Expertos en desarme y no proliferación critican el alto
gasto en armamento en tiempos de crisis económica
Las armas nucleares, además del alto coste que tiene su fabricación,
suponen una enorme carga al erario público en tiempos de crisis, ya que los
países que las poseen se gastan cada año en su almacenaje y mantenimiento un
total de 80.000 millones de euros, afirma un grupo de expertos en desarme y no
proliferación reunido en Berlín. Aunque los gobiernos guardan muy en secreto
estas cifras, se estima que Estados Unidos se gasta cerca del 50% de ese monto.
“En estos momentos de recesión y crisis económica, las potencias nucleares
deberían hacer un mayor esfuerzo para reducir ese gasto”, señala el srilanqués
Jayantha Dhanapala, ex subsecretario general de la ONU para asuntos de Desarme.
Sin embargo, los expertos han constatado que hay un interés creciente de
distintos países por dotarse de armamento nuclear.
El sueco Rolf Ekeus, que entre 1991 y 1997 dirigió la comisión especial de
la ONU para desarmar a Irak, sostiene que “la inestabilidad del régimen iraní”
está frenando el acuerdo sobre su programa nuclear, pero insiste en que Europa
debe de mantenerse firme en las sanciones si quiere que Teherán ceda. Ekeus se
declara convencido de que “Israel no
atacará unilateralmente a Irán” y recuerda que “Israel fue el único
país que apoyó y armó a Irán durante la guerra contra Irak (1980-1988),
mientras el resto del mundo apoyaba a Sadam Husein”.
Según el presidente del comité organizador de la V Conferencia del Foro
Internacional de Luxemburgo para Prevenir una Catástrofe Nuclear celebrada ayer
y hoy en Berlín, el general en la reserva ruso Vladímir Dvorkin, el arsenal
nuclear israelí “no presenta una amenaza para el mundo y, por tanto, no fue
abordado por los conferenciantes”. Aunque Israel no lo reconoce oficialmente,
se supone que tiene más de 200 armas nucleares.
Por el contrario, el presidente de este foro, el multimillonario
Viatcheslav Kantor, de nacionalidad rusa e israelí, consideró “inaceptable” la
situación iraní e insistió en que “de ninguna de las maneras puede aceptarse”
que Irán enriquezca uranio, ni al 20% como está haciendo ahora, ni a un máximo
del 3,5% como parece que Europa estaría dispuesta a consentirle como parte del
compromiso a alcanzar en las negociaciones que deben mantenerse en Moscú a
mediados de este mes. En el caso de Corea del Norte, Kantor reconoce que no
será posible negociar que entregue las bombas fabricadas e insta a que se
ofrezca seguridad al régimen de Pyongyang para que acepte la vuelta de los
inspectores del Organismo Internacional de la Energía
Atómica.
Ekeus señala que en la actualidad se está recuperando el principio
armamentista de “disuasión” abandonado al finalizar la guerra fría, lo que
eleva la desconfianza entre Estados Unidos y Rusia e impide avanzar en las
negociaciones sobre la defensa antimisiles. Ekeus alerta de la necesidad de
“reformar y reforzar” el Tratado de No Proliferación nuclear para que no se
expanda el “apetito nuclear”.
“China”, indican los expertos, “ha ejercido un autocontrol sobre su arsenal
compuesto por unas 240 a 250 bombas, de las que unas 40 son cabezas nucleares
para montar sobre misiles estratégicos de largo alcance”. Esta cantidad la
sitúa muy lejos de los arsenales de EE UU y Rusia, incluso después del acuerdo
de desarme SALT III, firmado en 2010. “Falta por ver cuál será la actuación
futura de China, sobre todo si Estados Unidos no acepta su proposición de no
militarizar el espacio”, añaden.
En cuanto a los arsenales de India y Pakistán, los
conferenciantes han señalado que la tensión entre los dos países es menor, pero
que existe un “peligro real” de que las redes terroristas puedan hacerse con
una ‘bomba sucia’.
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