domingo, 31 de xullo de 2011

Soy homosexual, ¿y qué?


En los últimos años la situación del colectivo se ha normalizado más gracias al matrimonio y la adopción, pero los mensajes conservadores en contra de sus derechos vuelven a amenazar las conquistas logradas hasta ahora
SERGIO BARBEIRA 26/06/2011 - 20:00 h.
Hace ya bastantes años, Isaac iba a casa de José como uno más. Cuando era hora de marcharse, se despedía de él y sus amigos, cogía el coche, daba la vuelta a la manzana y esperaba a que se fueran todos. Cuando por fin José estaba solo, Isaac llamaba a la puerta y entraba de nuevo en su piso, aunque esta vez lo hacía en calidad de novio, no de amigo. Ese paripé duró un tiempo, hasta que comenzaron las dudas en la familia y el grupo de amigos. Nadie era capaz de preguntar qué tipo de relación mantenían ambos. Todos tenían más miedo en reconocer la realidad, incluso más que la propia pareja. “Antes de admitir que tu hijo o tu amigo es gay, la gente busca cualquier explicación, por surrealista que parezca”, explica Isaac González, que reside en A Coruña junto a su marido, José Veiras.
Isaac y José no se esconden. Se conocen desde hace 13 años y llevan cinco casados. Dieron el paso poco después de que en 2005 se modificara el Código Civil para reconocer el matrimonio homosexual. Antes de ese hito histórico parecía de ciencia ficción que dos personas del mismo sexo contrajeran matrimonio. Seis años después, son cada vez menos los que se sorprenden. Incluso los que no estuvieron de acuerdo en su día con la ley, ahora la apoyan. Ironías del destino. La normalidad tiene ese extraño poder. Pasó previamente con la ley del divorcio o con la del aborto. Muchos de los que las rechazaron en un primer momento luego se aprovecharon de ambas.
José cree que, después de la aprobación del matrimonio entre gays o lesbianas, la sociedad se ha sensibilizado más con las reivindicaciones del colectivo. No ha pasado nada malo desde entonces, como advertían algunas voces. “Se va cambiando la imagen típica de los gays, ahora la gente sabe que hay de todo tipo, sean guapos o feos, delgados o gordos, con pluma o sin ella”, aclara José. Es cierto que para normalizar una situación, la sociedad siempre necesita referentes y así fue como la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (FELGBT), la más importante y la primera en constituirse en España, articuló su estrategia a finales de los años noventa. Empezaron a pedir exclusivamente el derecho al matrimonio. Su presidente de entonces, Pedro Zerolo, abandonó la FELGBT para unirse al PSOE y reivindicar desde la estructura del partido. Boris Izaguirre, próximo a la Federación, utilizó su gancho televisivo para visibilizar la realidad homosexual en España, lo mismo que hizo el presentador gallego de televisión Jesús Vázquez. Todos son hoy un icono del colectivo y los tres cuentan con el respaldo social. “Hubo una estrategia muy acertada, muy bien organizada, ya que todo el mundo puso su granito de arena, desde los guionistas de las series de televisión hasta los columnistas, pasando por políticos, periodistas o escritores”, señala Fito Ferreiro, coordinador de 7 Cores, grupo LGTB del PSdeG-PSOE.
Pero aparte de lo que hicieran los líderes políticos o los líderes de opinión, el mayor esfuerzo lo protagonizaron y lo protagonizan cada día los millones de personas que, en España, tienen que asumir ante todos su orientación sexual. Todavía hoy asumirlo puede costarle a alguien su puesto de trabajo o el rechazo de la familia y los amigos. “A la gente la veo más receptiva que antes”, cuenta Isaac, para quien las personas mayores se han convertido, sorprendentemente, en las más sensibles. “En mi caso son los que más me comprenden y me fío mucho más de lo que me dice una persona mayor porque ya tiene más vueltas que el resto”, añade.
MATRIMONIOS QUE RESISTEN
Quién le iba a decir a los millones de homosexuales españoles que, tan pocos años después de un férrea dictadura, la sociedad española se convertiría en una de las más avanzadas y sensibilizadas con el colectivo gay a nivel mundial. En Canadá las personas del mismo sexo también se pueden casar, pero muchos canadienses vienen a vivir a España porque reconocen que la aceptación social aquí es mayor. Nuestros vecinos, los franceses, también se sienten más cómodos aquí.
Este año, el lema del Orgullo se consagra, entre otras cosas, al derecho al matrimonio. El motivo reside en que hay inquietud y temor por lo que pueda pasar en las próximas elecciones generales, de las que no se sabe si serán este año o el próximo. Mariano Rajoy, el líder del PP, dijo en 2010 que derogaría la ley de matrimonio homosexual incluso si el Tribunal Constitucional (TC) la avala. Poco después, matizó sus declaraciones y afirmó que esperaría el veredicto del TC y que escucharía a la gente. ¿Oportunismo político? ¿Temor a más de cuatro millones de votos potenciales? Desde el PSOE trabajan con la hipótesis de que Rajoy cambiará la ley para convertir los nuevos matrimonios en uniones civiles, lo cual supondría una importante merma de derechos. También podría quitarles la adopción, algo que, aunque legal, ya es de por sí muy complicado. “El matrimonio es una cuestión absolutamente necesaria porque es un derecho y estoy convencido de que no se modificará”, indica Rafael Moral, presidente de Colega Galicia. “Pagamos nuestros impuestos como todo el mundo”.
Dar marcha atrás supondría un serio revés para miles de personas que tienen pensado, en un futuro más o menos próximo, dar el salto al matrimonio. Pero también sería una faena para las personas que ya se casaron, por todo lo que tuvieron que soportar y por todas las miradas de incomprensión que tuvieron que sortear.
Juan y Gabriel viven en A Coruña y trabajan en multinacionales. Mañana cumplirán dos años casados, aunque reconocen que su intención de casarse no fue bien acogida por su familia en un principio. “No es lo que esperaban, ya que nuestros padres se habían hecho una idea concreta del futuro de cada uno, y casarse con un hombre no entraba en sus planes”, explica Juan. En un primer momento, los padres de Gabriel pensaban que les había “engañado” porque entendían que Juan era un amigo, no su pareja. “Cuando tuvimos la necesidad de normalizar nuestra situación en todos los aspectos fue cuando dimos el salto”, comenta Gabriel. Él nunca pensó en tener pareja estable porque no encontraba a alquien que le aportara algo más que diversión o una cara bonita. Sin embargo, encontró a alguien que le complementa. Sí, un hombre, pero al fin y al cabo es su compañero y su esposo. “Hay que cambiar el estereotipo, los gays, en general, no somos personas que nos subimos en carrozas”, sentencia. En su opinión, para conseguir la tan ansiada normalización poco ayudan las manifestaciones del Foro de la Familia, que clama consignas contra los matrimonios homosexuales. “Esa gente, ¿qué le transmite a sus hijos, entre los cuales habrá algún gay? Les están inculcando ideas en contra de la tolerancia y lo peor de todo es que después van a misa y se las dan de santos”, espeta Gabriel.
EL RETO PENDIENTE
Tener hijos es la gran batalla que se avecina en el colectivo para consolidar la igualdad respecto a los heterosexuales. La adopción les está permitida por ley, pero los trámites son muy complicados. Además, contratar una madre de alquiler está prohibido en España, por lo que muchos tienen que recurrir a esta vía en otros países, sobre todo en Estados Unidos, en donde ya está más extendido, pero todavía es muy caro.
Vanessa Almeida, presidenta de ALAS Coruña, es lesbiana reconocida desde los 18 años –ahora tiene 32– y tiene dos hijos, unos de dos años y una niña de poco más de un mes –nació el 15 de mayo, el mismo día en que surgió el movimiento de los indignados–. El primero lo tuvo de una relación heterosexual, mientras que el segundo lo tuvo por inseminación con un amigo gay. Ambos comparten la custodia legal de la niña. Su ejemplo demuestra una realidad cada vez más frecuente y palpable: el ansia por formar una familia no conoce de orientaciones sexuales. “Las parejas homosexuales llevan criando niños toda la vida, solo que no se sabía”, espeta Vanessa.
Desde los ambientes conservadores de medio mundo se está intentando despretigiar un modelo familiar con padres homosexuales, poniendo el énfasis en los efectos negativos que esto puede tener sobre los hijos. Sin embargo, esas teorías rancias se caen por su propio peso, ya que, desde siempre, el 100% de los gays, lesbianas, bisexuales o transexuales se han criado en familias heterosexuales, o al menos supuestamente. “La sociedad es lo único que puede golpear a un niño por tener una familia diferente, pero también tu padre o tu madre son diferentes si son negros, alcohólicos o unos maltratadores”, argumenta Vanessa. “Un niño adoptado por una familia homosexual es un hijo muy querido porque sus padres tuvieron que pensárselo mucho, pasar por muchos trámites y pruebas y dejarse una fortuna, no es un calentón de una noche”, asegura Isaac González.
Juan y Gabriel también pensaron hace años en adoptar, aunque hay dos cuestiones que les frenan a la hora de dar el paso definitivo. Por un lado está su estilo de vida, que les deja poco tiempo para cuidar los niños. El segundo aspecto, y el más importante, es el papel que juega el entorno social. “Creo que la sociedad no está preparada para admitir esto, hay que ir quemando etapas y ya hemos superado la del matrimonio”, sostiene Juan. Tanto él como su marido tienen miedo de los traumas que le pueden causar indirectamente a su hijo por su condición. “Va a ser el blanco de muchos insultos”, matiza Juan. Vanessa resta importancia a las mofas. “Si no te insultan por ser hijo de gays lo harán por llevar gafas, ya les gustaría a muchos niños tener el amor de una familia homosexual”, afirma.
LAS LESBIANAS, UN ENIGMA
Hace dos años la fiesta del Orgullo se consagró a las lesbianas. Su visibilidad es muy inferior a la de los hombres por diversos motivos, entre los que se encuentran el papel dominante del hombre en la sociedad y en la facilidad que las lesbianas tienen para ocultar su orientación. Bárbara G. Vilariño es lesbiana y, aunque no tuvo problemas por revelar su orientación, cree que hoy en día se acepta al homosexual si “sigue la heteronorma”, es decir, solo si una lesbiana es femenina y lleva un estilo de vida tradicional. Considera que la visibilidad de las lesbianas es escasa por muchos motivos, entre ellos por el papel del hombre y por los prejuicios que aún existen sobre ellas. “Hemos sido educadas para ser madres y mujeres de un hombre”, añade. Pese a su juventud, Bárbara tiene muy claras sus ideas, en línea con la teoría queer. “Yo soy una mujer pero elijo serlo como quiera”, sentencia.
Está de acuerdo con la teoría de Alfred C. Kinsey, que deshechó la idea de que las personas son solo heterosexuales o homosexuales. La escala de Kinsley establece seis niveles de orientación sexual por los que cada individuo transita en alguna etapa de su vida. Kinsley rompió los esquemas de millones de personas en todo el mundo al publicar una encuesta que revelaba, entre otras cosas, que más de un 60% de los hombres y un 33% de las mujeres de EE UU tuvieron relaciones homosexuales desde los 16 años. Hace ya más de 50 años de estas revelaciones, lo cual ya es en sí otra revelación. “La orientación sexual es algo que varía a lo largo de tu vida, yo tuve novio, aunque no creo que vaya a compartir mi vida con un hombre”, asegura Bárbara.
Elisabet Pérez, vicepresidenta de Nós Mesmas, una asociación de lesbianas de Vigo y de las más activas en estos momentos, cree que la mujer siempre fue relegada a “un segundo plano”. En su opinión, un importante reto que queda por lograr es que la inseminación en la sanidad pública se pueda hacer “sin ningún tipo de trabas”. Elisabet valora que este año se hayan denominado los festejos del colectivo como Orgullo, ya que a su entender la palabra gay solo se refiere a los hombres. Hay mucha polémica en torno al término, pero la comunidad internacional lo adoptó como las siglas de “Good As You” (“Bueno Como Tú”, en inglés, en respuesta a los heterosexuales). Estos días, tanto Nós Mesmas como otras organizaciones llevan a cabo sus actos de visibilidad para decirle al resto de la sociedad que son tan orgullosos y tan buenos como ellos. Quizás dentro de unos años este tipo de reportajes sobrarán.

