mércores, 29 de febreiro de 2012

Mujeres periodistas impulsan un censo de fuentes femeninas


La Asociación de la Prensa de Sevilla elabora una base de datos de expertas para visibilizarlas en los medios
OLIVIA CARBALLAR Sevilla 20/02/2012
Terremoto en cualquier punto del mundo. Los medios de comunicación informan de la catástrofe. La mayoría de las mujeres que muestran las noticias son víctimas. La mayoría de los especialistas que explican el movimiento sísmico son hombres. Según el estudio Proyecto de Monitoreo Global de Medios 2010, la presencia de expertas en los medios sólo alcanza el 20% frente al 80% que representan los expertos. Ante esta falta de visibilización, la Asamblea de Mujeres Periodistas de Sevilla (AMPS) y la Asociación de la Prensa de Sevilla (APS) han impulsado la creación de un censo de expertas, pionero en España, con el objetivo de que los periodistas incorporen en su trabajo un mayor número de fuentes femeninas.
"Si voy a informar de un terremoto, pues ahí tengo datos de las expertas en esta materia; si voy a dar una información jurídica, pues también tengo los datos de abogadas o de juezas; si la información es de un avance sanitario, pues recurro a una científica. Se trata de facilitar a los profesionales una base de datos rigurosa y contribuir con ello a hacer más visible la aportación que hacen las mujeres a la sociedad y que no está representada en los medios", explica María José Sánchez-Apellániz, coordinadora de la AMPS, un colectivo que lleva años trabajando para evitar, entre otras cuestiones, los estereotipos sobre las mujeres difundidos por los propios periodistas.
"Desde que entró en vigor la Ley de Igualdad, se ha avanzado bastante, sobre todo en los medios públicos, pero vemos día a día que falta mucho por hacer. Tenemos que visibilizar a las mujeres y sus capacidades", sostiene Mónica Niño, también impulsora del censo y miembro de la AMPS.
Una brillante trayectoria
La base de datos, centrada principalmente en Sevilla y su provincia, incluye a casi 300 expertas. Según Olga Granado, la periodista que lo ha desarrollado, las áreas donde abundan más mujeres son Derecho y Ciencias Jurídicas, Economía, Educación, Arquitectura y Urbanismo, Biología y Ciencias en general. "No ha sido fácil porque, salvo excepciones, desde las instituciones (universidades, colegios oficiales, consejerías...) no han colaborado en general; lo hemos tenido que hacer buscando directamente a las personas y contactando con ellas", afirma Granado, que destaca, sin embargo, el gran respaldo que ha obtenido la iniciativa por parte de las mujeres. Todas, añade Granado, cuentan con "una brillante trayectoria plasmada en publicaciones, intervenciones en congresos, patentes y premios, cosechados tanto en España como en el extranjero".
El trabajo ha permitido, por ejemplo, descubrir a varias números uno en distintas materias, como la primera española invitada como conferenciante en el International Congress of Mathematicians, donde se entregan las medallas Fields, los Nobel de Matemáticas; la primera espeleóloga europea en descender más de 2.000 metros de profundidad dentro de una cavidad natural; la número uno mundial en alergología; la coordinadora de la red de Excelencia Europea Aeroespacial Pegasus y la única mujer en el Departamento de Ingeniería Electrónica de la Universidad de Sevilla; o una doctora en Medicina coautora de nueve patentes. "Esta recopilación tumba también los estereotipos, los tópicos sobre la escasa cualificación de los profesionales en esta ciudad. Demuestra que hay otra Sevilla", insiste Sánchez-Apellániz.
Puestos de trabajo
El trabajo, elaborado tras la firma de un convenio con el Ayuntamiento, estará en breve a disposición de los periodistas en la página web de la Asociación de la Prensa www.asociacionprensa.org en una pestaña específica sobre igualdad. "Incluiremos, además de la base de datos, noticias, blogs, un espacio dedicado a formación online, etc.", señala Sánchez-Apellániz, que apuesta por engordar día a día la base de datos y realizar un macrocenso que abarque todo el país. De momento, una segunda parte del convenio con la Administración local permitirá la creación de un empleo para gestionar este trabajo.
"El censo de expertas va a ser tremendamente útil como primera idea, luego ya será cuestión de cada profesional, que se gane la confianza de la experta, intercambien sus móviles e inicien líneas de colaboración futura. Facilita el primer contacto, es el primer (y clave) eslabón", concluye Granado.

