mércores, 19 de decembro de 2012

Justicia para la gran olvidada del cubismo


Un documental muestra el valor de la pintura de la artista cántabra
"Es un intento de hacer justicia". Así describe Gloria Crespo MacLennan el documental que presenta hoy en el centro cultural Matadero de Madrid (20.30) sobre la dura vida y la ignorada obra de la pintora María Blanchard, 26, Rue du Départ - Érase una vez en París. Crespo, licenciada en Bellas Artes, descubrió hace tiempo que una paisana suya nacida en Cabezón de la Sal en 1881 había sido "la gran olvidada de las vanguardias y la mujer más relevante del cubismo" cuando esta vanguardia descollaba en París.
Crespo comenzó a indagar en la biografía de esa "gran desconocida, en la que había muchas lagunas". Descubrió a una mujer que por su físico (nació jorobada), quiso estar en segundo plano y rehuyó siempre las fotos —"solo había cinco de ella pero encontré cuatro más"— , lo que acabó perjudicando su carrera artística. Crespo se topó durante los seis años de investigación con una mujer moderna: "No había impostura ni en su vida ni en su obra".
"He entrevistado a historiadores del arte, a los descendientes de María Blanchard y a la única persona que la conoció y sigue viva", añade esta editora gráfica que finalmente rodó su documental, de 56 minutos de duración, en Cantabria, París y Madrid. En la capital francesa, a la que una valiente Blanchard llegó en 1916, Crespo descubrió que la cántabra había expuesto su obra en la célebre muestra del salón D'Antin, en 1916, en la que Picasso enseñó por primera vez Las señoritas de Aviñón y en la que también participaron Matisse y Modigliani. El genio malagueño junto a Juan Gris y Diego Rivera fueron algunos de sus compañeros de vivencias e inquietudes de una artista que se inició en el fauvismo para llegar al cubismo, en el que se consolidó. Tras finalizar la Primera Guerra Mundial "el mundo del arte se retrajo y en esa línea ella volvió a una pintura más figurativa". De ese último periodo es La comulgante, elogiado cuadro que ayudó a mejorar su reconocimiento.
La película de Crespo retrata a una mujer "excéntrica, alegre, irónica, temperamental", maltratada por la vida, que tuvo "un éxito relativo pero que hacía malos negocios con los marchantes a pesar de exponer en la galería más puntera de París". La desgracia le persiguió más allá de su muerte, ocurrida en París en 1932. "Surgieron desavenencias entre su familia, que llegó a esconder sus cuadros, y los marchantes". Lo que unido a un periodo tras la Segunda Guerra Mundial de parálisis en el mercado del arte arrumbó los óleos de Blanchard.
El año 2012, el que conmemora el 80 aniversario de su muerte, ha sido el de su recuperación. Al tributo de Gloria Crespo en forma de documental se han sumado dos exposiciones, una en la fundación Botín y otra en el museo Reina Sofía (esta última estará hasta el 25 de febrero) para redibujar la figura de una mujer a la que no se había prestado apenas atención y que "vivió sin el más mínimo sentido de lo pragmático".

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