincas a los herederos de sus legítimos y originarios propietarios. Y pone como ejemplo la actuación de la justicia en defensa del honor y la honorabilidad de "los delatores y de los que prestaron testimonios falsarios que dieron pie a fusilamientos". "La justicia ha dado la razón a sus hijos en la defensa de un derecho indefendible", sostiene este catedrático de Historia del Derecho, al tiempo que critica que "haya condenado a investigadores solventes y haya ordenado la destrucción de obras como una página de Internet con muchos datos, todo ello en defensa de ese llamado honor de quienes fueron como mínimo ladrones y como máximo asesinos".
Bartolomé Clavero no pasa por alto en su libro "la estratigrafía peculiar que creó el franquismo" en Sevilla, donde más bien cabría hablar de queipismo dada la fuerte impronta del general también conocido como 'virrey de Andalucía'. La Basílica de la Macarena -donde reposan sus restos-, las cofradías y las iglesias de San Gonzalo -por él- y de Santa Genoveva -por su esposa-, las cofradías de postguerra llamadas de la Paz y la Victoria, o la reciente retirada del nombre de Pilar Bardem a una calle para sustituirla por el de Nuestra Señora de las Mercedes -por la madre del general- hacen de Sevilla una ciudad que no acaba de desprenderse de la memoria del general golpista que traicionó a la República Gonzalo Queipo de Llano. Por si fuera poco, el profesor Clavero añade un dato significativo más: la muy reciente rotulación de una nueva y céntrica calle con el nombre de Jesús de la Victoria. "Este nombre fue un invento de Queipo de Llano para celebrar la victoria fascista, pero también ocurre que estamos en tal momento de desmemoria que no tengo constancia de que la oposición municipal de izquierdas haya puesto el grito en el cielo porque se le ponga una calle a la victoria franquista a estas alturas del año 2013", concluye.

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