Negativos para una novela negra


Cazadores de instantáneas, entre el trabajo artístico y documental. Fotógrafos al servicio de la policía de Los Ángeles de 1925 a 1960. Reconstrucciones de sangrientos casos y retratos de víctimas y de criminales con traje, al más puro estilo ‘L.A. Confidential’
DANIEL VERDÚ 17 FEB 2012
Corpo a carón do río, 1955
De brazos cruzados, una brecha en la frente sellada con esparadrapo y el cuerpo cubierto con lo primero que ha encontrado al salir escopetada de casa después de que algún mal nacido la golpeara. Parece una mujer fuerte y desengañada, porque mira como si esa no fuera la primera vez que le parten la cara y acaba sola en comisaría. Y total… para nada. Porque todo en adelante seguirá igual, revelan sus ojos. Sabe de sobra que el mundo, hasta la fecha, no pertenece a los perdedores. La foto, en blanco y negro, es real, pero parece sacada de L.A. Confidential o de cualquier otra novela de James Ellroy. Sale del archivo de la policía de Los Ángeles. De un extenso y fascinante alijo de documentos gráficos capturados por fotógrafos de uniforme, con un pie en Hollywood y el otro allá donde hubiera un asesinato. O algo peor.
Crímenes, recreaciones, asesinos, víctimas, ladrones… todos pasaron por delante de un objetivo en este tesoro que va de 1925 a 1960 y que habla sobre los límites del trabajo documental, puramente rutinario, y la fotografía artística. Entre el cazador de instantáneas y el mero posado. Precisamente acerca de este asunto se interroga también el último número de la revista CPhoto (Ivorypress). Sobre lo que es verdad y sobre aquello que traspasa la difusa línea de la mendacidad artística. El número ha invitado al comisario Tobia Bezzola, que ya expuso una selección de estas fotografías en 2005 en Zúrich. Un archivo gestionado hoy por Fototeka, propiedad del fotógrafo y oficial de reserva en la policía de Los Ángeles Merrick Morton. No debe ser casualidad que también fuera director de fotografía en L.A. Confidential o en La Dalia Negra.
Estas imágenes también podrían ilustrar las novelas de Raymond Chandler, esas en las que los policías y, sobre todo, los criminales todavía vestían con traje y corbata y poseían un refinado y cínico sentido del humor. Una ciudad retratada hasta la médula por la industria cinematográfica que la alimenta; a ella y a muchos de esos depredadores de imágenes. Una dicotomía entre lo laboral y el arte, que también surgió con otros fotógrafos como el célebre retratista de edificios Julius Shulman (o Brangulí en España). “También tiene ese acercamiento cinematográfico a Los Ángeles. Supongo que también es porque conocemos muy bien esa ciudad, incluso sin haberla visitado, gracias al cine”, explica Bezzola.
¿Alguien busca un arranque para una novela negra ambientada en los años cincuenta en la meca del cine? Está de suerte; ahí va otra. Observen la impresionante fotografía del cadáver bajo un puente de Los Ángeles en 1955. Alguien se ha cargado a un infeliz y su cuerpo yace junto a un neumático abandonado. Amanece cargado de niebla. Dos agentes custodian el cadáver y han sacado de la cama a uno de los detectives de la brigada de homicidios. Llueve y la brisa del río les hiela los huesos, pero, qué diablos, este va a ser un buen caso. Sobre el puente, dos hombres observan la escena. Está claro que alguno de ellos sabe demasiado.
De este modo, a los nombres de maestros de la fotografía documental –como Walker Evans, Dorothea Lange o el mítico Weegee– tendrían que añadirse los de James Watson, alguien llamado Howatt, a secas, y quizá otro identificado con las iniciales E. B. Sucedió en la edad de oro de los negativos de gran formato, las cámaras de velocidades lentas (en algunas imágenes se aprecia el movimiento de los cuerpos) y cristalinas lentes que capturaban hasta el último detalle. Fue cuando la calle de Los Ángeles escribía sus propios guiones.
Las fotografías de este reportaje, sacadas del archivo de la policía de Los Ángeles, forman parte de uno de los temas centrales del último número de ‘CPhoto’, que cuenta con Tobia Bezzola como editor invitado.

Memoria para recuperar el futuro


Francisco Pereña publica 'Incongruencias. Una reflexión autobiográfica'
JOSÉ LUIS DE ZÁRRAGA* 19/02/2012
Este libro no es una autobiografía", advierte el autor en su primera línea. Lo autobiográfico para él viene a "ligar la reflexión a la condición sintomática de un lugar y de una época". Incongruencias es un ejercicio de memoria. Responde a ese "imperativo de la memoria", cuya necesidad planteaba Adorno hace medio siglo y que sigue siendo tan indispensable hoy. Memoria no es mero recuerdo, sino actualización del pasado, no algo pasivo, sino el acto de traer el pasado al presente. Pereña nos trae al presente un pasado, cuyo valor sintomático trata de borrarse y emborronarse.
