El PG se fundó hace justo 80 años con un programa que
contenía incluso demandas similares a las del 15-M
RODRI SUÁREZ - Santiago - 07/12/2011
Fundación do Partido Galeguista, 1931 |
Ni se les pasaba por la cabeza acampar en plazas,
pero compartían con actuales movimientos sociales y políticos no solo una genérica
indignación, sino también algunas reivindicaciones concretas. Un sistema
electoral distinto, eliminación de los organismos provinciales, apuesta por las
consultas ciudadanas como forma de profundización democrática, responsabilidad
judicial de los malos gestores públicos o un sistema fiscal progresivo son
ideas centrales en el debate actual pero -junto a muchas otras- ya fueron
puestas sobre la mesa hace ocho décadas por una formación que entonces nacía y
cuya influencia es tal que son numerosas las voces que consideran que la
presente autonomía gallega es una realidad gracias a su legado. Hace 80 años
-los días 5 y 6 de diciembre de 1931- se constituía en Pontevedra el Partido
Galeguista (PG), cuyo programa inicial hacía referencia a demandas aún insatisfechas
y en la actualidad generalmente también ligadas a actores políticos con aura
entre renovadora y revolucionaria como el 15-M.
Literalmente, en la declaración de principios que
salió de aquel acto fundacional del PG en 1931 se leen exhortaciones a la
"supresión de las Diputaciones provinciales (...) práctica de las
instituciones de la democracia directa como el referéndum o el concello abierto
(...) representación proporcional con grandes circunscripciones para las
elecciones (...) adopción de procedimientos eficaces que eviten la corrupción
electoral y el falseamiento de la voluntad popular (...) responsabilidad
económica de la administración por los daños que sus agentes causen a los
particulares en el ejercicio de las funciones públicas (...) creación de un
impuesto progresivo sobre la renta", todas ellas mezcladas entre otras más
ligadas a la identidad o el autogobierno. "Una de las claves de la
actualidad de su programa fue el pragmatismo de aquellos galleguistas de hace
80 años. Por ejemplo, reivindicaban la autodeterminación, pero no la formulaban
en abstracto sino que la llevaban a la tierra, al mar, a la lengua, a la nación
no como una suma de datos, sino como una construcción social", asegura
Pablo González Mariñas, conselleiro nacionalista de la Xunta tripartita, que
sin embargo no puede evitar un poso de amargura al comparar aquella propuestas
con el presente político del país. "Si las reivindicaciones del Partido
Galeguista aún están por conseguir, y cada vez estamos más lejos de ellas, es
porque los que vinimos detrás no estuvimos a la altura de aquella capacidad de
anticipación", opina.
El historiador de referencia del galleguismo
político, Justo Beramendi, considera que la distancia temporal convierte en un
imposible establecer paralelismos directos entre los planteamientos del PG y
los actuales indignados en todas sus formulaciones, pero sí defiende que la
organización de Bóveda, Otero Pedrayo o Castelao "presentaba un programa
socioeconómico muy avanzado para su época". "No se trataba de un
partido de izquierda revolucionaria sino más bien de centro pero con un componente
que ahora podríamos denominar socialdemócrata, aunque trasladándolo al día de
hoy su programa incluso se situaría a la izquierda de las políticas que
defienden algunos socialdemócratas actuales", añade con sorna. "Es
difícil realizar esos traslados temporales, pero desde luego el PG era
progresista y la mayor prueba de ello es que formó parte del Frente
Popular", recuerda el histórico dirigente nacionalista Camilo Nogueira.
El secretario general de la UPG, Francisco
Rodríguez, tiene menos dudas a la hora de definir en términos de presente la
doctrina de los galleguistas de 1931 o señalar dónde cree que está depositada
ahora su esencia ideológica. "La vigencia de su avanzado programa resulta
espectacular. Eran antimonopolistas y si queremos decirlo así, de izquierdas.
No se debe olvidar que dentro de su pluralidad interna había ya corrientes
abiertamente marxistas, como la de Suárez Picallo. Adaptado a esta época, todo
el programa del Partido Galeguista está presente en el actual del BNG, como
ocurre con la demanda de una banca pública, algo que ya proponían ellos hace 80
años y solo nosotros hacemos en la actualidad", indica el que también es
miembro de la ejecutiva del Bloque.
Los diferentes enfoques también son visibles ante el
habitual ejercicio contrafactual de imaginar el panorama político gallego que
existiría en caso de que el PG no se hubiera diluido entre el golpe militar y
la posterior apuesta culturalista de los años 50. Rodríguez reconoce la
dificultad de hacer esas hipótesis, pero llega a señalar que "ante la
clara evolución del PG hacia la izquierda es posible que organizaciones como la
UPG no hubieran tenido sentido tal y como nacieron y estaríamos dentro de un
Partido Galeguista quizás formulado orgánicamente como un frente".
Beramendi lo ve de otra manera: "De haberse recuperado el PG, estoy seguro
de que serían imposibles mayorías absolutas como las de Feijóo o Fraga. El
Partido Galeguista ocuparía un espacio de centralidad que restaría votos al BNG
pero también al PP. No digo que seríamos como Cataluña, pero sí más parecidos a
ella que ahora". "Desde luego, el Partido Galeguista nunca haría
barbaridades como las de CiU actualmente en la Generalitat", tercia Camilo
Nogueira, que marca territorio: "Vale que ahora el PP o el PSOE gallego
reivindiquen también la memoria del PG, pero no nos confundamos. Sus herederos
somos nosotros, los nacionalistas".
"No creo que salga otro Bóveda"
A sus 97 años, Avelino Pousa Antelo es uno de los
escasos supervivientes del viejo Partido Galeguista de los años 30, al que perteneció
como miembro de sus Mocedades. Mantiene la mente lúcida desde cierto gramsciano
pesimismo de la inteligencia que le lleva a decir: "Nuestro programa está
casi inédito, no se consiguió casi nada de aquel sueño de una Galicia nueva y
armoniosa y muchas cosas son ya irrecuperables. Es muy difícil pensar que
estamos en el buen camino".
Para el veterano galleguista, que sigue acudiendo
para proclamar sus ideas a bastantes actos públicos, el rápido crecimiento que
vivió su partido desde 1931 hasta que las pistolas forzaron su repliegue en
1936 se explica por la "iniciativa de personas muy inteligentes y válidas
de las que surgió una filosofía que la gente entendió y creyó. Se abrió un
camino totalmente nuevo que se extendió de una manera insólita para como
funcionaban las cosas en Galicia en aquella época, con una lentitud
tremenda". "También existía una ilusión que ahora no hay",
completa.
Pero sin duda, cuando Pousa Antelo
exprime todas sus fuerzas es al referirse a las declaraciones de autoafirmación
que normalmente brotan de los responsables de la actual institución autonómica.
"Yo no pienso comulgar con ruedas de molino, que es lo que hay que hacer
para confiar en muchos que ahora se declaran galleguistas pero que nunca
creyeron en esta patria ni creerán". Y como contraposición, se limita a
describir el despacho desde donde habla por teléfono con este periódico:
"Tengo delante tres imágenes. Son de Valle Inclán, de Castelao y de
Bóveda, tres figuras de las que hay que aprender mucho y representan
perfectamente lo que pudo haber sido Galicia. De entre ellos me quedaría con
Bóveda: era el motor del galleguismo, lo veía todo completo, certero y
verdadero, fue el mejor político gallego de cualquier tiempo. Desgraciadamente,
no creo que salga otro como él".
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