domingo, 28 de abril de 2013

El 'conflicto interior' del fotógrafo de guerra Gilles Caron


Reclutado como soldado en la Guerra de Argelia en 1959, empezó a documentar guerras como una defensa personal ante las atrocidades que presenciaba.
Documentó la Guerra del Vietnam, la de los Seis Días, la de Biafra, los conflictos de Irlanda del Norte y la 'revolución' de Mayo del 68...
Una muestra redescubre la corta e intensa carrera de Caron, que desapareció en Camboya a los 30 años cuando trabajaba como fotoperiodista.
HELENA CELDRÁN. 20.04.2013 - 20minutos.es
Ulster, 1969
Estuvo en la Guerra del Vietnam, la Guerra de los Seis Días, Biafra, los conflictos de Irlanda del Norte, Mayo del 68, la Primavera de Praga... El compromiso personal del fotógrafo francés Gilles Caron (1939-1970) por documentar con su cámara los conflictos que azotaban a la humanidad llegó a costarle la vida en Camboya.
Comenzó su corta e intensa carrera por una necesidad interior de hacer testigos a los demás de los horrores que presenció en la Guerra de Argelia. El reportero gráfico, que en 1959 fue reclutado como paracaidista, quedó marcado por los actos brutales a civiles y se aferró al fotoperiodismo como la única manera en que podía contribuir a dar a conocer el sufrimiento de quienes son golpeados por la guerra y despertar la empatía más allá de los bandos y de la distancia.
La impotencia de ser un espectador
Gilles Caron, le conflit intérieur (Gilles Caron, el conflicto interior), hasta el 12 de mayo en el Musée de L'Élysée de Lausanne en Lausana (Suiza), es una emotiva muestra de la obra de uno de los primeros autores en sufrir el conflicto moral del fotógrafo de guerra, que pronto se siente insatifecho con la visión heróica de su misión y reflexiona sobre la impotencia de ser espectador de las atrocidades.
En los primeros años de carrera —en la Guerra de los Seis Días y en Vietnam— se centró en las figuras inactivas, en soldados y prisioneros absortos en sus pensamientos, escribiendo o soñando despiertos. Durante la guerra de Biafra, se sintió conmovido por las condiciones de vida de la población y en particular por el estado de desnutrición de los niños. En Mayo del 68 y en Irlanda del Norte dirigió su objetivo a los manifestantes, personajes simbólicos que encarnaban la guerrilla urbana y protagonizaban luchas callejeras que Caron supo transformar en coreografías con un prodigioso sentido de la composición.
Cine, música y moda
Aunque nunca dejó de ser un reportero de guerra, no se le escaparon los acontecimientos culturales y artísticos de la década de los sesenta. Interesado en la Nouvelle Vague y en la escena musical del momento, documentó ocasionalmente los rodajes de Godard y Truffaut e incluso trabajó como fotógrafo de moda. Esas incursiones, que podrían parecer ajenas al resto de su producción, influyeron inesperadamente en el lenguaje formal de las instantáneas que tomó en los enfrentamientos en el Ulster y en el Barrio Latino de París.
Al término de los años sesenta se sentía frustrado e inseguro. Le perseguía la sensación de incapacidad, de no poder ser más que un capturador de imágenes mientras las personas seguían siendo absorbidas por los acontecimientos que les rodeaban. En sus últimas fotos (a partir de sus experiencias en Biafra y Chad) gira de manera inesperada hacia la figura del fotoperiodista y retrata a sus compañeros de profesión: las fotos entregan un mensaje agrio al espectador, que puede comprobar que el trabajo del reportero de guerra no es tan heroico como lo imaginan muchos.
En abril de 1970, viajó a Camboya junto con dos docenas de periodistas y cooperantes tras el golpe de estado del general Lon Nol y la destitución del Príncipe Norodom Sihanouk. Caron y otros dos reporteros franceses (Guy Hannoteaux y Michel Visot) desaparecieron para siempre en una carretera entre Camboya y Vietnam controlada por los Jemeres Rojos. Tenía 30 años.

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