sábado, 1 de decembro de 2012

Individual y colectivo a la vez


Por: Anatxu Zabalbeascoa | 26 de noviembre de 2012
Los estudiantes que ocupen estos apartamentos que el estudio esloveno Ofis ha construido junto al parque de La Villette, en París, podrán asomarse a la terraza, cerrada por una malla metálica,  para ver la torre Eiffel. También podrán salir a fumar o a compartir un rato con sus compañeros de estudios en esa galería común protegida que les sirve de acceso a los pisos. Los 192 apartamentos de este edificio de once plantas son todos iguales para que diseñarlos, y construirlos, resultara más económico. Todos aprovechan a fondo sus 35 metros de superficie. Todos están igualmente equipados. Todos están organizados con una  zona de trabajo junto a la cama, una pequeña cocina empotrada, un armario y un baño además de un balcón. Sin embargo, todos son diferentes porque están diseñados como parte de unos módulos que, a pesar de ser iguales, se desplazan para ofrecer vistas variadas y romper la rigidez de la fachada. Así, el edificio donde se encuentran no se ha convertido en un muro urbano sino en una suma de cajas o módulos que contienen cada uno seis apartamentos. No es la primera vez que el equipo que lideran los arquitectos de Liubliana Rok Oman y  Spela Videcnik  trabaja con módulos. Lo hicieron en las coloristas viviendas sociales de Izola, en Eslovenia, que les dieron fama internacional en el año 2003. Poco después recurrieron de nuevo a los módulos para los apartamentos Tetris de su ciudad. Y ahora han trasladado esa idea a un proyecto internacional.
Los estudiantes  de París comparten zonas comunes, en la primera planta, y en el jardín del nuevo edificio que tiene dos partes –conectadas por un puente que sobrevuela el jardín- y muchos módulos que lo desgajan y añaden ritmo a su fachada.  La fractura rompe también la escala masiva de un edificio de cierta altura, como este.  Así, con esas dos escalas: la individual y la colectiva, el inmueble habla a la ciudad y también a cada uno de sus ocupantes. Para los estudiantes, además, reserva una lección de sostenibilidad que es poco más que lógica y responsabilidad.
Lo que hace más sostenible el edificio –según la normativa parisina para nuevas construcciones- es que está bien aislado –con muros de 20 cm recubiertos de lamas de madera- y ventilado –con ventilación cruzada-. Los apartamentos tienen así abundante luz natural durante buena parte del día y las circulaciones externas –la galería común que permite el acceso y la reunión- hacen que también los pasillos y las escaleras se beneficien de la luz del sol.
Durante el invierno, un sistema pasivo de doble circulación de la ventilación permite renovar el aire sin perder el calor. La electricidad que consume el inmueble se obtiene de los 300 metros cuadrados de paneles fotovoltaicos que cubren la cubierta del edificio. También el agua de lluvia se recicla para el riego del jardín.  Los arquitectos de Ofis creen que la sostenibilidad tiene más que ver con poner las cosas fáciles que con anunciar revoluciones.  Y este edificio ingenioso y dinámico trata de contentar a todos: a los ciudadanos, a los usuarios y al planeta.

Precio de la construcción del edificio según los arquitectos: 17,5 millones de euros.

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