Nacido en
1924, la memoria de la Gran Depresión cultivó su pasión social por los héroes
sin nombre del día a día.
La exposición
'Asunto de vida o muerte' reúne 75 obras de toda su carrera, entre ellas
algunas tomadas en España durante los años sesenta.
Retrató a
matarifes, mineros, inmigrantes, pilluelos, granjeros y ciudadanos corrientes…
También fue un reconocido docente universitario de fotografía.
ÁNXEL GROVE.
24.02.2014 - 17:03h
O neno bolboreta, 1949 |
Por una de
esas incomprensibles injusticias que pueblan la historia del arte, el fotógrafo
estadounidense Jerome Liebling murió en 2011, a los 87 años, sin que casi nadie
llorase la pérdida de una persona influyente y con una obra madura,
contemplativa y social. El gran "fotógrafo cívico", como le definió
algún amigo cercano, había tomado las calles de su ciudad natal, Nueva York,
durante los años treinta, para retratrar a los héroes sin nombre que pueblan,
resisten y sobreviven en toda gran metrópoli.
Pertenecía a
una generación de documentalistas que tuvo la misma idea — Walker Evans,
Berenice Abbott, Gordon Parks...— y, aunque no lo hacía peor que ninguno de
ellos, Liebling siempre fue un artista oculto, solamente conocido por los muy
enterados y nunca pudo vivir con el dinero que ingresaba como fotógrafo: la
mala suerte, la poca maña para venderse o la ceguera de algunos tuvieron la
culpa. Pese a todo, nunca soltó la cámara y se dedicó, para ganarse el pan, a
la docencia: fue un reputado profesor de fotografía en la Universidad de
Minessota y fundó el Hampshire College.
Cronista de
las grietas cotidianas
La deuda
pendiente de Nueva York con este cronista de las grietas cotidianas queda en
parte reparada con la exposición Jerome Liebling: Matter of Life and Death
(Jerome Liebling: asunto de vida o muerte), la primera retrospectiva de alcance
—75 obras, con ejemplos de todas las épocas del fotografo— que se organiza tras
el fallecimiento del narrador gráfico de la verdad, no siempre razonable ni
comprensible, de las calles. La muestra se celebra en la Galería Steven Kasher
entre el 13 de marzo y el 13 de abril.
Nai e fillo, Málaga, 1966 |
Con obras
seleccionadas por la hija de Liebling , la cineasta Rachel Liebling, la muestra
abarca las casi décadas de actividad del artista, con fotos tempranas en blanco
y negro —entre ellas la que quizá sea su única imágen conocida, Butterfly Boy
(Niño mariposa), el desolador y tierno retrato de un crío negro y pobre— y
ejemplares a color de las series finales de personas en escenarios urbanos vacíos
y sin ningún punto posible de fuga o salvación, como la bellísima y
estremecedora Morning, Monessen, Pennsylvania (1983), en la que una anciana
vestida de blanco inmaculado parece no saber hacia dónde debe dar el siguiente
paso.
Una gitana
con un niño y una figura de un toro
También se
exhiben fotos muy poco conocidas de los viajes a Europa que Liebling hizo a lo
largo de su vida. Llaman la atención algunas tomadas en España durante los años
cincuenta, como Woman at Chuch (Mujer en la iglesia), tomada en Málaga en 1966,
en la que una bella joven gitana sostiene en los brazos a un crío durmiendo y
la figura decorativa y chocante de un toro de lidia.
Las fotos,
dicen los galeristas —desde ahora marchantes del legado de Liebling—, exploran "la
juventud, la madurez y la muerte", capturando la "intimidad" de
las personas y lugares "donde la fortaleza diaria combatía contra la
ruina". Citan en este sentido una declaración del fotógrafo sobre su
posición social: "Mis simpatías siempre han estado con la gente común, que
es el centro de mi fotografía. Siento por esa gente un respeto sublime y
especial".
Muchas no
expuestas hasta ahora
En sus últimos
años Liebling utilizó la impresión digital para crear nuevas copias
reinterpretadas de algunas de sus fotos, que imprimió en gran formato. Esas imágenes
—plantaciones agrícolas, composiciones casi abstractas de cobertizos...— Muchos
de las que se muestran en Matter of Life and Death nunca han sido
expuestas hasta ahora.
Descendiente
en primera generación de inmigrantes europeos —su padre trabajó como camarero
toda la vida—, Liebling creció en el barrio de Brooklyn. Durante la II Guerra
Mundial se alistó para luchar por una causa en la que creía, pero regresó con
un sentimiento pacifista acérrimo que mantuvo. En 1948 se unió a la Photo
League, una cooperativa de fotógrafos con conciencia social donde conoció y
trabó amistad con Paul Strand y W. Eugene Smith.
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