sábado, 30 de xullo de 2011

Liberado o disidente chinés Hu Jiao logo de 3 anos no cárcere


Fora condenado en 2008 por "subverter o poder do Estado" ao escribir varios artigos condenando a situación dos dereitos humanos, a dos enfermos de sida polo escándalo das vendas de sangue, e mais a do medio natural no seu país, denuncias que o levaron a recibir o Premio Sajarov
EFE . PEQUÍN .
O disidente chinés e Premio Sajarov do Parlamento Europeo Hu Jia foi liberado onte, domingo, tras cumprir unha condena de tres anos e medio de cárcere, e atópase coa familia, escribiu onte a súa esposa, Zeng Jinyan, na rede social Twitter.
Hu chegou a casa ás 02.30 da madrugada do domingo (18.30 GMT) tranquilo e moi feliz. Agora "necesita descansar e estar coa familia", manifestou Zeng, que non quería facer declaracións ata que o seu marido estivese libre e puidese anuncialo, segundo lle dixera a Efe. Os medios oficiais chineses non se fixeron eco da liberación de Hu, de 37 anos e enfermo de hepatite B, doenza agravada durante a súa estancia na prisión, segundo a súa esposa. Hu foi condenado a tres anos e medio de cárcere en 2008 por "subverter o poder do Estado" (veredicto habitual contra os disidentes políticos en China) por escribir varios artigos condenando a situación dos dereitos humanos, a dos enfermos de sida e a do medio natural no seu país. Esas denuncias valéronlle o Premio Sajarov.
O activista, defensor sobre todo dos afectados pola sida nos escándalos de venda de sangue que sacudiron China e aínda non recoñecidos, e tamén candidato ó Nobel da Paz en 2008, foi condenado en abril de 2008 antes da celebración dos Xogos Olímpicos de Pequín, pero fora arrestado en decembro de 2007.
A esposa de Hu, blogueira de 27 anos, considerada no ano 2007 pola revista Time unha das "100 persoas máis influíntes do mundo", viaxara a Pequín hai unha semana desde a cidade suroriental de Shenzhen tras ser avisada da pronta liberación do seu esposo.
Este venres, segundo ela mesma indicou, fora advertida de que Hu non podería facer unha vida "normal" e non cría que puidese facer declaracións unha vez liberado, condición que parece ser pactada cos outros disidentes liberados nos últimos días, como o artista Ai Weiwei e membros da súa contorna. Zeng, tamén activista dos dereitos humanos, que desde antes da detención do seu marido sufriu acoso policial igual que a filla de ambos, agradeceulles a todos, a través de Twitter, o interese mostrado.
130 detidos desde o mes de febreiro
A liberación prodúcese cando o primeiro ministro chinés, Wen Jiabao, está de visita no Reino Unido, antes de desprazarse a Alemaña. Fontes británicas dixeron en Londres que as autoridades non deixarán de lle expresar a Wen a súa preocupación pola detención disidentes, que cifran en 130 desde febreiro deste ano. Case 200 disidentes, activistas, avogados e intelectuais foron acosados, interrogados, detidos ou ameazados polo réxime.

venres, 29 de xullo de 2011

"Soy un embustero, pero no un falsario"


