venres, 2 de decembro de 2011

El humor más audaz e inteligente


El Museo de la Ciudad reúne en una muestra más de 300 dibujos de los dibujantes que pasaron por 'La Codorniz' durante sus tres décadas de vida
ISABEL LAFONT - Madrid - 23/11/2011
El Museo de la Ciudad celebra el septuagésimo aniversario del nacimiento de La Codorniz con una exposición de más de 300 dibujos originales de los grandes humoristas que pasaron por sus páginas: 3Ozores3, Abelenda, Azcona, Chumy Chúmez, Forges, Gayo, Gila, Goñi, Julio Cebrián, Kalikrates, Madrigal, Má-ximo, Mena, Mendi, Mihura, Mingote, OPS, Picó, Serafín, Sir Cámara, Summers, Tono...
El comisario de la exposición, Felipe Hernández Cava, ha querido homenajear en particular a De Laiglesia, pero también a Enrique Herreros y a Fernando Perdiguero. Según Hernández Cava, el primero -"el mejor cartelista de cine junto con Renau-, "se apoyó en el legado de Goya, Alenza y Solana para poner en pie una imagen tan tierna como despiadada de lo español". Además, añade el comisario en el texto del catálogo de la muestra, "es parte fundamental de un tronco que explicará el quehacer de otros dibujantes que, con tanta personalidad como él, se apegaron a esa línea discursiva para crecer: Chumy, Julio Cebrián, Madrigal, El Roto...". Hernández Cava considera, además, que es imposible entender la importancia de La Codorniz sin la figura de Perdiguero, que fue reclutado por Mihura, y que había sido uno de los grandes humoristas antes de la guerra. Condenado a muerte por sus simpatías republicanas y luego indultado, se le prohibió usar su nombre artístico tras la contienda: "Esta revista se caracterizaría, desde sus orígenes hasta su deceso, por no practicar la discriminación ideológica. En ella se mezclaron republicanos y franquistas, anarquistas o ultranacionalistas, sin que el pensamiento de cada uno fuera un impedimento para esa suerte de armonía de grupo que practicaron todos ellos", explica el comisario.
Prueba de la complejidad ideológica en la que se movió La Codorniz es que el propio De Laiglesia, que luchó en la División Azul -unidad de voluntarios españoles que combatió con el Ejercitó alemán durante la II Guerra Mundial-, fue amenazado de muerte por varios falangistas que, un día de 1952, irrumpieron en la Redacción de La Codorniz, pistola, cadenas y ácido en mano, tras una parodia realizada desde sus páginas al periódico Arriba. El juego -y burla- de La Codorniz con la censura formaba parte de su ADN y en su haber cuenta con un amplio historial de multas y cierres.
La exposición realiza un recorrido cronológico por las cuatro épocas de la revista: la de Mihura (1941-1944), "testigo de la huella postergada del humor de las vanguardias en aquellos difíciles años de la posguerra"; la de De Laiglesia (1944-1977), "la más longeva e importante, también la más popular, y que apuró su crítica hasta donde le permitía la férrea censura"; la de Summers (1977-1978), "un vano intento de insuflarle nuevo aliento a una cabecera que trataba de encontrar su papel en la democracia recién estrenada"; y la de Cándido (1978) que, inspirado en Le Canard Enchaîné, "ensayó inútilmente nuevos criterios periodísticos".

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