Unido, desde niño, en vínculo secreto a los perdedores, pese a nacer en un medio rural conservador y crecer en un seminario, Pereña reflexiona sobre la experiencia del español que logró sustraer su conciencia al embrutecimiento de los años del franquismo: la expe-riencia de la pobreza, de la represión, del miedo y la obediencia forzada, de la indignidad que saturaba toda la vida social por así decir; la experiencia de la lucha antifranquista, una lucha moral por lo desesperada; también de la cárcel y de la tortura. Luego, muerto en la cama el dictador, la experiencia de la Transición, que, a cambio de sustituir la arbitrariedad y las brutalidades de la dictadura por las formas democráticas, aseguró la desmovilización social y la despolitización necesarias para la continuidad del sistema de dominación; el pragmatismo de los gobiernos de Felipe González; el retorno del franquismo y el Gobierno sin complejos de la derecha, con Aznar; el acceso de Zapatero al poder, que desencadena el temor de que se pusieran en riesgo las componendas de la Transición; su inmediata deslegitimación y acoso...
Una experiencia donde la identidad del autor no es esencial (aunque indispensable, porque tiene que haber sujeto para que haya experiencia), "lo personal no tiene (aquí) la menor importancia", dice el autor. Pero experiencia en la que pueden reconocerse muchos españoles, no sólo de su generación, sino también de las que han sucedido, porque la España actual conserva las huellas de la miseria material, ideológica y moral sobre la que se ha construido. España nunca se ha recuperado de la aniquilación de la sensibilidad social que el franquismo perpetró, del miedo y la sumisión al poder que implantó en las conciencias. En los cimientos de su edificación, que tan luminosa parecía a muchos, continúan estando los escombros, el basu-rero, y lo que es peor, el cementerio. Los cadáveres sepultados en las cunetas son una metáfora de nuestro país.
El golpe brutal de lo cotidiano
Sin contar nada extraordinario, sólo las pequeñas cosas de una vida como otras, la potencia de las evocaciones en su libro es tal que golpea al lector y su reflexión es tan acerada que corta de raíz la impostura ideológica que las haría soportables.
Empeñado en vivir, a pesar de todo, el autor habla de una vida de desarraigo, de resistencia, marginal y, podríamos decir, subterránea; pero no desde luego de resignación, sino de resistencia obstinada, porque lo menos que puede uno hacer si conserva la dignidad es oponerse, aunque sea sin esperanza alguna y aunque sólo sea con el gesto. Oponerse a los opresores, oponerse a las sectas, oponerse a los fariseos. Allí donde está el poder político, ideológico, institucional, académico hay siempre acomodamiento y abyección.
En esta reflexión autobiográfica, Pereña recorre también, en síntesis, el trabajo teórico de sus libros, elucidación crítica de conceptos: culpa y pulsión, olvido e ignorancia, represión y denegación, interpretación y clínica, violencia y crueldad, soledad y pertenencia, repetición y diferencia... Conceptos en los que está en juego una idea del sujeto y del conflicto psíquico en la que este es irreductible y constitutivo de aquél, dimensión moral sin la que no existiría sujeto.
El autor es psicoanalista, y a lo largo del libro se vuelve frecuentemente al discurso psicoanalítico, más que como instrumento o metodología, como fuente de inspiración. La compasión es en su obra un concepto clave. Pereña recupera la idea griega de la compasión y define la clínica del sujeto como "clínica de la compasión". La clínica atiende la vulnerabilidad real del sujeto y no es posible sin sensibilidad por el que sufre, sea enfermo, oprimido, pobre o excluido. Reflexionando desde el margen, hace la crítica de unas prácticas terapéuticas, degradación de la clínica, que se mueven entre la avaricia desnuda y la abstracción teórica, con los pacientes en la trampa. Sería necesario recuperar la herencia crítica de Freud, confiscada por la maquinaria dogmática que ha mercantilizado el psicoanálisis.
Analizando un capitalismo que es hoy sólo barbarie y ante el cual el rechazo es un pronunciamiento moral básico, hay que recuperar también la herencia crítica de Marx. Marx como crítico, no como legislador del mundo es indispensable, no sólo para analizar el sistema de explotación, sino para entender lo que hace del sujeto y del vínculo social.