Lo dice Enric Marco, sobre las ruinas de su inventada autobiografía de luchador antinazi y deportado en el campo de concentración Flossenbürg. El destituido presidente de la Amical de Mauthausen y exlíder de la CNT trata de levantar una versión honorable de su vida
26/06/2011
Cartel do documental sobre Marco
Sentado a la mesa de un café en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), donde reside, Enric Marco Batlle, expresidente de la asociación de deportados en los campos de concentración nazi Amical de Mauthausen y ex secretario general de la CNT, comenta sus vivencias en la Alemania de Hitler. Tiene 90 años, pero este hombre pequeño, de bigotillo teñido, que luce un alfiler con la insignia republicana en la solapa, se expresa con fluidez, sin titubeos ni lagunas, desde la solvencia de una memoria bien engrasada y una dialéctica de acertadas pausas narrativas y golpes de énfasis.
"En aquellas situaciones límite de vida o muerte, uno aplicaba sus propios mecanismos de supervivencia", explica con una voz gruesa cargada de tensión emocional; la mirada brillante, detenida, paralizada desde dentro por recuerdos que se antojan abrumadores. "Cuando querían hacer un escarmiento, se llevaban a uno de cada 25 de nosotros para matarlo. Aquel día vi llegar al SS y tuve la conciencia de que venía a por mí. Llegó y, en efecto, me apuntó con el dedo. No habló, solo me señaló con el dedo. Yo levanté la cabeza y le dirigí la sonrisa más seductora que he hecho jamás. Entonces, él dijo: 'Spanisch, an einem anderen Tag' ('El español, otro día'), y siguió adelante".
El problema con Enric Marco es que se sabe quién no es, pero no se sabe quién es. El periodista que escucha sus relatos ya sabe que este anciano, que no aparenta su edad, no volvió, en realidad, de los campos de la muerte, aunque haya representado durante largos años el testimonio del horror ante el mal absoluto, la lucha contra el olvido y el propósito imposible de hacerle justicia al pasado. Sabe que el presidente de la Amical de Mauthausen que el 27 de enero de 2005 subió a la tribuna del Congreso de los Diputados para hablar en nombre de los 10.000 republicanos españoles deportados por el Tercer Reich no era el preso número 6.448 del campo de Flossenbürg que decía ser. Y sabe también que el brillante orador -"cuando llegábamos a los campos en aquellos trenes infectos, para bestias, nos desnudaban completamente, sus perros nos mordían y sus focos nos deslumbraban. Nos gritaban en alemán '¡links!', '¡rechts!' (¡izquierda, derecha!); nosotros no entendíamos, y no entender una orden te podía costar la vida"-, que hizo que se le saltaran las lágrimas a Carme Chacón y que la emoción asomara en los ojos del propio Rubalcaba, no estuvo nunca en un campo de concentración.
Estuvo en la Alemania nazi, sí, pero como integrante del contingente de trabajadores voluntarios que Franco envió a Hitler. Cuando el historiador Benito Bermejo descubrió el nombre de Enric Marco en el correspondiente listado del archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Enric Marco se disponía a participar, junto al presidente Zapatero, en el homenaje internacional que se celebró el 7 y 8 de mayo en Mauthausen por el 60º aniversario de la liberación del campo. "El auténtico preso 6.448 de Flossenbürg fue Enrique Moner Castells, nacido en Figueras en el año 1900. Enric Marco descubrió ese nombre en los archivos de ese campo de concentración y pensó que la coincidencia en el nombre de pila y la inicial del apellido le permitiría suplantarlo, pero el archivero Johannes Ibel se negó a expedirle un certificado que indicara que uno y otro eran la misma persona", explica el historiador.
Más que un escándalo, la noticia de que Marco no había estado deportado produjo una sacudida profunda, sorda y lacerante en los colectivos republicanos, como si el alma se les cayera repentinamente a los pies y luego les pasara por encima la apisonadora de la burla. ¿Cómo se puede hollar con la mentira el territorio sagrado de la memoria europea donde reposan el sufrimiento y la desolación suprema, la degradación mecánica, industrial, del individuo, el ejercicio de la máxima ignominia y barbarie humana? ¿Qué le llevó a Enric Marco a hacerse pasar por deportado?
Se lo pregunto, y este hombre que visitaba un centenar y medio de colegios e institutos al año dando charlas dice que lo hacía para que la denuncia del nazismo fuera más efectiva y dejara mayor huella en la memoria de las gentes. Una cosa es cierta: Marco era el mejor conferenciante de la asociación, nadie como él mantenía la atención del público hasta el final y era capaz de tensar el discurso, trufarlo de relatos impactantes y provocar la catarsis. Nadie permanecía indiferente en su asiento cuando él tomaba la palabra. "Soy Enric Marco y nací el 14 de abril, Día de la República", decía, y ahí mismo iniciaba su sabotaje a la verdad, porque en realidad nació dos días antes, el 12 de abril. "El primero que se quedó de piedra fui yo. Viajábamos mucho juntos para ir a dar charlas y nunca le cogí en un fallo. La gente todavía nos pregunta por él", comenta Liberto Villar, hijo de deportados.
Así que el discurso del embustero construido sobre el artificio de anécdotas prestadas o inventadas tenía más éxito que la versión auténtica de los hechos; que la mentira bien adobada resultaba más efectiva que la verdad desnuda. La tesis probada de Enric Marco es que la historia bien contada por un farsante resulta más atractiva que la del protagonista o testigo directo. Claro, que no estamos aquí ante un actor, un intérprete, un narrador cualquiera, porque, entre sorbo y sorbo de té y como quien no quiere la cosa, Enric Marco puede enhebrar ante el periodista frases sin duda aprendidas, pero cargadas de intensidad dramática. "Por la noche, en la barraca, se respira el aire denso, turbio, espeso, de la humanidad de aquellas gentes. Por un momento, los ronquidos dejan paso a un gran silencio y se oye un aullido animal, pero no, no es de un animal, es de un hombre que se queja como si fuera una bestia". Marco habla en tiempo presente, cuida las pautas y el énfasis; como un profesional del relato.
"Era tan brillante que deberíamos haber sospechado", se lamenta una socia del Amical. "Nos engañó a todos: a nosotros, a las autoridades, a los profesores y alumnos de los institutos... -"a los periodistas nos lo daba todo hecho porque sabía lo que queríamos", reconocen Carme Vinyoles y Pau Lanao, autores de un buen reportaje publicado en El Punt-; a todos, salvo a algunos deportados que, de todas formas, no se atrevieron a acusarle en público. "Estuvimos con él en una comida de supervivientes y a mi marido le dio mala espina. Siempre pensó que no había estado en un campo en su vida", afirma Lucía, esposa de Francisco Aura Boronat, el único superviviente de Mauthausen en España. A sus 93 años, Francisco se encuentra demasiado delicado de salud como para atender al periodista. "Marco se hacía el gracioso y dicharachero y dijo en la comida que las albondiguillas de bacalao eran peores que las del campo. Mi marido le replicó que en los campos no había albondiguillas de esas". Según su esposa, Francisco Aura Boronat evita hablar de Mauthausen porque "cuando habla de aquellas penalidades luego ya no es persona".
Es sabido que las pesadillas y terrores nocturnos son una constante en la vida de los antiguos deportados, gentes resucitadas, pero marcadas hasta tal punto por el horror, la culpa de haber sobrevivido, el sufrimiento y la angustia que, en muchos casos, no pudieron ya disfrutar verdaderamente de la existencia. "A mi marido, aquello le dejó de por vida una salud muy delicada y lo acompañó hasta su muerte. Siempre llevó Mauthausen incrustado en el cerebro noche y día", comenta Feli, viuda de Fernando Lavin. En contraste con los auténticos supervivientes, por lo general silenciosos o lacónicos, temerosos de que los recuerdos reavivaran la experiencia traumática de la deshumanización de la persona, Enric Marco es un genio comunicativo que, como buen embustero, sabe que las mentiras deben tener un ingrediente de verdad.
