Los expertos advierten del aumento del tráfico de personas dentro de
territorio europeo y de su expansión por Internet
Susana Hidalgo- 30/03/2013
– eldiario.es
Cristina, rumana de 15 años, fue obligada durante tres años por su marido a
robar en España y en Bélgica. “Yo era una niña y él me trataba como si fuese
una adulta de 30 años. Yo salía a robar y él se quedaba en casa, si no traía
nada me pegaba”, cuenta Cristina, en un vídeo elaborado por el departamento de
la Comisión Europea dedicado específicamente a la lucha contra el tráfico de
personas. Agnes, de 22 años y de Costa de Marfil, fue esclavizada y retenida en
una casa donde se encargaba sin descanso de todas las tareas domésticas.
“Cuidaba de los hijos, los limpiaba, les daba de comer. No podía salir ni
hablar con nadie, ni siquiera con los vecinos”, relata esta chica en el mismo vídeo.
El 79% de los casos detectados en la Unión Europea sobre tráfico de
personas se refieren a explotación sexual, a prostitución, pero las mafias
también se dedican a esclavizar a personas en el ámbito doméstico. Es la cara más
oculta del negocio de estas mafias, pero las organizaciones alertan de que con
la crisis va en aumento. Como Cristina y Agnes, Adaab, marroquí, fue explotada
laboralmente. “Pagué 12.000 euros por venir a España y estuve trabajando en una
finca muy grande. No tenía para comida, no podía salir ni llamar a mi familia,
me quemaban cigarrillos en la mano”, explica Adaab en el siguiente vídeo
elaborado por la ONG Proyecto Esperanza:
Las organizaciones que trabajan en este ámbito siempre se han topado con un
problema fundamental: la falta de cifras concretas. En España, según la policía,
sólo se identifica a 1 de cada 20 víctimas. “La carencia de datos acerca de la
verdadera dimensión de la trata de personas constituye una de las principales
cuestiones a la que hacen referencia todos los estudios”, advierte en un
informe reciente la oficina del Defensor del Pueblo. Sin embargo, Cecilia
Malmström, comisaria de Asuntos de Interior de la UE, en los últimos meses ha
remarcado que en todo el territorio europeo podríamos estar hablando de más de
880.000 personas víctimas de estas formas de esclavitud. Entidades como la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) manejan cifras similares.
El tráfico de personas no es nuevo, pero la Comisión Europea sí que ha
notado modificaciones en los últimos años, según se puso sobre la mesa
recientemente en un seminario celebrado en Bruselas. “Hemos notado un
incremento de casos debido a la crisis económica y un aumento del tráfico de
personas dentro de la UE, es decir, de ciudadanos europeos que están siendo
explotados en sus propios países o en otros estados miembros”, señala a
eldiario.es Myria Vassiliadou, coordinadora del área de lucha contra el tráfico
de personas de la Comisión Europea. En la misma línea se expresa la comisaria
Malmström: “Con la crisis económica hay más víctimas de trata. Muchas veces es
complicado probar que estas personas han sido explotadas, algunas no quieren
denunciar su situación por miedo, están asustadas. Tenemos un reto, ¿cómo
podemos aumentar la identificación, la detección de estas víctimas?”. Porque si
algo reclaman las ONG es garantizar, una vez hecha la detección, la protección
de las afectadas y la persecución de los criminales.
Louis Telemachou, experto de la UE en trata de personas, critica además el
hecho de que “algunos países se hayan relajado a la hora de proteger a las víctimas”.
“Algunas mujeres explotadas no quieren testificar porque nadie les da garantías.
Esto se mejoraría, por ejemplo, si se protegiese mejor a sus hijos”, propone
Telemachou.
Hay dos países que preocupan especialmente a la Unión Europea: Bulgaria y
Rumania. Muchas víctimas de estos países han sido traficadas dos, tres veces.
Son liberadas pero vuelven a caer en las redes. “Ahora Bulgaria y Rumania son
el foco, pero las cosas cambian muy rápidamente y en tres meses podríamos tener
otro panorama”, explica Vassiliadou. “En esos cambios, también hemos detectado
que las mafias están redirigiendo su negocio hacia internet, allí reclutan a
las mujeres y es un terreno difícil de controlar y que está generando mucho
dinero y actividad en tiempos de crisis”, agrega esta experta.
Vassiliadou se agarra a un dato que para ella resulta
esperanzador, y es la opinión de los propios europeos sobre la explotación de
personas. “En junio de 2012, el barómetro de la UE señaló que el 93% de los
ciudadanos europeos creen que es muy importante la lucha contra las mafias”,
pone de ejemplo. Pero las cifras de apoyo también pueden tener trampa. A la
pregunta de cuántos hombres que han podido decir que sí a esa encuesta utilizan
después los servicios de la prostitución Vassiliadou sonríe. “Es cierto que
otro de los problemas que debemos atajar es la demanda, hacer ver a los
clientes que esas mujeres a las que acuden están siendo forzadas”, señala.
Tarea compleja, porque de momento tan sólo países como Suecia, Noruega o
Finlandia han puesto hincapié en penalizar a los clientes en vez de
criminalizar aún más a las víctimas.
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