Termina, en el epílogo del libro, vuelto al momento presente, al ahora de las revueltas contra los tiranos en los países árabes y, en el Occidente en crisis, de las movilizaciones indignadas de los jóvenes contra la barbarie del sistema, que expresan el deseo emancipatorio y una voluntad de rechazo. Lectura para este tiempo de derrota, en el que la memoria es indispensable para rechazar un orden dado como eterno y descubrir en el presente, al modo de Benjamin, la "imprevisible oportunidad revolucionaria".

El acuerdo que fija la confesionalidad


Los acuerdos de 1979 consagran la presencia de la Iglesia católica en todas las áreas de influencia sobre la sociedad
JESÚS BASTANTE MADRID 19/02/2012
El 3 de enero de 1979, pocos días después de la promulgación de la Constitución, España y el Vaticano firmaban los Acuerdos Iglesia-Estado, una prolongación del Concordato franquista de 1953 que supuso la confirmación de los privilegios de la institución eclesiástica en la España de la Transición.
Aunque su firma es posterior a la de la Carta Magna, nadie duda que su entramado fue anterior al restablecimiento de la democracia. De hecho, los acuerdos de 1979 tuvieron su preámbulo en agosto de 1976, cuando el rey renunciaba al "privilegio de presentación" de obispos al jefe de Estado.
Un año después, en 1980 se firmaba la Ley de Libertad Religiosa, que por primera vez desde la República reconocía los derechos de otras confesiones, pero que perpetuaba la situación de preeminencia de la Iglesia católica frente a otras creencias o instituciones de carácter social, pedagógico o cultural.
No existe ninguna red que reciba tantos fondos públicos como la Iglesia católica y que además tenga el poder de influencia para modificar leyes como las del aborto, educación o las relaciones conyugales. Esta fue una de las razones por las que el nuevo secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, instó a la denuncia de los Acuerdos Iglesia-Estado. Algo que no entra "ni mucho menos" en los planes del Gobierno de Rajoy ni de la Conferencia Episcopal, según apuntaron a Público fuentes de Génova y de Añastro.
El Concordato continúa blindando, 33 años después, los privilegios de la Iglesia en un Estado oficialmente laico. El texto se resume en cuatro acuerdos que incluyen sobe el papel la "autofinanciación" de la Iglesia que no ha llegado a cumplirse. Además, sella la presencia de Religión en los colegios con profesores pagados con los impuestos, pero contratados por los obispos.
Fiscalidad
Una Iglesia exenta de impuestos y que no rinde cuentas a nadie
Diez mil millones de euros al año. Esta es la cantidad que la Iglesia recibe de las administraciones públicas en distintos conceptos, "y que pagamos todos los contribuyentes, seamos católicos o no", denuncia el presidente de Europa Laica, Francisco Delgado.
Uno de los aspectos más polémicos es el de la financiación vía IRPF, mediante la cual la Iglesia se lleva más de 250 millones al año. La última modificación se firmó en 2007, cuando la Conferencia Episcopal aceptó pagar el IVA a cambio de un incremento en el porcentaje que recibe vía IRPF, pasando del 0,52% al 0,7%.
Los obispos renunciaron a la exención del IVA, pero no al IBI u otros impuestos relacionados con la construcción o venta de objetos litúrgicos. La Iglesia también se comprometió a publicar sus cuentas, algo que, hasta la fecha, no se ha dado.
En las últimas semanas, se ha sabido que la Iglesia católica no pagará los recortes del nuevo Gobierno. Las duras medidas económicas emprendidas por el Ejecutivo no afectarán a la exención del impuesto de bienes e inmuebles (IBI).
España no seguirá la senda abierta por Italia el pasado jueves cuando el Gobierno de Mario Monti anunció que la Iglesia italiana tributará por sus bienes. Sólo quedan exentos los edificios que sólo alberguen actividades de culto. El Partido Radical, principal impulsor de la modificación legal, calcula que el Estado ingresará 2.500 millones con esta medida.
Nada se va a mover en los próximos meses pues, en el caso de la Iglesia, habría que reformar unos Acuerdos que tienen rango internacional. De momento, los gestores eclesiásticos no tienen por qué preocuparse. Al menos, en lo que toca a esta partida. Tampoco en lo tocante a las colectas y donativos, que la Iglesia puede hacer cuando y como quiera, sin rendir cuentas.
Enseñanza
Según los Acuerdos de 1979, la religión católica es una asignatura de carácter obligatorio, cuyo currículo es total y absolutamente confesional y en la que el Estado no tiene nada que decir. Sólo pagar. Porque son los obispos quienes eligen a los profesores idóneos "para cada curso escolar" y quienes tienen la potestad para renovarles o no el contrato, sin necesidad de dar razón alguna. Durante muchos años, el profesorado de Religión supuso un sobresueldo para curas, monjas y laicos "ortodoxos" que administraba el obispo de cada lugar.