"Soy un embustero, sí, pero no un farsante, ni un falsario. Lo mío fue una simple distorsión de mi propia historia. Me convertí en la voz y el brazo de los deportados porque yo también sufrí cárcel en Alemania. Que me digan qué diferencia hay entre la cárcel y el campo de concentración. No solo fui esclavo de los nazis, también resistente", sostiene él con gesto desafiante y la mirada volcada, ahora, sobre el periodista. En su primera versión, Enric Marco era un joven libertario que, tras la Guerra Civil, escapó a Francia por el puerto de Barcelona gracias a un pariente aduanero que le metió en un barco de fruta rumbo a Marsella. En Francia, se incorporó a la Resistencia, pero fue detenido por las falanges del mariscal Pétain, entregado a la Gestapo en Metz y conducido a Kiel a trabajar como mecánico en una fábrica de guerra. Cuando los alemanes descubrieron que saboteaba la producción, le enviaron al campo de Flossenbürg, y tras la liberación volvió a España a luchar en la clandestinidad contra el franquismo.
Sobre las ruinas de esa versión, desbaratada al ponerse al descubierto que se alistó como trabajador voluntario para Alemania en la oficina de reclutamiento de la calle de Peláez de Barcelona y que firmó un contrato con los astilleros de la compañía Deutsche Werke Werft, Marco trata ahora de asentar otra que salve su honorabilidad en lo posible. Según este nuevo relato autobiográfico, fue detenido en la base submarina de Kiel por sabotear la reparación de lanchas torpederas, torturado durante seis días por la Gestapo, encarcelado como preso preventivo y liberado al cabo de ocho meses.
Nuestro hombre se ha traído a la cita con EL PAÍS una abultada carpeta repleta de escritos autobiográficos y documentos en alemán, algunos traducidos, que parecen mostrar que, efectivamente, fue procesado por "atentar contra el Estado alemán" y encarcelado en Kiel, aunque no revelan el desenlace judicial del caso. Uno de los textos de su nueva biografía está encabezado por la máxima: "Si no dices quién eres, alguien dirá lo que no eres", que en su caso podría ser doblada con esta otra sentencia: "Si dices lo que no eres, te negarán lo que eres".
Desde la autoridad que le da haber estudiado la totalidad del sumario, Benito Bermejo asegura que Enric Marco fue absuelto, en una sentencia en la que se indicaba que el procesado no era un elemento peligroso, sino tan solo "una persona muy joven que había tratado de darse importancia ante sus compañeros". En apoyo de su dictamen, el tribunal citó la declaración del jefe inmediato del acusado, quien le excluyó de toda acción de sabotaje y le avaló como un buen trabajador. "Enric Marco estuvo seis meses en la cárcel en Alemania. Volvió a España en 1943 con un permiso de trabajo y ya se quedó aquí. En los archivos del Ministerio de Exteriores consta que un familiar de Marco se interesó por su situación y que el Gobierno de Franco le respondió que estaba encarcelado en Alemania cumpliendo una pena de seis meses por mal comportamiento", asegura el historiador.
Una pregunta que Enric Marco no acaba de despejar es por qué un joven anarquista huye de la España franquista para trabajar voluntario en la Alemania nazi. "Me asfixiaba en la España de la posguerra, con sus símbolos franquistas, la Iglesia...", responde. Otra incógnita es cómo, dónde, con quién luchó en la clandestinidad contra el franquismo durante los 33 años que van desde que regresó de Alemania hasta que empezó a aparecer en los círculos de la CNT. "Estuve sin documentación viviendo a salto de mata. Sí, trabajé como mecánico en un taller de las Cortes de Barcelona. Me detuvieron varias veces; no sé: dos o tres". Según las averiguaciones de este periódico, Enrique Marco Batlle trabajó de mecánico durante largos años en lo que hoy es el taller de coches Vinyals, en Travessera de les Corts, 46, de Barcelona. "Trabajó aquí en los tiempos en los que esto se llamaba Talleres Coll-Blanch y, más tarde, Talleres Cataluña. Era el marido, bueno, la pareja, de la entonces dueña del taller, María Belver Espinar, ya fallecida. Siempre nos contó que había estado en un campo de concentración, y, que yo sepa, no estuvo detenido, al menos no entre 1969 y 1979 mientras trabajé en el taller", indica Antoni, antiguo empleado.
Los vecinos del número 57 de la calle de Oriente de Barcelona recuerdan perfectamente a María Belver y Enric Marco como una pareja amable y educada que se disolvió tras largos años de convivencia, después de que el segundo conociera ya en la cincuentena a una estudiante de historia madre de sus dos hijas. También el dueño del bar Juan, en la esquina de Travessera de les Corts, guarda un buen recuerdo del antiguo mecánico del taller vecino. "Le conozco desde 1976, es una buena persona que se desvivía por los demás. Aquí no hablaba de política, pero sabíamos que había sido de la CNT. Una vez, hace 15 años o así, vino una televisión alemana a filmarle en el bar".
La mentira de Enric Marco viene, pues, de muy lejos, aunque solo se acercó a la Amical de Mauthausen a finales de 1990 y la CNT no supo de él hasta la Transición política. Los dirigentes libertarios Juan Gómez Casas y Luis Andrés Edo ya advirtieron de que no había "nada sólido en la biografía" de Enrique Marco, pero nada impidió que este alcanzara la secretaría general de la CNT, la presidencia de la Amical y la Cruz de Sant Jordi con la que la Generalitat premió su trabajo directivo en la Federación de Padres y Madre de Alumnos de Cataluña.
¿Quién es, en realidad, Enric Marco?, le pregunto. "Tuve una infancia propia de un relato de Dickens. Llegué al mundo en el centro psiquiátrico de Sant Boi de Llobregat, en lo que antes se llamaba el manicomio, porque mi madre estaba allí ingresada. No disfruté de sus mimos; ni siquiera llegó a darme de mamar. Una vez al mes me llevaban a verla.
-Enriqueta, mira qué niño más guapo ha venido a verte; es tu hijo.
-Sí, es guapo, pero ese no es el mío; el mío es más pequeño. Me han dicho que si trabajo mucho en el lavadero me lo devolverán
Apenas recuerdo a mi padre. Él se echó una mujer analfabeta y alcohólica que por las mañanas me mandaba a buscar un cuartillo de aguardiente y me hacía leerle novelas. Así, empecé a leer a Cervantes, Dumas, Zola... Yo no me enteraba demasiado de lo que leía, pero tenía una buena dicción y por eso me sacaban a la tarima para que leyera al resto de la clase".
¿Dónde acaba su impostura y empieza su verdad? "Debajo del disfraz hay un hombre de carne y hueso", nos dice él en tono solemne y un punto arrogante. "No mentí en lo fundamental, aunque sea un embustero. No necesito consultar con un psiquiatra. ¿Qué crimen he cometido para pedir perdón?". Lo que es seguro es que Enric Marco Batlle, megalómano de ego grande en un cuerpo pequeño, ha dedicado gran parte de su vida a fabricarse escenarios imaginarios donde forjar la pretendida doble personalidad heroica de víctima y resistente. Ha perseguido con ahínco encarnar la figura del líder republicano y ha representado su papel con genialidad. Porque, después de tantos años de connivencia entre la farsa y lo auténtico, Enric Marco, quien quiera que sea en el pliegue más recóndito de su cerebro, es un actor adicto a la escena. Como terapia personal, puede que le viniera bien volver a dar charlas sobre los peligros del nazismo. Claro que entonces tendría que empezar diciendo: "Me llamo Enric Marco y estuve a punto de nacer el 14 de abril, Día de la República. He sido un embustero porque no estuve en la Resistencia y no conocí el campo de concentración de Flossenbürg ni ningún otro, pero puedo contarles lo que vivieron los deportados...". -

