'Participando Podemos', la primera formación árabe femenina, se presenta a
las elecciones municipales de Hebrón, la ciudad más conservadora de Cisjordania
SERGIO LEÓN Madrid 20/10/2012
Maysun
Qawasmi quiere hacer historia. Aunque, en parte, ya lo ha hecho. Junto a ella,
diez mujeres más conforman la primera lista femenina árabe que participa
en unas elecciones municipales en Palestina.
Qawasmi, 43
años, periodista y madre de cinco hijos, encabeza Participando Podemos,
formación que concurre a los comicios que se celebran este sábado en la ciudad
cisjordana de Hebrón, la ciudad palestina más grande y además también la más
conservadora.
"Las
mujeres no deben conformarse con lo que los hombres decidan sobre ellas",
declara la líder de esta formación única en el mundo árabe. "Soy un
miembro activo en mi sociedad que desea servir al pueblo. Por tanto, debo
contar con las mismas oportunidades de poder hacerlo a través de las
elecciones municipales", expresa con confianza durante una entrevista con
Efe.
Las once
mujeres de Participando Podemos aspiran a conseguir al menos tres de los quince
asientos del Consejo Municipal de Hebrón, que acude a las urnas por primera
desde 1976. "Necesitamos al menos cinco escaños en el concejo para
poder lograr un cambio. Me encantaría convertirme en alcaldesa, pero llegados a
este punto me contentaría si logramos un escaño alguna de nosotras",
sostiene Qawasmi.
Y eso, en un
entorno donde el hombre ejerce una posición totalmente dominante, supone un
reto aún mayor. No sólo por presentarse como una formación exclusivamente
femenina que se rebela contra el machismo histórico de la sociedad palestina y
árabe, sino también por intentar cambiar una realidad a través de una candidatura
independiente sin el respaldo de Al Fatah y Hamás, dominantes de la vida
política de los territorios ocupados.
Escasa
representación femenina
Una de las
metas de Participando Podemos es romper la barrera del 20% de escaños que la
Ley Básica palestina reserva a las mujeres y por la que ostentan seis cargos de
ministro en el Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Cisjordania
y ocupan 17 de los 132 asientos en el Parlamento. "Vemos cómo las que
fueron elegidas a través del sistema de cuotas nunca han sido capaces de
tener un impacto en su comunidad", lamenta Qawasmi.
A pesar de
ese sistema de asignación de asientos y de que la Declaración de Independencia
del Estado de Palestina habla de principios de igualdad y de no discriminación
por razón de sexo, el escenario es bien diferente en la práctica. Las mujeres
palestinas no tienen el mismo acceso a la Justicia que los hombres y, entre
otras cosas, no son tratadas igual por el Código Penal, según denuncia el
informe Derechos de las mujeres en Oriente Medio y el Norte de África: una
desventaja profunda de la organización
Freedom House.
El texto
critica que en los territorios palestinos no existen leyes que castiguen específicamente
la violencia doméstica. La representación femenina en el poder judicial y en
los tribunales sigue siendo baja: el número de cargos en la alta administración
ocupados por mujeres es ínfimo y de los 3.081 representantes de los gobiernos
locales sólo ocupan 30 puestos, según los datos del informe. La organización
señala asimismo que apenas un 7% de las mujeres cuenta con una propiedad
en su nombre y que sólo el 10% de los hogares palestinos tiene como cabeza de
familia a un representante femenino.
Ocupación de
Israel
La
organización hace especial hincapié en las consecuencias para el total de la
sociedad palestina derivadas de la
ocupación de Israel. El informe señala que, debido al continuo
sentimiento de resistencia contra la colonización, la reivindicación de los
derechos de las mujeres quedaron en un segundo plano. Entre otras cosas, las
palestinas no pueden acudir a la Convención sobre
la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer
de Naciones Unidas (CEDAW, por sus siglas en inglés) porque Palestina no está
reconocida como un Estado independiente.
Dentro de la
población árabe
sometida a las leyes israelíes, las diferencias de oportunidades
entre comunidades son evidentes. El 70% de la población no judía es pobre, uno
de cada tres niños pasa hambre, el paro asciende al 25% y sólo el 17% de las
mujeres árabes trabaja, frente al 52% de las hebreas, según informes de Mossawa, ONG de defensa de los derechos civiles
de los árabes reconocida por la Comisión Europea.
El
porcentaje de mujeres trabajadoras es incluso menor en Hebrón, donde baja hasta
el 10%. Una de las iniciativas surgidas para reducir estas diferencias es Sindyanna of Galilee. Se trata de una
cooperativa de comercio justo nacida en 1996 como herramienta de superación del
conflicto entre la población palestina y la judío-israelí y promoción del papel
de la mujer en la mayoría de las familias árabes que siguen marcadas por la
autoridad del hombre. Entre sus formas de actuación buscan empleo y sueldo
digno a las mujeres. Esther Lilfsitz-Erlich, una de sus trabajadoras,
explica que el objetivo es "impulsar a la mujer a través del trabajo, que
es la herramienta fundamental para su desarrollo y para escapar de ese papel de
mera ama de casa".
En la
actualidad, más de 200 mujeres trabajan en Sindyanna. Es una de tantas ONG que,
mientras las fuerzas políticas tenían como prioridad su guerra contra
Israel, han peleado por su cuenta por el derecho de las
mujeres. A ellas ha dedicado parte de su campaña Qawasmi, que compagina su
papel de madre con el de emprendedora y redactora de Wafa, la agencia oficial
de la ANP, y con las que ha mantenido multitud de reuniones para reforzar el
liderazgo de la mujer palestina en Cisjordania.
Pero su
programa electoral no sólo se queda ahí. Qawasmi reconoce que no cuenta con una
varita mágica para "acabar con la ocupación ni echar a los
colonos del centro de Hebrón", pero sí aspira a que los todos
niños puedan estudiar al mismo tiempo en las escuelas y acabar con la actual
saturación de alumnos que obligaba a muchos centros a impartir clases en
distintos turnos durante la jornada. Otra de sus promesas es dialogar con todas
las partes competentes para que todos los vecinos tengan acceso a agua
corriente. "Algunos alcaldes prefieren permanecer sentados en sus sillones
e ignorar a la gente de la calle", critica.
En
Hebrón hay 59.000 votantes registrados, de los que Participando Podemos aspira
a obtener la confianza de 20.000. ¿Cómo conseguirlo? Qawasmi confía en que el
electorado esté cansado de la división interna
entre Al Fatah y Hamás y, quien sabe, pueda ver a su formación como
la alternativa para un cambio necesario.
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