En los últimos años, sin embargo, centenares de sentencias han puesto contra las cuerdas el actual sistema de contratación y despidos de profesores de Religión, echados literalmente por casarse con un divorciado (como Resurrección Galera) o por defender el celibato opcional, como José Antonio Fernández, que ha llevado el caso a Estrasburgo. "Si estamos en un país libre, tengo derecho a opinar y a no ser castigado por ello", observa el afectado.
Galera acaba de ganar todos los recursos judiciales y debería ser indemnizada con el sueldo de 11 años y la readmisión en su puesto. "Quiero volver a dar clases ya", asegura. Aun así, no sucederá porque quien tendrá que pagar los platos rotos es la Administración educativa, que no puede obligar al obispo de Almería a que recoloque a la docente.
Los Acuerdos también permiten la creación de centros católicos privados y concertados, en la actualidad los 5.347 colegios con ideario propio que imparten clase a casi 1,5 millones de alumnos y reciben más de 3.500 millones de euros anuales. Pese a ello, a los obispos no les han dolido prendas para salir a la calle contra la reforma de la LOE o Educación para la Ciudadanía, que finalmente será suprimida -tras una gran presión eclesiástica- por el Gobierno del PP. 
Asuntos jurídicos
Según los Acuerdos, el Estado reconoce a la Iglesia el derecho a ejercer su misión libremente, y en público, especialmente en lo relativo al culto, la jurisdicción y el magisterio. En la práctica, esto ha provocado la toma de las calles por las instituciones eclesiásticas en distintos órdenes, desde las procesiones de Semana Santa (con presencia de cargos públicos y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado incluidas) a las famosas misas en Colón, o concentraciones como la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid del pasado mes de agosto.
También se consagró el domingo como festividad inamovible, y se dio -y se da- plena libertad a la Iglesia católica para promulgar sus propias leyes. Durante años, esto ha supuesto que ningún obispo -el único fue el arzobispo de Granada, hace un par de años- haya podido pasar por el banquillo, pese a varias denuncias, o que para juzgar a un sacerdote hubiera que remover Roma con Santiago. Tras los escándalos de la pederastia, esto ha ido cambiando un poco, pero lo cierto es que el Concordato continúa consagrando la "inviolabilidad" de los lugares de culto, que no pueden ser expropiados. 
Dentro de los Acuerdos, también se consagra el privilegio de la Iglesia a nivel de patrimonio. Especialmente injustificables son los casos de las catedrales (incluidas dentro de Patrimonio Nacional, pero cuya gestión corresponde a cada diócesis) o el pago del 1% del PIB Cultural para el arreglo de parroquias, conventos y demás centros, así como permutas de terreno inimaginables con otra confesión religiosa.
La última polémica conocida ha sido la del minivaticano que se construirá en Las Vistillas, pese a la rotunda oposición de los vecinos y el impacto medioambiental que producirá en una de las vistas históricas del Madrid de los Austrias.
Fuerzas armadas
Centenares de sacerdotes realizan la "asistencia religioso-pastoral" a los miembros católicos del Ejército, en virtud del Acuerdo sobre las Fuerzas Armadas, que también consagra la existencia del Arzobispado castrense, la única diócesis sin territorio de España. Aunque desde la última reforma, los sacerdotes que se dedican a este servicio ya no forman parte del cuerpo militar, sí es la Administración la que les paga el sueldo. No existe una situación similar para evangélicos, judíos o musulmanes, aunque en los últimos años -y coincidiendo con un aumento de la presencia de inmigrantes en el Ejército- sí que se ha abierto la mano para la asistencia religiosa de otras confesiones, especialmente en misiones internacionales.
Lo que no cambia es la presencia castrense en funerales o actos de honor. Desde la Salve a la celebración de "funerales de Estado" confesionalmente católicos, es el arzobispo castrense quien preside todos los actos de honor a los militares caídos en actos de servicio, a los que acuden las principales autoridades militares y políticas, desde los reyes o los príncipes de Asturias, al ministro de Defensa.
Lo mismo ocurre en el caso de los capellanes de prisiones, hospitales y toda suerte de centros públicos, que cuentan con capillas exclusivamente católicas. En algunos casos, son los propios sacerdotes los que piden que estas se reconozcan como centros multiconfesionales, pero lo cierto es que no existe otra norma que regule la presencia de religiosos en estos ámbitos públicos y que tenga un rango superior a la del Concordato. Que, no olvidemos, se trata de un Acuerdo Internacional, y por lo tanto, no puede ser desbancado por una Ley Orgánica.