El fotógrafo Martin Parr analiza el fenómeno turístico de
masas de estética ‘kitsch’ en una exposición en el CCCB
JOSÉ ÁNGEL
MONTAÑÉS Barcelona 3 JUN 2012 - 00:35
CET
Abogados, arquitectos, albañiles, amas de casa y periodistas. Todos somos
turistas o guiris en uno u otro momento, aunque algunos prefieran
llamarse viajeros. Y lo que a todos nos une son las mismas ganas de
inmortalizar, con una o miles de fotografías o souvenirs que recuerden,
y demuestren a los demás, que se ha estado allí durante unos días en los que
nos convertimos en turistas; un espécimen descrito, casi siempre, como una
persona de pantalón corto, sandalias, calcetines blancos y una cámara colgada
al cuello.
El fotógrafo Martin Parr (Reino Unido, 1952) reflexiona sobre el fenómeno
turístico en Souvenir. Martin Parr, fotografía y coleccionismo, una
exposición (hasta el 21 de octubre) comisariada por Juan Pablo Wert, a partir
de las imágenes de este fotógrafo de la agencia Magnum sobre el fenómeno
turístico kitsch y de masas
A partir de 30 autorretratos llenos del sentido del humor que caracteriza
toda su obra, Parr aparece inmortalizado junto a Putin y Messi de cartón, en un
decorado de Dubái y montado en una góndola de Las Vegas. Le siguen 149 postales
de la colección particular del autor y unas 70 instantáneas realizadas por él
en las que lleva a cabo su peculiar investigación etnográfica del fenómeno
turístico.
Las fotografías, enormes y sin marcos para dar sensación de espontaneidad,
nos recuerdan que ser turista tiene muchos inconvenientes: “Los lugares que
visitamos los imaginamos vacíos, pero cuando vamos están masificados y son una
pesadilla”, comenta Parr. Ocurre en el aislado Machu Picchu de Perú, siempre
lleno de grupos, en la Acrópolis de Atenas, delante de la inclinada torre de
Pisa (que todo el mundo parece empeñado en sostener) o en el parque Güell
barcelonés, donde es imposible ver el dragón de trencadís de Gaudí,
rodeado de personas a todas horas que quieren inmortalizarse junto a él —¡quién
se habrá inventado que trae suerte tocarlo!—. Precisamente Parr expone por
primera vez imágenes de su serie Barcelona que realizó esta Semana
Santa, sobre todo de colas de la Sagrada Familia, el Camp Nou y La Rambla,
reflejando las contradicciones de esta ciudad mitad flamenca, mitad guadiana, a
tenor de los recuerdos que los turistas se llevan de regreso a casa. Los menús
turísticos y las atestadas playas también están en el punto de mira del objetivo
de Parr.
El tono cambia con sus propios souvenirs, más de 200 objetos en los
que los protagonistas son la férrea Margaret Thatcher convertida en taza de té,
Bin Laden y Sadam Husein retratados en la esfera de un reloj, que Parr compra
en Ebay. La exposición se cierra con una selección de 500 objetos, obras de
arte y muebles de colección de Juanjo Fuentes que, literalmente, ha traído su
casa de Málaga al CCCB. Como si el visitante estuviera en Ikea, se pueden ver
el salón, el baño y la habitación de este estilista llenos de objetos con
cierto horror vacui.
“Nos obsesionamos tanto por hacernos la foto que nos
olvidamos de vivir la experiencia que comporta la visita”, comenta Parr
mientras se deja fotografiar dentro de las fauces de un tiburón de cartón con
sus sandalias de turista, eso sí, sin calcetines.
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