El cineasta recuerda en 'El espíritu del 45' cómo el esfuerzo colectivo y
la determinación de los trabajadores consiguieron levantar un país y construir
un admirable estado de bienestar para sus ciudadanos
BEGOÑA PIÑA Madrid 13/09/2013 publico.es
"¿Remataremos
nuestra victoria sobre el fascismo?" Es casi una de las primeras preguntas
que se plantean en la nueva película de Ken Loach, El espíritu del
45, cine documental de valioso contenido, con el que el cineasta británico
hace un llamamiento a la lucha contra el capitalismo y sus vasallos, donde
proclama los males de las políticas conservadoras y desde donde advierte de la
fatalidad si el gobierno (en este caso el británico) consigue privatizar la
Sanidad. "Estaremos acabados -dice uno de sus protagonistas-. Hay que
impedirlo haciendo lo que haga falta, incluso violando la ley".
Al más puro
estilo Loach, sencillo, limpísimo y sincero, el filme recorre la historia de un
país que venció al paro, la pobreza, la ignorancia, la enfermedad y la miseria
con la voluntad popular de cambio. En 1945, al final de la Guerra Mundial, en
Inglaterra "creíamos que nunca más íbamos a dejar que la pobreza, el
desempleo o el ascenso del fascismo desfiguraran nuestras vidas", recuerda
el cineasta, que reconoce que hoy, en una situación de deterioro social
parecido al de entonces, el gran problema es el vacío absoluto en la izquierda,
"necesitamos desesperadamente un partido de izquierdas".
"El
momento de recordarlo"
En 1945, la
sociedad vivía la determinación de mejorar. Si juntos habían luchado en la
guerra, juntos harían casas para los que nos las tenían, juntos crearían un
servicio social de salud y de transporte, juntos reconstruirían el país.
"La idea central -explica Ken Loach- era la propiedad común, donde la producción
y los servicios beneficiarían a todos. Unos pocos no se enriquecerían a costa
de los demás. Era una noble idea, popular y aclamada por la mayoría. Era el
Espíritu de 1945. Quizá hoy sea el momento de recordarlo".
Así, a
pesar de la fuerza política de Churchill, en las elecciones generales de
1945 en el Reino Unido se produjo una de las victorias más aplastantes que se
recuerdan del Partido Laborista. Y, con Clemen Attlee a la cabeza, se
inició una transformación del país, física y psicológica, que devolvió a los
ciudadanos el timón de sus vidas.
Ken Loach
acude a los recuerdos personales de doctores, mineros, activistas políticos, enfermeras,
ferroviarios, trabajadores de correos o simplemente los que eran jóvenes en
aquella época y reconstruye esta reciente historia política y social.
"Solo
lo mejor es bueno para la clase trabajadora"
Uno de ellos
cuenta cómo en su casa, en su infancia, él y cuatro de sus hermanos dormían en
la misma cama, un colchón viejo invadido por las pulgas y las chinches. Otro
explica cómo murió su madre, víctima de la pobreza en un país en el que la
salud se pagaba muy cara... Los testimonios se suceden y van ganando en color a
medida que en la película se van explicando los cambios producidos en el país.
La creación
del Servicio Nacional de Salud y la colocación de los cimientos del estado de
bienestar, gracias a la decisión y valentía de Nye Bevan; la nacionalización
del transporte -a partir de la cual ya no hubo despidos forzosos de los
trabajadores del ferrocarril-, la nacionalización del gas, de los muelles, de
la electricidad, del agua... -"monopolios naturales", como se
denominan en la película-, y la puesta en marcha del Plan de Vivienda, que
nació sobre una convicción: "Solo lo mejor es bueno para la clase
trabajadora". Así, con Bevan vigilante de cada proyecto, las casas de
protección que se edificaron tenían jardín privado, dos pisos, cuarto de baño en
ambos...
"El
capitalismo se está desmantelando"
Pero en
1979, cuando los ciudadanos disfrutaban de un admirable estado de bienestar,
todo se torció con la victoria de Margaret Thatcher. Todo lo que había
pasado a estar bajo el control público volvió a manos privadas. El afán
privatizador de aquel gobierno, que vendió absolutamente todo lo que pudo,
destrozó en un abrir y cerrar de ojos el hermoso sueño colectivo que tanto
esfuerzo había costado convertir en realidad.
Otras voces
surgen entonces en la película de Ken Loach, a los testimonios anteriores se
unen ahora los de economistas, representantes de los pensionistas, escritores,
activistas políticos, profesores, antiguos y nuevos sindicalistas... Todos
coinciden en lo mismo, aún queda el Servicio Nacional de Salud y hay que
defenderlo por encima de todo. "Si no, estamos acabados".
Y todos, sin
una sola fisura, están también de acuerdo en que la solución es la lucha contra
el sistema capitalista, responsable del deterioro de la calidad de vida de los
trabajadores.
"Todos
hemos oído hablar del capitalismo amable, pero nadie lo ha visto porque no
existe", dice uno de ellos, que añade: "El capitalismo no es fuerte,
vemos cómo hoy se está desmantelando, lo único que es fuerte es la idea del
capitalismo".
"¿Recortes?
Lucha" Y Ken Loach, que ha contado toda esta historia en blanco y negro
vuelve al comienzo, a las primeras imágenes, donde hombres y mujeres, mayores,
jóvenes, niños, celebran el final de la guerra. Pero ahora hay color, porque la
mirada es positiva, porque si ellos lo hicieron un día, puede volverse a hacer.
"La clase trabajadora puede cambiar toda la historia, lo único que pasa es
que aún no se da cuenta del poder que tiene".
"Necesitamos
un partido de izquierdas"
Por
supuesto, Loach no es ningún ingenuo, es absolutamente consciente de hasta
dónde el Partido Laborista británico actual ha colaborado en la destrucción del
sistema de bienestar. Su apuesta en El espíritu del 45 no es por este
partido, sino por los trabajadores. Y por ellos, hace también otra petición. El
cineasta reclama, casi exige, a esos veteranos que han contado su pobreza en la
infancia, su entusiasmo en la época de cambios, su pesar en los días negros de
la Dama de Hierro, que vuelvan a contar esta historia, que no dejen morir su
recuerdo. A pesar de sus ochenta, en algunos casos, noventa años, tienen el
deber de seguir luchando, de animar con su memoria a la lucha. Y sobre esa
convicción ha nacido El espíritu del 45.
"La
gran cuestión es que hay un vacío absoluto en la izquierda", sentenció
recientemente Loach en una entrevista realizada en Londres a propósito de esta
película. "Ha habido intentos de crear coaliciones. Creo que yo me he
sumado a la mayor parte de ellas. Pero no han funcionado. Necesitamos
desesperadamente un partido de izquierdas, un movimiento en la izquierda. Nos
han fastidiado esos líderes carismáticos con vanidades demasiado grandes. O ha sido
el sectarismo. Esto tiene que ser un movimiento amplio, popular y democrático
que se base en una agenda política que lo primero que diga es que el sistema se
equivoca".
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