xoves, 28 de xullo de 2011

Del club náutico a la popular piscina


Una exposición recorre los edificios del movimiento moderno en España
EL PAÍS - Madrid - 29/06/2011
Hipódromo da Zarzuela
Desde su creación en 1990, la Fundación Docomomo Ibérico se ha dedicado a investigar y documentar el magnífico patrimonio arquitectónico del movimiento moderno en España y Portugal. El resultado es un impagable archivo con 1.144 edificios seleccionados de entre un total de 4.000, y que de alguna forma sirve para que queden protegidos de futuras demoliciones. Esta organización internacional se ha dedicado además a divulgar ese importante -y a veces minusvalorado- legado del siglo XX. Con la exposición Equipamientos, inaugurada ayer en la sala Arquerías de Nuevos Ministerios, hasta el 4 de septiembre, se completa un ciclo de muestras temáticas. Ya realizadas las de vivienda e industria, ahora es el turno de edificios destinados al ocio, comercio, transporte y turismo realizados entre 1925-1965, con dos periodos divididos inevitablemente por la Guerra Civil.
Antes de la contienda (1925- 1936) se construyeron los edificios de arquitectos vinculados a Le Corbusier (como Luis Lacasa, Luis Blanco o Manuel Sánchez Arcas) y los modernos que no seguían al maestro, entre los más famosos, Josep Lluís Sert. La guerra interrumpió ese momento luminoso y llegaron los años negros y de parón. Una vez terminada la guerra, a partir de finales de los años cuarenta, explica el presidente de Docomomo, Celestino García Braña, "aparece una arquitectura moderna pero austera, lastrada por la cerrazón, el aislamiento y la ausencia de materiales modernos, como el vidrio, hormigón y acero, que ya se usaban en el resto de Europa y en Estados Unidos. No será sino a partir de los sesenta cuando se incorporan esos materiales y empieza a quedar atrás esa fase marcada por la escasez".
- Edificios del régimen y sindicales. En la división temática que propone la exposición están los edificios administrativos. En los años cuarenta y cincuenta, los pocos que se hicieron estuvieron ligados a la arquitectura del régimen, al casticismo, como el Ministerio del Aire, en Madrid, de Gutiérrez Soto. También surgieron edificios bancarios y sindicales como la Casa Sindical (actual Ministerio de Sanidad y Consumo), de Francisco Cabrero.
- Ocio elitista y piscinas populares. En esa época existió una dicotomía evidente entre el ocio elitista y el popular. Para satisfacer el primero aparecieron clubes náuticos, de golf, que empiezan a partir de los cincuenta, algún polideportivo o canódromo (muy importante el Meridiana, en Barcelona, de Antoni Bonet Castellana y Josep Puig i Torné), los frontones (como el Recoletos, en Madrid, de Secundino Zuazo) y los hipódromos, como el de la Zarzuela, obra admirada en el mundo de Carlos Arniches, Martín Domínguez Esteban y el ingeniero Eduardo Torroja. Las piscinas fueron la estrella del ocio popular porque permitieron el acceso de todas las clases a instalaciones deportivas. Como parte de esa tendencia de democratización del ocio, cada ciudad quiso tener su cine-teatro que se erigiera en escaparate de la modernidad. El teatro Fígaro, de Felipe López Delgado, se convirtió en un símbolo del racionalismo expresionista madrileño.
- Turismo de dos direcciones. A partir de los cincuenta, la mayor renta permitió que los viajes de placer, hasta entonces limitados a una minoría pudiente, se extendieran a las grandes masas. Aparecieron los albergues juveniles, las ciudades de reposo y la red de paradores. Entre estos destaca, por una arquitectura claramente moderna, el de Jávea, de José Osuna Fajardo y Nicolau Maria Rubió i Tudurí (los jardines), cosa que no ocurre con otros de la misma época, como el de Baiona.

