sábado, 23 de marzo de 2013

La troika ya visitó Atenas hace 100 años


- Carlos Carabaña 16/03/2013 – eldiario.es
Dibujo satírico de Alphonse Daumier sobre las obligaciones de Grecia con Inglaterra
Grecia, el pequeño país que originó las bases de la cultura occidental, se ahoga en deudas. Con el Estado como máximo empleador de la nación, una vida económica basada en relaciones clientelares y los sobornos y la oligárquica clase política practicando el turnismo entre dos grandes formaciones, las potencias extranjeras deciden que tienen que hacer algo para asegurar el pago de sus préstamos. Alemania, Francia y otros grandes poderes establecen un mecanismo para controlar la economía griega. Un avispado y acertado lector podría comentar que “esto es más viejo que la tana”. Toda la razón del mundo. Sucedió en 1898 y se llamó la Comisión Financiera Internacional.
“Entre 1893 y 1898 los mercados internacionales estaban cerrados para Grecia”, explica Ali Coşkun Tunçer, del departamento de Historia de la London School of Economics; “las negociaciones con los deudores seguían pero el Gobierno griego no se comprometía con sus demandas”. El conservador y demagogo Theodorus Deligiannis, de tendencia belicista y que protagonizaba desde hacía años un ‘ahora tu ahora yo’ político con el progresista Charilaos Trikoupis, volvió al poder en 1895, justo para gestionar en 1897 la crisis de la isla de Creta con su pertenencia al Imperio Otomano (la actual Turquía).
Deligiannis mandó tropas y barcos a la zona, se decretó una movilización nacional y en abril estallaba en Tesalónica la Guerra de los 30 días entre Grecia y La Sublime Puerta , que acabó con una humillante derrota para los helenos. “Esto forzó a Grecia a pagar una indemnización de guerra [4 millones de libras] y a perder su poder de negociación”, continúa Coşkun Tunçer, “y fue obligada a aceptar todas las condiciones de sus deudores”, los cuales ya debían estar acostumbrados a los vaivenes económicos de Grecia.
Hacía poco más de 60 años que Grecia se había formado como país independizándose del Imperio Otomano y ya nacía con deudas. Tras una cruenta guerra de más de diez años que tuvo como protagonista más mediático al romanticón de Lord Byron, el nuevo Estado, tutelado por los grandes poderes de la época, debía 2,8 millones de libras de las de entonces por un préstamo para el esfuerzo de guerra y al alcanzar la independencia, tres de los grandes poderes -Francia, Inglaterra y Rusia- le garantizaron otro préstamo por 40 millones de francos. Pero la carga fiscal fue tal que en 1842 Grecia realiza el primer ‘default’ de su historia y se le cierran los mercados de deuda internacionales hasta que en 1879 llega a un acuerdo con sus deudores y vuelve a poder pedir prestado dinero.
Por el camino echaron a su primer rey, Otto de Baviera, y lo sustituyeron por el danés George, de la dinastía Glücksburg. Para su coronación en 1864 Gran Bretaña regaló a Grecia, tratando infructuosamente de ganarse su favor, las islas Jónicas, siendo la primera ampliación de territorio en busca de la Gran Grecia -solo un tercio de los territorios griegoparlantes estaban en el nuevo Estado- hasta la incorporación de Tesalia en 1881. Las relaciones clientelares, basadas en la necesidad de un padrinazgo político durante la legalmente arbitraria dominación otomana, se consolidaron, sirviendo como muestra el hecho de que el político Dimitrios Ralli tuviera más de 1.000 ahijados y que lograra un trabajo a muchos de ellos. Cuando los mercados de deuda volvieron a abrirse, los políticos griegos los usaron a base de bien.
El país pidió nueve préstamos en oro por un valor total de 26 millones de libras con una tasa media de interés del 4,7%. Un revés en la situación económica en 1893 por la caída de los precios de las pasas de Corintio, de las que dependía gran parte de la economía griega, llevó a una devaluación del dracma y a un nuevo ‘default’. Tras aguantar unos años y perder con los turcos en 30 días; Alemania, Gran Bretaña, Francia, Austria-Hungría, Rusia e Italia imponen en 1898 la creación de una oficina permanente en Atenas encargada de gestionar la economía griega y garantizar el pago de las deudas acumuladas por el país.
Llamado Comité Internacional para el Manejo de la Deuda Griega, este mecanismo recogía los beneficios de los puertos de Atenas, Volos, Laurión y Patras; de los monopolios estatales del queroseno, la sal, las cerillas, las barajas de cartas, del papel de lija y del de fumar; de los impuestos sobre el alcohol y el tabaco, además de tener poder de veto sobre cualquier legislación que afectará a dichos beneficios. A lo largo de los años y mientras el Gobierno griego usaba este Comité para nuevos créditos, acción que se saltaba lo estipulado en el acuerdo de 1898, la oficina llegó a controlar los impuestos de las aduanas de Salónica, Cavalla, Mitilene, Xios, Samos, Siros y Candía, además de los impuestos del alcohol en los territorios de la Nueva Grecia incorporados tras las Guerras de los Balcanes de 1912 y 1913.
Este “vívido recuerdo de un pasado innoble, nacido del cruce entre la humillación nacional y la bancarrota, que implicaba que Grecia no era de confianza”, como lo define George Andreopopulos, profesor de ciencia política de la universidad John Jay en su artículo The International Financial Commission and Anglo-Greek Relations (1928-1933), fue un hábil gestor que triplicó los beneficios de los aspectos económicos asignados en 15 años. Lógicamente se encontró con la oposición, principalmente política, de los griegos, que realizaron campañas en prensa presentándola como una institución con el único objetivo de “obstruir al Gobierno, comprometer la soberanía de la nación y solo interesada por los deudores”.
“El rol de la Comisión Financiera Internacional era asegurarse que ciertos beneficios de los impuestos fueran a pagar las deudas,” sigue el estudioso Coşkun Tunçer, “y aunque ahora no existe lo mismo en Grecia el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea tiene más o menos un rol similar pero unos mecanismos de aplicación diferentes”.
La oficina de la Comisión Financiera Internacional en Atenas no cerró hasta 1978.

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