Una exposición en Nairobi recuerda la belleza de la
capital de Somalia antes de su destrucción a principios de los años 90
La fotografía muestra una avenida rodeada de palmeras, una catedral, un
arco, el minarete de una mezquita y varios edificios que mezclan un estilo
árabe con influencias italianas. La ciudad es Mogadiscio, en Somalia, la
fotografía fue tomada en los años 70 y hoy hace ya más de 20 años que lo que
muestra no existe.
"Me siento mal al ver estas imágenes", dice Mubarak Salat, un
joven de 22 años, mientras señala a su alrededor, "aunque ya he venido dos
veces porque la verdad es que me gusta ver cómo era en los 50 y en los 70".
Salat nació en la capital somalí pero huyó de su país en 2007 para poder
estudiar en la universidad. Hoy ha vuelto a la exposición
"Mogadiscio antes y después", que la Alianza Francesa en Nairobi ha
inaugurado esta semana. En la sala hay antiguas fotografías de la ciudad junto
a otras más recientes, que muestran los reconocibles edificios derruidos y
paredes llenas de agujeros de balas.
Pero ésta no ha sido siempre la cara de Mogadiscio. Hubo un momento en que
esta ciudad era conocida como "la Perla del Índico", a mediados del
siglo XX y hasta principios de los años 90, y algunas de estas fotos son
testigos de esa época. Mezquitas, plazas enormes, paredes blancas de casas
llenos de ventanas árabes, arquitectura y cafés italianos y unas playas de arena
blanca y palmeras que atraían a muchos de los diplomáticos y turistas que
venían al este de África.
Una imagen de 1983 muestra la principal playa de la ciudad llena de gente y
con las mujeres en bikini, algo impensable hoy. En otra, de 1976, se ve la
discoteca del hotel Juba, en la que hombres y mujeres, africanos y europeos,
bailan vestidos con los pantalones de campana y las faldas típicas de entonces.
La situación política estaba lejos de ser perfecta, ya que el régimen del
entonces presidente Siad Barré era en la práctica una dictadura comunista.
Pero, para los que se lo podían permitir, Mogadiscio sí era una ciudad con
muchos encantos para vivir o visitar.
"Tuve mala suerte en cuanto al momento para nacer", comenta
Salat, "cuando tenía seis meses, ocurrió el golpe de Estado que depuso a
Siad Barré y empezó la guerra".
Eso fue en enero de 1991 y, desde ese momento, Mogadiscio y gran parte de
Somalia se hundieron en un conflicto muy complejo que aún dura hoy. Entonces,
diferentes milicias y señores de la guerra se enfrentaron entre sí y contra
tropas de Estados Unidos, cuyo objetivo era proteger la entrega de alimentos de
la ONU durante la hambruna de 1992-93.
En octubre de 1993, tuvo lugar la batalla descrita en la película
"Black Hawk derribado" y unos meses después los soldados
estadounidenses y la misión de paz de la ONU abandonaron Somalia.
La guerra civil continuó y los bombardeos y las balas convirtieron a
Mogadiscio en la ciudad que es hoy. Actualmente, la milicia islamista radical
Al Shabab, que aún controla una parte importante del centro y sur del país,
está enfrentada a las tropas del Gobierno y a la misión de paz de la Unión
Africana (AMISOM).
La exposición ha sido organizada por Rasna Warah, una escritora y periodista
keniana. Warah cuenta que, tras visitar y escribir sobre Mogadiscio en
noviembre del año pasado, un somalí que vive en Estados Unidos le escribió y le
envió varias fotos antiguas de la ciudad. "Me sorprendió ver lo hermosa que
Mogadiscio había sido y de ahí nació la idea de la exposición".
Este emigrante la puso en contacto con Mohammud Diriye, encargado del Museo
de Mogadiscio antes de la guerra, que tras convertirse en refugiado se
estableció en Estados Unidos y que durante todos estos años ha guardado muchas
viejas fotos de su ciudad. Entre Diriye y Warah seleccionaron varias imágenes
que contrapusieron a las que la escritora keniana tomó durante su viaje a
Somalia y así nació esta muestra.
"El objetivo último es que la gente de Mogadiscio pueda ver la
exposición", dice Warah en conversación telefónica, "muchos son
jóvenes que nunca han visto estas imágenes y la idea es que les sirvan de
inspiración para reconstruir su ciudad".
Warah, autora de varios libros sobre urbanismo, destaca que Mogadiscio era
la mayor y más importante ciudad del oriente africano, con una larga historia y
una rica tradición cultural y arquitectónica que se remontan al siglo X.
Además, lamenta que hoy nadie parece recordar estos hechos. "En los
últimos 20 años, la historia de Mogadiscio ha sido contada por dos tipos de
gente: la ONU, para quien todo el mundo tiene hambre, y los periodistas
occidentales, que sólo ven en ella guerra y terrorismo".
La escritora espera que esta exposición sea un primer paso hacia el momento
en que los somalíes puedan contar su propia historia al resto del mundo. "Aunque
es verdad que es irónico y extraño que yo misma no sea somalí y que hayamos
montado la exposición en Nairobi y en la Alianza Francesa", reconoce hoy.
Desde que en agosto del año pasado Al Shabab abandonara Mogadiscio, han ido
poco a poco apareciendo artículos que describen la cierta vuelta a la
normalidad de la ciudad. Además, en las últimas semanas las tropas
gubernamentales y de AMISOM ocuparon la ciudad de Afgoye, cercana a Mogadiscio
desde donde Al Shabab preparaba sus atentados en la capital. Por su parte, las
tropas kenianas tomaron Afmadow, necesaria para lanzar la ofensiva sobre el
último bastión de la milicia islamista: la ciudad portuaria de Kismayo.
Militares y diplomáticos en la región consideran que la pérdida de Kismayo
podría ser el principio del fin para Al Shabab y el inicio de la reconstrucción
del país.
Mientras tanto, hoy Mogadiscio muestra sus dos caras y su
doble historia en Nairobi. "Somalia lo ha perdido todo en términos de
economía y de educación", resume Salat con seriedad, "y que una
ciudad o un país colapsen es fácil pero reconstruirlos es muy difícil".
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