'Pia Towle-Kimball, Iraq, 2009' |
La fotógrafa Suzanne Opton inmortaliza en su proyecto a
veteranos de guerra con una sencilla tela que cada modelo utilizó a su antojo.
Todos padecieron trastorno de estrés postraumático.
Una muestra reúne las imágenes, que exploran la prueba
física de que algo cambia en el ser humano cuando vuelve a ser civil tras un
conflicto armado.
HELENA CELDRÁN. 05.10.2012 - 08.35h
Lucharon en la II Guerra Mundial, en Vietnam, Irak,
Afganistán...
No son fotografías militares, no hay medallas ni uniformes, sólo una
sencilla tela a modo de túnica que los modelos usan a su antojo. Algunos
aprovechan el manto para envolverse como santones y profetas, otros enfrentan
la sesión con cierta expresión de desafío y ademanes teatrales; los hay que
parecen buscar cierta protección en la suavidad de la tela.
El Museo de Arte
Chrysler, en Norfolk (Virginia, EE UU), expone hasta el 30 de
diciembre Many Wars
(Muchas guerras), una serie de retratos de veteranos de guerra,
protagonistas del último proyecto de la fotógrafa estadounidense Suzanne Opton
(1954).
Para el proyecto, la artista acudió a una clínica de Vermont del
Departamento de Asuntos de los Veteranos de los EE UU (VA). Allí
siguió de cerca la terapia de un grupo de excombatientes que padecían trastorno
de estrés postraumático provocado por su paso por los frentes bélicos.
Opton los retrató y grabó sus testimonios,
compartieron experiencias que tuvieron lugar en décadas y batallas muy
diferentes, pero a pesar de la lejanía todos tenían en común los efectos
secundarios del horror: "Tras encontrarme con ellos tengo la sensación
de que da lo mismo la guerra a la que vas. Volver a casa es siempre igual.
No puedo imaginar una transición suave".
Recién llegados del combate
No es la primera vez que la fotógrafa explora las
consecuencias de la guerra en el ser humano. También inmortalizó en su proyecto
Soldier a soldados
estadounidenses de Fort Drum (Nueva York), en periodo de
servicio tras haber combatido en Irak y Afganistán, recién llegados de la
batalla. Captó el rostro de todos sus modelos, ladeados y apoyando la cabeza
sobre una mesa. Los primeros planos iban acompañados de una ficha con el nombre
de cada uno y los días que habían pasado en la contienda.
La artista busca en las expresiones
los síntomas del cambio, la prueba física de que el soldado no vuelve a ser la
persona que fue antes de intervenir en un conflicto armado: "Puedes
haber sido un niño equilibrado y feliz, vas a la guerra y entonces eres
otra cosa. Hay una interferencia en la cronología. Eso siempre me interesó: el
modo en que las personas se ajustan al trauma, a los acontecimientos, cómo
crecen alrededor de ellos y cómo les cambia".
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