El periodista y guionista uruguayo Danilo Albin presenta en Bilbao su
documental sobre el robo de bebés durante la dictadura argentina.
Se estima que aun quedan por encontrar más de 400 bebés robados que
"siguen viviendo en una auténtica mentira" en algún lugar del mundo.
Una pancarta en manos de una de las Abuelas de Mayo lleva un lema de
futuro, un adagio musical de esperanza: "Se los llevaron llenos de vida y
con la vida los hacemos presentes". En algún lugar de Europa y también en
Argentina se calcula que aun hay "400 personas que siguen viviendo en una
auténtica mentira". Quien habla de esta manera tan contundente lo hace con
conocimiento de causa. Danilo Albin ha visitado esta semana la capital vizcaína
para presentar su documental: ¿Y si tú sos vos? La pista nos la da la última
palabra del título de la obra: el drama empezó en Argentina, pero luego saltó a
Europa, donde se refugieran muchas personas, algunos bebes robados, huyendo de
la dictadura.
El periodista uruguayo Danilo Albin construyó el guión y el realizador
vasco Karlos Trijueque lo tradujo en imágenes. Pero la tétrica historia fue
pensada y ejecutada por los responsables de la dictadura argentina en los años
de las desapariciones, los asesinatos y una brutal represión contra los
sectores de la sociedad argentina más combativa y concienciada. Las dictaduras
el Cono Sur no solo planeaban el exterminio del disidente, lo llevaban a cabo:
el Plan Condor, la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), Automotores
Orletti... todos esos nombres conducen inexorablemente a los crímenes de lesa
humanidad. El robo de bebés a los sectores izquierdistas que eran desaparecidos
fue solo otra muestra más de la amoralidad de las sucesivas juntas militares
argentinas.
Albín eligió un día especial para la exhibición en Bilbao del documental,
el 36 aniversario de la fundación de la asociación Las Abuelas de la Plaza de
Mayo. Dos de ellas son, junto a sus nietas Carla Rutila Artés y Paula Eva
Logares, las protagonistas del documental. Su tesón por encontrar a sus
respectivas nietas, auténtico "botín de guerra" de torturadores del régimen,
es la parte más vital del documental. Sus testimonios, y los de los
supervivientes -entre ellos un argentino que estuvo viviendo en Santurtzi
(Bizkaia) y con el que hubo que tener toda la mano izquierda posible porque
"se nos derrumbaba ante la cámara" por todo el horror vivido- la
parte que entra como un estilete en el espectador. 9 años de búsqueda. Torturas
y sadismo en los centros de detención de la dictadura (1976-83).
Un avejentado Videla
Impresiona ver en el documental a un Jorge Rafael Videla avejentado, a la
manera de Pinochet cuando el dictador chileno se rió del mundo entero al
levantarse de la silla de ruedas a su llegada al aeropuerto de Buenos Aires
tras su detención en Londres por orden del juez Baltasar Garzón en 1998. Pero más
impresiona ver a Videla, entonces con 85 años, dirigiéndose al tribunal que lo
juzga, encabezado por la magistrada María del Carmen Roqueta, por el robo de
bebes robados y atreverse ante sus víctimas a presentarse como un "preso político"
y calificar el proceso -por el que fue condenado- de "juicio farsa".
Para entonces, el 26 de mayo de 2012, día en el que se dicta la sentencia
condenatoria, la Ley de Obediencia Debida del expresidente Raúl Alfonsín
descansaba en el cubo de la basura y los dictadores y sus acólitos respondían
por sus actos deleznables ante los jueces argentinos. Videla ya está muerto,
Eduardo Alfreso Ruffo, no. Está en prisión.
En ese juicio, Carla Rutila Artés, "Carlita" para su abuela,
mantiene la mirada frente a su "apropiador", su 'padre' durante años
tras la desaparición y posterior ejecucioin de sus padres biológicos. Artés fue
secuestrada en 1976 y acabó en el domicilio de uno de los torturadores que se
empleaba a fondo contra la disidencia argentina en el trístemente famoso
Automotores Orletti, uno de los centros de detención de la dictadura al que fue
trasladada, entre otros muchos, la madre de Carla.
Ni Danilo Albín, ni el director del documental se recrean en el dolor. Y
finalizan el documental con un 'happy end' inesperado: una de las bebes robadas
acaba, muchos años después cuando vuelve de Madrid a Buenos Aires para asistir
a su juicio, enamorándose de otro hijo de desaparecido que el destino había
juntado con su madre en el tétrico Automotores Orletti.
"Se los llevaron llenos de vida y con la vida los
hacemos presentes". Palabra de Abuela de la Plaza de Mayo.
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