'Stop! Rodando el cambio' es el primer documental que se realiza en España
abordando el decrecimiento, una corriente que advierte contra los perjuicios
del desarrollo incontrolado y la explotación sin límite de los recursos
naturales
DANIEL FERNÁNDEZ Madrid 13/04/2013 publico.es
"El
racionalista -escribía Hermann Hesse- cree que la tierra ha sido entregada al
hombre para que la explote. Su fe en la inmortalidad es la fe en el
progreso". El racionalismo y el progreso de los que hablara el premio
Nobel alemán son ideas que tuvieron su origen en el corazón de Europa, y para
escarnio del Viejo Continente se han traducido, especialmente en el último
siglo, en sinónimos de crecimiento. Quienes han advertido este proceso
señalan la continua explotación del medio, el espectacular aumento de la
población que pasa hambre a pesar de que se producen más alimentos que
en cualquier otro momento de la historia y la emisión desproporcionada de
residuos como tres de los fenómenos más perniciosos que se esconden tras
ese afán de crecimiento.
Sin embargo,
la premisa del desarrollo sobre la que se asienta la supervivencia de los
Estados es una carrera no solamente errónea sino limitada. Por eso en los
últimos lustros ha venido cobrando fuerza una crítica al apetito voraz del
capitalismo: el decrecimiento. Nacido a raíz de la ecología social,
una corriente que defiende la imposibilidad de separar la supervivencia de la
ecología del comportamiento humano, el decrecimiento viene a trasladarnos un
mensaje sencillo pero de vital importancia, y es que no podemos continuar
viviendo por encima de nuestras posibilidades. Autores como Ignacio Ramonet
o Serge Latouche han respaldado esta visión y desde hace años han
dedicado parte de sus esfuerzos a reforzar la base intelectual del mismo.
Con el fin
de dar mayor difusión a estas ideas se estrena este fin de semana en la
Facultad de Ciencias de la Información de Ciudad Universitaria el documental Stop!
Rodando el cambio, el primer trabajo audiovisual en España que
aborda esta corriente y que representa además la ópera prima de sus seis
autoras: Alba, Blanca, Paula, Irene, Jenn y Elena; todas ellas fruto de la
cantera de la Universidad Complutense: "nos dimos cuenta de que las
alternativas ya existían, y no sólo eso, sino que muchas ya se llevaban
fraguando desde hace tiempo", explican.
Producido
por La Semilla y próximamente disponible de forma gratuita en su página web, la idea del documental surgió
hace dos años y ha permitido que su media docena de realizadoras recorrieran España
y Francia en busca de alternativas prácticas y teóricas. En el mes que ha
durado la grabación han visitado ecoaldeas como las de Matavenero o
Valdepiélagos; viajado a Ibort y Aineto, dos pueblos cedidos legalmente
en Huesca que autogestionan sus actividades; y descubierto fincas
ecológicas como La Garma en Cantabria o Permablitz en Barcelona. Pero,
además, en aproximadamente noventa minutos tienen tiempo de mostrar de primera
mano los argumentos de algunos de los defensores más conocidos del decrecimiento,
como el profesor de Ciencia Política Carlos Taibo, la periodista Esther Vivas,
el profesor de Filosofía Jorge Riechmann o la antropóloga Yayo Herrero.
A camino
entre la teoría y la teórica se encuentran también los activistas Florent
Marcellesi y Enric Durán, entrevistados igualmente para el
documental. El primero, investigador del partido ecologista EQUO, define
ilustrativamente cuál es la motivación última del decrecimiento para ponerse en
marcha: "El crecimiento infinito en un planeta finito es
imposible". Aunque quizás, más que decrecimiento en singular, sería
más acertado hablar de 'los decrecimientos', pues la obra muestra, ante todo,
una visión plural de las diversas manifestaciones en las que aquél puede
tomar forma. Por su parte, el catalán Enric Durán encarna hoy una de las
mayores representaciones de la desobediencia civil en España y sus
declaraciones denunciando la estrechez de la legalidad para emprender un cambio
real son de las más enriquecedoras de este trabajo.
Por su
evidente actitud crítica y la de quienes lo promueven se podría pensar que el
decrecimiento se vincula a una ideología política concreta, pero sus autoras
matizan: "bebe de muchas corrientes ideológicas, las aúna, y las promueve;
pero no se puede considerar como una ideología política, sino como una forma de
ver el mundo, de respeto a la naturaleza y de respeto a los seres que viven en
ella". Por ello rechaza postulados de reciente aparición como el 'desarrollo
sostenible' o los 'econegocios', promovidos por el denominado 'capitalismo
verde', ya que son "dos caras de la misma moneda".La
propuesta básica del decrecimiento está orientada en otra dirección y, tal como
explica Carlos Taibo en El decrecimiento explicado con sencillez, se
puede resumir en siete principios que, gracias al documental, vemos que
no sólo son posibles sino también deseables: la primacía de la vida social, la
estimulación del ocio creativo, un mayor reparto del trabajo, la implantación
de una renta básica de ciudadanía, la reducción del tamaño de las
infraestructuras, la recuperación de la vida local y, finalmente, la sobriedad
y sencillez voluntarias.
"Se
trata de restaurar los equilibrios con el medio natural que la
industrialización, la urbanización y el colonialismo han roto", reflexiona
en su libro el profesor Taibo, porque el decrecimiento apuesta por una salida
ante la "crisis del capitalismo y civilizatoria" que denuncia
Yayo Herrero en una de sus intervenciones en el documental. No obstante, las
creadoras de Stop! Rodando el cambio se muestran algo más pesimistas
cuando se les pregunta por la implantación global de una alternativa: "el
decrecimiento vendrá dado de manera masiva no por convicción sino por
necesidad, cuando los límites naturales del planeta se vean muy seriamente
dañados y cuando los recursos naturales escaseen." Se entiende esta falta
de optimismo cuando, a pesar de acercarnos peligrosamente al colapso del
planeta, hasta ahora no ha existido voluntad política de incluir medidas
de este tipo en la agenda de los partidos: "el decrecimiento, primero es a
nivel individual, luego se daría a nivel social y el tercer escalón sería a
nivel político. Pero aún no hemos llegado a ese tercer nivel", añaden.
A pesar del
rechazo frontal de los partidos mayoritarios y de las empresas que manejan los
hilos de la economía mundial, las mujeres que este viernes presentan
públicamente su obra ven todavía un halo de luz para el decrecimiento:
"Hemos estado inmersas en un proyecto con mucho fondo, muy amplio, lleno
de iniciativas. Fue como tirar de un hilo del cual, según íbamos tirando, iban
saliendo más y más hilos llegando a formarse una enorme red. Es esta red de
redes la que más esperanza nos ha dado". Sus previsiones coinciden con las
que augura Lourdes Lucía, fundadora de ATTAC en España, cuando les declaró que
el decrecimiento "será la filosofía que tendrá más predicamento en el
futuro".
Conseguir
que la racionalidad y el progreso de los que hablaba Hermann Hesse se tornen no
en explotación ni desigualdades, sino en "la clara y alegre
reivindicación de la vida social" que reclama Taibo, es, en buena
medida, cuestión de asumir los mensajes del decrecimiento. Y éstos pasan
hoy por las ecoaldeas y los espacios autogestionados, por escuchar a los
voluntarios de Salamanquesa y al periodista Herve Kempf, por asociaciones como
Decrece Madrid y Terre & Humanisme; pasan, en fin, por iniciativas como Stop!
Rodando el cambio.
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