A pesca da sardiña: cerco e sacadas

A ORLA COSTEIRA DE CEE A CAMARIÑAS NO SÉCULO XVIII 
26.06.2011 TEXTO: VÍCTOR MANUEL CASTIÑEIRA CASTRO
Cerco real, dicionario de Antonio Sáñez, 1791-1795
A pesca da sardiña era actividade común en todo o litoral galego. Na nosa zona atopamos establecidos varios cercos para a súa explotación con diferenzas en canto ó tamaño e produción. No caso de Corcubión, o Catastro non especifica a existencia de cercos, se ben a aparición de dous trincados pode ser un indicador da súa presenza. O porte de cada un sería de tres toneladas e media regulándolle de producto anual 420 reais por doce quiñóns de sardiña en cada caso. A produción anual era importante como se desprende dos 12 quiñóns de sardiña que percibe por décimo o cura párroco que podían acadar uns anos con outros os 460 reais. Estes indicios lévannos a pensar na existencia de dous cercos, formados por 60 quiñóns cada un, onde, ademais dos trincados participarían o elevado número de embarcacións, 18, que formadas por catro mariñeiros como media, aparecen especificadas na lista de utilidades que segue ó Interrogatorio.
Nos portos de Cee, Fisterra e Muxía, o valor útil que se declara no Catastro sitúase en valores entre os 3.000 e os 3.300 reais, aínda que o número de quiñóns que forman cada cerco pode variar considerablemente. En Cee cada un dos 32 quiñóns acadaría un valor de 100 reais; en Fisterra habería 47 quiñóns a preto de 64 reais cada un, mentras que en Muxía dividíase o cerco en 64 quiñóns a 41 reais e 21 maravedís cada un. Ademáis, en Fisterra destaca a pesca con volantas na que se empregan os mariñeiros a metade do ano. Neste caso o valor de cada quiñón de rede acadaba os 50 reais.
A sacada e o cerco eran sistemas de recollida do peixe que requerían grandes inversións polo que non estaban ó alcance de pescadores a título individual. Necesitaban do apoio de barcos grandes para tende-las redes, arrastralas e facer servicios de carrexo desde a terra ó cerco e viceversa. A armazón dun cerco podía chegar a custar máis que un barco e unha compañía armábase entre 40 e 50 quiñoneiros. Os quiñóns non eran outra cousa que as participacións nas diferentes pezas e aparellos necesarios para arma-lo cerco e non só os mariñeiros senón tamén outras persoas podían adquirilos como un modo de investir cartos. Ademáis, podíanse trocar, transmitir en herdanza ou dar en dote. A vila de Camariñas contaba con dous cercos que aparecen perfectamente detallados no Catastro de Ensenada. Desta explicación obtemos a nivel xeral a información necesaria para saber como funcionaba a explotación da sardiña mediante este sistema que xa se documenta na Baixa Idade Media:
Que en este puerto hay establecido el Armamento de dos cercos que sirven para la pesca de la sardina en tiempo de sazón y cosecha, la que regularmente empieza a primeros de septiembre y fenece a ultimos de Diciembre de cada año. Cuios armamentos se componen el uno de setenta quiñones de Aparejo, y el otro de ochenta, para cuio Armamento hay dos Barcos grandes que llaman Trincados, o Galeones de porte de trescientos quintales y Doce bancos cada uno, el uno llamado San Jorxe, y el otro Nuestra Señora del Monte, en los que lleban ala mar y buelben a la tierra, todas las Redes, Cordaje y más aparejos conducentes a dho Armamento. Cuios Galeones o Trincados son propios de todas las personas ynteresadas en el referido Armamento... como toda la pesca producto y utilidad que en ellos se saca y adquiere, la que dividen y puntualmente prorratean entre dhos quiñones de aparexo, y las personas que manexan y administran dho Armamento, llebando los ynteresados por razon de Aparejo un quiñon, y por razon de la persona otro, y si alguno tiene dos o mas quiñones de dho Aparexo lleba otros tantos de la referida pesca a proporcion y demas a mas el quiñon de la persona, y esta practica es la que se observa en este puerto... y se advierte que ademas de dhos trincados se emplean en dho Cerco todas las demas lanchas del Puerto.
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Esta forma de pesca era común nos cinco portos na tempada da sardiña que soía durar de agosto a decembro, con certas variantes. Era este o caso dos portos Cee, Corcubión e Fisterra mentras que en Camariñas comenza a primeiros de setembro e en Muxía un mes despois para rematar nestes dous últimos casos a fins de decembro.
No derradeiro cuarto do século, xa coa presencia catalana na zona aínda que non asentada definitivamente, Corcubión contaba para a extracción da sardiña con tres sacadas menores e vinte lanchas, Fisterra con outras tantas sacadas e nove lanchas e Cee con dúas sacadas e vinte lanchas. Mentras tanto, os de Muxía villa compuesta toda de pescadores, aunque no se puede llamar puerto, pues solo es una rada abierta, sus matriculados tienen dos cercos reales y usan del jeito para la sardina con nueve lanchas, de las que dos se dedican a la pesca del abadejo y a la de congrio, que hacen con abundancia. Finalmente, os de Camariñas contaban con outros dous cercos e un chinchorro, dous grandes lanchóns e doce lanchas.
Xa nos temos referido á importancia da actividade pesqueira e como as clases privilexiadas sacaban beneficio desta actividade a través de diferentes cargas impositivas. A principios do s. XVII o décimo do pescado que cobraba o párroco fisterrán acadaba os 30 ducados. Mentras, na vila de Cee, o Arcediago de Trastámara, percibía, nesas mesmas datas, del pescado sacan los pescadores diez y ocho quiñones y de lo demas pagan diezmo de quince uno y de cada varco de pescadas, catorce pescadas y del congrio medio real de cada quintal. Un dos impostos que o Arcebispo percibía nas vilas litorais suxeitas ó seu dominio era o da media décima. Os portos nos que se pagaba eran os de Redondela, Cangas, Muros, Rianxo, Padrón, Pontevedra, Vilanova de Arousa, Vigo, A Pobra do Deán, Caramiñal, Fisterra, Cee, Malpica e Muxía. Antigamente, este imposto cobrábase en dúas partes iguais: unha para o Arcebispo e outra para a Facenda Real pero a mediados do s. XVIII, posiblemente debido ás cada vez máis continuas resistencias por parte dos mariñeiros ó seu pago, o Arcebispo cedeulle a súa parte á Coroa a cambio dunha cantidade anual fixada en máis de 9.600 reais, o que indica claramente a importancia económica deste imposto: Estas medias diezmas consisttian en lo que se descargaba en los Puertos de los Generos que a ellos arribaban de estrangeros y lo que se cargaba de estte Reino en dhos Puerttos para fuera de el cuia exsacion que se hacia entteramente por el ttanto por cientto establecido se dibidia de por mittad en dos parttes yguales, que una llebaba la Dignidad y ottra el Rey astta que en el año de 1752 resolbio S.M. en vista delo Representado por el señor Arzobispo Dn. Caietano Gil Taboada yncorporar estte derecho y parte que correspondia a la Dignidad a sus Rentas Reales mandando que desde entonces y alo delante se pagare a la Dignidad en Reconpensa nuebe mil seiscientos y quatro Reales en cada un año sobre el productto de Renttas Generales, cuia paga estta corriente. Vid. A.H.D.S. Fondo Xeral, leg. 44, Archivo Arzobispal. Bienes y rentas de la Mitra de Santiago y pensiones que se paga, 1775.

