Por:
Anatxu Zabalbeascoa | 26 de noviembre de
2012
Los
estudiantes que ocupen estos apartamentos que el estudio esloveno Ofis ha construido junto al parque de La
Villette, en París, podrán asomarse a la terraza, cerrada por una malla
metálica, para ver la torre Eiffel. También podrán salir a fumar o a
compartir un rato con sus compañeros de estudios en esa galería común protegida
que les sirve de acceso a los pisos. Los 192 apartamentos de este edificio de
once plantas son todos iguales para que diseñarlos, y construirlos, resultara
más económico. Todos aprovechan a fondo sus 35 metros de superficie. Todos
están igualmente equipados. Todos están organizados con una zona de
trabajo junto a la cama, una pequeña cocina empotrada, un armario y un baño
además de un balcón. Sin embargo, todos son diferentes porque están diseñados
como parte de unos módulos que, a pesar de ser iguales, se desplazan para
ofrecer vistas variadas y romper la rigidez de la fachada. Así, el edificio
donde se encuentran no se ha convertido en un muro urbano sino en una suma de
cajas o módulos que contienen cada uno seis apartamentos. No es la primera vez
que el equipo que lideran los arquitectos de Liubliana Rok Oman y Spela
Videcnik trabaja con módulos. Lo hicieron en las coloristas viviendas
sociales de Izola, en Eslovenia, que les dieron fama internacional en el año
2003. Poco después recurrieron de nuevo a los módulos para los apartamentos
Tetris de su ciudad. Y ahora han trasladado esa idea a un proyecto
internacional.
Los
estudiantes de París comparten zonas comunes, en la primera planta, y en
el jardín del nuevo edificio que tiene dos partes –conectadas por un puente que
sobrevuela el jardín- y muchos módulos que lo desgajan y añaden ritmo a su
fachada. La fractura rompe también la escala masiva de un edificio de
cierta altura, como este. Así, con esas dos escalas: la individual y la
colectiva, el inmueble habla a la ciudad y también a cada uno de sus ocupantes.
Para los estudiantes, además, reserva una lección de sostenibilidad que es poco
más que lógica y responsabilidad.
Lo
que hace más sostenible el edificio –según la normativa parisina para nuevas
construcciones- es que está bien aislado –con muros de 20 cm recubiertos de
lamas de madera- y ventilado –con ventilación cruzada-. Los apartamentos tienen
así abundante luz natural durante buena parte del día y las circulaciones
externas –la galería común que permite el acceso y la reunión- hacen que
también los pasillos y las escaleras se beneficien de la luz del sol.
Durante
el invierno, un sistema pasivo de doble circulación de la ventilación permite
renovar el aire sin perder el calor. La electricidad que consume el inmueble se
obtiene de los 300 metros cuadrados de paneles fotovoltaicos que cubren la
cubierta del edificio. También el agua de lluvia se recicla para el riego del
jardín. Los arquitectos de Ofis creen que la sostenibilidad tiene más que
ver con poner las cosas fáciles que con anunciar revoluciones. Y este
edificio ingenioso y dinámico trata de contentar a todos: a los ciudadanos, a
los usuarios y al planeta.
Precio
de la construcción del edificio según los arquitectos: 17,5 millones de euros.
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