Una muestra en Filadelfia ahonda en los tratamientos y prácticas
aplicados en la guerra que enfrentó a los estados del norte y a los del sur en
el s.XIX.
Tratar a soldados heridos y enfermos sirvió a los médicos
para formarse, avanzar en métodos e investigaciones; escribir manuales,
conservar muestras...
Hay testimonios de la época, fotografías de veteranos con
secuelas físicas, ilustraciones didácticas, cráneos y huesos perforados,
aparatos médicos...
HELENA CELDRÁN. 05.02.2014 - 20minutos.es
Vítima dun disparo na cara |
"Tenemos ahora cerca de 3.400 pacientes en
nuestro hospital. De hecho, es como si estuviéramos en medio de una pequeña
ciudad. Allá a donde miras nos encontramos con multitudes de mutilados,
cojos y ciegos caminando como pueden por los pasillos y por los
patios". El testimonio de 1864 pertenece al diario de una monja católica
que ayudaba en el hospital Satterlee de Pensilvania, uno de los muchos centros
desbordados por la llegada de soldados que combatían en la Guerra Civil Estadounidense.
Aunque durante
el conflicto —que enfrentó entre 1861 y 1865 a los estados del norte y a los
Confederados del sur, que luchaban por independizarse de los EE UU— no hubo
batallas en Filadelfia y sus alrededores, decenas de miles de soldados
enfermos y heridos llegaron a la ciudad en trenes y barcos de vapor para
ser tratados en hospitales locales.
El Museo Mütter de Filadelfia ahonda con una
nueva exposición permanente en las prácticas y tratamientos médicos en los años
de la contienda. El primer centro de historia médica en los EE UU, que
pertenece al Colegio de Médicos de Filadelfia y cumplió
recientemente 150 años de su fundación, inaugura Broken Bodies,
Suffering Spirits; Injury, Death, and Healing in Civil War Philadelphia
(Cuerpos rotos, espíritus sufrientes: heridas, muerte y curación en
la Filadelfia de la Guerra Civil).
Piernas amputadas tras resultar terriblemente
deterioradas por balas de mosquete y de las que ya sólo quedan huesos; oscuras
fotografías de veteranos, delicadas ilustraciones con indicaciones para
hacer perforaciones craneales, prótesis, tratados ilustrados de neurología...
Un compendio de ilustraciones, aparatos médicos y especímenes anatómicos de la época
acompañados de montajes interactivos abordan las consecuencias físicas de los
soldados.
En el recorrido, destacan los
testimonios de combatientes, médicos y voluntarios que atendieron a los
afectados. "Tenía 24 cuando perdí el brazo, ahora tengo 67 años.
(...) Los dedos se sienten perfectamente y duelen algunas veces (...)",
escribía en 1906 el teniente coronel Henry Shippen Hudekoper, veterano de la
Guerra Civil Estadounidense, en una carta personal. "Los procesos modernos
con que los cuerpos de oficiales y soldados han sido embalsamados y
restaurados (...) son sólo la menor de las bendiciones con que la ciencia
nos ha obsequiado desde el comienzo de la guerra", declaraba al periódico The
New York Times en 1862 el director médico H.W.Rivers.
Los organizadores
destacan que el traumático conflicto nacional no sólo fue definitivo para
establecer un sistema de cuidados hospitalarios en los EE UU, sino que además
sirvió a especialistas y personal médico para avanzar en métodos e
investigaciones. En la Costa Este muchos nunca habían visto antes de la
contienda una herida de bala, se desarrolló en el país la idea de la
ambulancia; se comenzó a crear documentación en torno a las secuelas,
entre las que estaba el síndrome del miembro fantasma que tantos
soldados sufrieron en un momento en el que hasta la herida más superficial podía
infectarse y derivar en una necrosis.
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