mércores, 27 de xullo de 2011

Los recuerdos de Pedro Antonio de Alarcón


La exposición, enmarcada en PhotoEspaña 2011, muestra la colección de 'cartes de visite' de Pedro Antonio de Alarcón
Rocío Ponce Madrid 29/06/2011
Amadeo I
La Fundación Lázaro Galdiano acaba de inaugurar la muestra que recopila la colección de fotografías que el escritor granadino Pedro Antonio de Alarcón fue guardando cuidadosamente a lo largo de su vida (1833-1891).
Una imagen para la memoria: La carte de visite está integrada en el festival PhotoEspaña y podrá visitarse hasta el próximo 26 de septiembre. Las más de 500 imágenes, recogidas en tres álbumes y cajas, fueron donadas por herederos del novelista a la Fundación hace varios años. En la exposición se muestran más de un centenar de cartes de visite, las que se han podido identificar, y algunas fotografías de la colección personal  de Alarcón -las que tenía en el salón y en el baño enmarcadas-. 
La historia de las cartes de visite
Alarcón, como muchos otros contemporáneos, siguió la moda en el s. XIX de coleccionar e intercambiar cartes de visite. Las firmaba el fotográfo y se dedicaban personalmente en algunas ocasiones, detalles que han facilitado la labor de identificación en muchas de ellas.
La colección de fotografías de Alarcón tiene un triple interés: "En lo que se refiere a la historia de la fotografía en el s.XIX, a la historia en general y a la vida de Pedro Antonio de Alarcón", explica la directora de la Fundación Lázaro Galdiano, Elena Hernando. Entre las cartes de visite expuestas se pueden encontrar obras de los mejores fotógrafos de la época tanto españoles -Martínez Sánchez, Laurent, Hebert, Juliá, Godínez...- como extranjeros -Disdéri, Nadar, Ken, Le Gray, Bassano...-. Delante de sus objetivos se sentaron personajes como Napoleón III, Ramón María Narváez, los duques de Alba, Alexandre Dumas, Juan Prim, Amadeo I, José Zorrilla y María de las Mercedes de Orleans y Borbón, entre muchos otros. 
La muestra, comisariada por Juan Antonio Yeves y Juan Miguel Sánchez, destila romanticismo en cada una de las obras que expone y que ven la luz por primera vez desde que Alarcón las recopilase. Recoge la "democratización de la fotografía, el momento en el que la clase media comienza a acceder a ella gracias a las cartes de visite", explicó Sánchez.  

Vendida por 1,62 millones la única foto de Billy el Niño


El comprador es William Koch, un empresario de Florida de 71 años, apasionado del Viejo Oeste
EFE / EL PAÍS - Washington / Madrid - 27/06/2011
La única foto del forajido Billy el Niño, tomada en 1779 o 1880, en la que el pistolero del lejano Oeste posa de pie, mirando a la cámara y apoyado en su rifle Winchester, se ha vendido en una subasta por 2,3 millones de dólares (1,62 millones de euros). La venta de esta famosa imagen formó parte de una subasta de objetos del Far West celebrada el pasado fin de semana en Denver (Colorado). El célebre retrato se tomó con una rudimentaria técnica fotográfica que utilizaba placas de metal. El comprador es William Koch, un empresario de Florida de 71 años, apasionado de todo lo relacionado con la época del salvaje oeste estadounidense.
La puja superó las expectativas ya que se preveía que la foto solo alcanzase un precio de unos 400.000 dólares (282.000 euros). Al principio fueron cinco los aspirantes a llevarse a casa la foto y poco a poco subió la cotización. "Solo hay una fotografía de Billy el Niño y creo que ese es el motivo de que haya cautivado la imaginación popular", dijo la portavoz de la subasta anual de artículos del Viejo Oeste (Old West Show & Auction).
"Planeo disfrutarla y compartirla discretamente", afirmó Koch en declaraciones al diario neoyorquino Daily News. Los historiadores creen que Billy el Niño, cuyo verdadero nombre era William Booney -aunque usó varios alias- se dejó retratar en 1879 o 1880 en Fort Sumner, Nuevo México. Después, entregó la foto a la familia de un amigo, Dan Dendrick, cuyos descendientes la habían conservado hasta ahora.
21 asesinatos
La leyenda popular le atribuye 21 asesinatos a Billy el Niño, aunque los historiadores han rebajado la cifra real de sus víctimas mortales a nueve. Su furia contra el prójimo se desató por el asesinato de su amigo y padre adoptivo, el ranchero John Tunstall, para quien trabajaba.
Las últimas noticias que se habían tenido de Billy eran del pasado diciembre, cuando el entonces gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, rechazó la petición de un indulto simbólico para el personaje. "No me atrevería a reescribir la historia", dijo Richardson para denegar la petición de una abogada de Alburquerque.
La historia cuenta que el joven pistolero mató en una emboscada en la calle mayor del poblado de Lincoln al sheriff Willian Brady, a quien consideraba responsable de la muerte de su protector John Tunstall, y a su ayudante. Después huyó a Tejas, donde recibió una oferta por parte del gobernador de Nuevo México, Lew Wallace: este aseguró que le perdonaría la muerte de Brady si colaboraba con las autoridades en otros juicios. El Niño aceptó y regresó a Nuevo México, pero el gobernador faltó a su palabra, permitió su detención y condena a muerte por el asesinato del corrupto sheriff Brady. Fiel a sí mismo, Billy inició una carrera de fugas en las que se llevó por delante a varios funcionarios de la ley, pero semanas después fue abatido de un tiro en el estómago por el sheriff Pat Garrett. Billy el Niño murió el 14 de julio de 1881, cuando tenía solo 21 años. 130 años después, los descendientes de Garrett aconsejaron al gobernador no conceder el perdón a El Niño, lo que influyó en la decisión de Richardson. Ahora su leyenda sigue viva gracias a la subasta de Denver.

