El libro
'Lee Miller in Fashion' es la primera antología completa de las fotos de moda
que hizo y para las que posó uno de los iconos de la primera mitad del siglo.
Miller tenía
la "intangible cualidad de lo chic" y fue el arquetipo de las mujeres
liberadas y con hambre de experiencias de su época, pero su vida fue trágica.
Tras ser una
de las modelos más cotizadas se empeñó en hacer fotos en la II Guerra Mundial:
fue la primera en entrar en algunos campos de concentración.
Al tratarse
de "la mujer más bella del siglo XX", su trabajo quedó en ocasiones
sombreado por la luminosa presencia de su físico, sostienen las biografías
de Lee Miller (1907-1977). Una nueva monografía desvela una gran cantidad
de fotografías inéditas que permanecían sin clasificar en su archivo personal y
la sitúan como una renovadora que no necesitaba de su belleza como modelo para
brillar como artista.
Lee Miller
in Fashion (Lee Miller en la moda), escrito por la historiadora Becky E.
Conekin y editado por Thames & Hudson, aisla y analiza el trabajo relacionado
con la moda que la artista desarrolló entre las décadas de 1920 y 1950 en Nueva
York, París y Londres, ciudades en las que trabajó como modelo pero también
como fotógrafa, y lo separa de sus otras aventuras: la relación de musa, amante
y ayudante de Man Ray entre 1929 y 1932 y las fotografías que Miller hizo como
reportera durante la II Guerra Mundial, cuando fue la primera fotoperiodista en
entrar en los campos de concentración de Dachau y Buchenwald y se retrató
bañándose en la bañera de Adolf Hitler.
"Trabajos
sin interés"
Gran parte
de las fotos son inéditas, porque Miller, que murió en una granja inglesa en la
que residió en un elegante retiro durante las últimas décadas de su vida, se
había negado a distribuirlas o mostrarlas. Decía que se trataba de trabajos
"sin interés" o que los negativos habían sido destruidos por la
guerra. Su rechazo por el pasado era radical y no admitía brechas. En marzo de
1927 apareció en la portada de Vogue como arquetipo de las 'flappers'.
Anthony
Penrose, hijo de la fotógrafa-modelo y el crítico de arte Robert Penrose, logró
recuperar centenares de negativos y copias originales de las oficinas inglesas
de la revista Vogue, con la que Miller trabajó durante toda su carrera tras
debutar en una mítica portada de marzo de 1927, en la que aparece como modelo
de un dibujo que sintetizaba el espíritu de las flappers de los años veiente:
mujeres liberadas y con hambre y ganas de vivir. Para los editores de la
publicación Miller tenía la "intangible cualidad de lo chic".
Violada a
los ocho años
Tras las
fotos que hacía o para las que posaba, de una elegancia extrema y una
sensualidad silenciada pero muy patente, había una vida trágica. Cuando tenía
ocho años un amigo de su familia la violó y le transmitió una enfermedad sexual
que tardó años en curar, un trauma que el tiempo no consiguió mitigar y que
quizá explique el carácter dominante y duro del que se quejaban quienes
trabajaban a sus órdenes.
En 1928 fue
la primera mujer en aparecer en un anuncio de tampones Miller fue la primera
mujer en aparecer, en 1928, en una foto tomada por el maestro Edward Steichen,
en un anuncio de tampones. La menstruación femenina era un tabú que nunca se
había citado en los medios de comunicación y Miller fue atacada y condenada al
ostracismo.
Amiga de Picasso,
Ernst, Le Corbusier...
Al año
siguiente decidió irse a vivir a París y allí se introdujo en los círculos de
la vanguardia. Fue amiga de Picasso, Dora Maar, Max Ernst, Alexander Calder y
Le Corbusier. La autora de Lee Miller in Fashion reproduce en el libro el
testimonio sobre Miller del fotógrafo David E. Scherman, que fue novio y
compañero de la reportera durante la guerra. Miller, decía, "era lo más
parecido a una mujer del renacimiento que viviera en el siglo XX".
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