El programa germen de otros muchos como El Guiñol, marcó una época
en la que la sociedad británica no osaba a caricaturizar a sus dirigentes
En su aniversario, muchas personalidades influyentes se reunirán en Londres
para debatir acerca del impacto social de esta sátira
EFE – Londres 25/02/2014 – eldiario.es
Con sus muñecos de látex que caricaturizaron a toda una generación de políticos
británicos, desde Margaret Thatcher a John Major, el programa que revolucionó
la sátira moderna, "Spitting Image", nació hace treinta años.
La cadena ITV emitió el primer episodio el 26 de febrero de 1984, cuando
los británicos empezaron a reírse de su clase dirigente cada domingo y durante
más de once años, en los que el ingenio y la originalidad de sus creadores
marcaron una época.
Una Margaret Thatcher (de 1979 a 1990) vestida con traje de hombre, con sus
rasgos faciales pronunciados y dando órdenes de estilo militar a unos ministros
siempre sumisos, fue tal vez el personaje más célebre de los realizados para
este programa.
Spitting Image nació del ingenio de Peter Fluck y Roger Law, dos
ilustradores más asociados a la prensa escrita, pero cuya capacidad de invención
ayudó a crear unas marionetas que cautivaron la imaginación del público británico.
Sin temor a la censura
Spitting Image salió al aire en momentos en que Thatcher disfrutaba de
una gran popularidad, pues en 1982 había salido victoriosa de la Guerra de las
Malvinas frente a Argentina, y su poder se afianzaba con una manera de gobernar
cada vez más implacable.
Fue así como el programa la caricaturizó como una política tirana, que
acosaba a sus ministros con continuas exigencias, que fumaba puros y recelaba
de todo lo que fuera francés.
Casi todos los políticos relevantes de los años en los que el Partido
Conservador dominó la política del Reino Unido fueron convertidos en muñecos
con movimientos, aunque la familia real británica tampoco se salvó de esta
comedia satírica.
Así, la reina Isabel II aparecía con labios pronunciados, siempre pintados
de rojo, con tiara o corona y, a veces, con un pañuelo en la cabeza, mientras
la reina madre llevaba gorro de dormir.
El primer ministro John Major fue convertido en un político gris, desde el
pelo hasta la piel, con una inclinación compulsiva por los guisantes que le
preparaba cada día su mujer Norma.
El programa además le inventó a Major una amante, la entonces atractiva
diputada Virginia Bottomley, por la que el muñeco de látex que encarnaba al
"premier" suspiraba cada vez que la veía.
Los tories como diana
A Kenneth Clarke, Spitting Image lo retrató como un político obeso y
borracho, a pesar de ser ministro de Sanidad, mientras que el titular de
Exteriores Geoffrey Howe resultó un personaje un tanto aburrido que se pasaba
todo el tiempo hablándole a las ovejas.
También pasaron por las críticas el expresidente estadounidense Ronald
Reagan, ridiculizado con una nariz pronunciada, unos dedos exageradamente
largos y con problemas de memoria, pues rara vez contestaba a las preguntas que
le hacían los periodistas.
Aunque satirizó a políticos "tories", los laboristas también
tuvieron su espacio, como un Tony Blair con una sonrisa exagerada, que prometía
mejorar la sanidad y crear escuelas, pero dando rodeos a la hora de explicar cómo
financiaría su programa de Gobierno.
El éxito de Spitting Image fue rotundo, pues llegó a tener una
audiencia de quince millones de televidentes, lo que le convirtió en toda una
institución, hasta que fue retirado el 18 de febrero de 1996 por su caída de
audiencia.
Eran tiempos de cambios en el mundo político del Reino
Unido, en el que un decadente Gobierno conservador de John Major dio paso, un año
después de emitirse Spitting Image por última vez, al llamado Nuevo
Laborismo de Tony Blair (1997-2007).
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