Os corenta anos de fotografía de Lee Miller


NA SEDE QUE A FUNDACIÓN CAIXA GALICIA TEN NA CORUÑA, ATA O 11 DE SETEMBRO
Execución do fascista húngaro Laszlo Bardossy, Budapest 1946
26.06.2011 A sala herculina inaugurou esta semana unha exposición que recolle, a través de preto dun centenar de fotografías, o extenso traballo da fotógrafa norteamericana. A montaxe chega, a través da cidade coruñesa, por primeira vez a España, despois dun longo percorrido internacional
A sede da Fundación Caixa Galicia na Coruña acolle ata o vindeiro setembro a exposicion ‘Legendary Lee Miller’, unha extensa montaxe coas mellores imaxes da fotógrafa norteamericana que chega por primeira vez a España despois dun longo percorrido internacional. A mostra foi presentada o martes pasado por Teresa Porto, directora da Fundación Caixa Galicia, e Antony Penrose, director de The Lee Miller Archives e da Penrose Collection e ademais fillo da retratista, que aseguraron que a que agora se pode ver na cidade herculina trátase da "exposición definitiva" sobre unha das iconas da historia de fotografía.
"Lee Miller era a miña nai e, mentres viviu, como a maioría da xente que a coñecía, eu ignoraba por completo o volume e calidade da súa obra. Tras a súa morte, as súas fotografías descubríronse máis ou menos por casualidade. Ó longo dos últimos vinte anos traballei, coa axuda dos meus colegas e de Lee Miller Archives, para difundir a súa obra. Con isto tiven a satisfacción engadida de coñecer á miña nai, que cando viviu para min era practicamente unha estraña", recoñeceu Antony Penrose o outro día na Coruña.
A viaxe proposta polos organizadores da mostra a través da densa biografía e a extensa obra de Lee Miller arrinca cunha imaxe datada en 1929, en París, na que se ve a Man Ray barbeándose. Lee Miller chegara a París despois dunha meteórica carreira como modelo que comezou o día no que Conde Nast, o fundador de Vogue e Vanity Fair, a auxiliou nun accidente de tráfico en
Manhattan.
Desde esa fotografía, a exposición ordénase en sete grandes capítulos. Os dous primeiros refírense ós seus primeiros estudios fotográficos, en París e Nova York, dúas cidades nas que Miller puido mergullarse nas vangardas históricas e, de xeito moi especial, no surrealismo, un movemento que a marcaría para todo a súa vida.
O terceiro capítulo da montaxe, baixo o epígrafe de ‘Exipto, 1934-1939’, recolle os seus anos no Cairo, onde chegou da man do seu primeiro home, o comerciante árabe Asiz Eloui Bey, un período no que, cansa das interminables xornadas de cócteles e partidas de bridge con outras mulleres ex patriadas, Lee Miller comeza a retratar a beleza onírica do deserto e os desafíos arquitectónicos e plásticos da época faraónica.
Nos tres capítulos seguintes da mostra –‘Londres durante a guerra’, ‘A guerra en Europa’ e ‘Posguerra’– reuníronse as impresionantes imaxes tomadas por Lee Miller na Segunda Guerra Mundial, primeiro en Londres baixo a artillería alemá e despois na Europa continental como testemuña da crueldade dos combates e das atrocidades perpetradas polo nazismo na retagarda, para finalizar cos primeiros dramáticos meses de posguerra.
A exposición acaba cun epígrafe titulado ‘Artistas e amigos’. "Lee esforzouse por regresar ó mundo das reportaxes de moda", lembra un dos textos desta sala, "pero a frivolidade de todo aquilo escrespáballe aínda máis os nervios, e en 1947, cando quedou embarazada, xa case estaba disposta a deixalo".
Na última imaxe da montaxe, tomada en 1964, case corenta anos despois daquel primeiro retrato de Man Ray, Lee Miller inmortaliza a visita de Joán Miró a Inglaterra. Nunha composición case surrealista, o pintor catalán alimenta divertido un tucano.

martes, 26 de xullo de 2011

En venta: Mariana, 15 años


MÓNICA CEBERIO 25/06/2011
Ensayo. Mariana tenía 15 años cuando la compraron. Era morena, menuda y tenía una larga melena negra. Pagaron por ella dos millones de leis rumanos. Apenas 100 euros en aquella época, en 1999. Sus dueños tenían un prostíbulo-restaurante junto a un aparcamiento muy frecuentado por camioneros en Campulung (Rumanía) donde la menor era obligada a hacer todo lo que los clientes le pedían. Cuando la policía la liberó, junto a dos menores más, llamaron a Iana Matei, una mujer que había abierto un albergue para niños de la calle, para ver si podía ocuparse de ellas. Fue la primera víctima de trata que atendió. Desde entonces, más de cuatrocientas mujeres han pasado por la casa de Matei, psicóloga y autora de En venta: Mariana, 15 años, una visión en primera persona de los estragos de la explotación sexual, de los prejuicios que aún mantienen los que supuestamente luchan contra ella (jueces, fiscales, policías...), y del fracaso estrepitoso que supone el escaso número de traficantes que han sido condenados durante los últimos años a pesar de las numerosas operaciones policiales llevadas a cabo contra las redes de tráfico de personas. Matei, que distingue de forma clara entre trata y prostitución voluntaria, se centra en las víctimas de su país, que se ha convertido en el principal proveedor de mujeres traficadas en Europa. Cuestiona la visión de los medios de comunicación, a quienes acusa de lacrimógenos, de hablar solo de las atrocidades que sufren las víctimas y de olvidarse de los traficantes; y pide que se revisen las leyes y las prácticas policiales y judiciales para que estos delitos dejen de quedar impunes. Entre las decenas de casos que rememora habla de Aurelia, una rumana de 22 años a cuyo hijo secuestraron para doblegar su voluntad y explotarla en un burdel en Dinamarca. El traficante fue condenado. Pero la pena, como en tantos otros casos, fue irrisoria: un año y medio de cárcel por convertirla en esclava sexual.