Por: Estrella de Diego | 18 de marzo
de 2013
Elementos para el deporte, Maruja Mallo |
Día tras día, nuevas mujeres se van incorporando a la historia del arte
oficial. Salen de los almacenes y la memoria y salen, sobre todo,victoriosas,
permitiendo establecer nuevas genealogías y hasta nuevas Historias del Arte que
deben escribirse de una forma otra, redefiniendo el relato que se ha dado por
bueno durante demasiado tiempo. Qué tremendo error. Está claro que esa Historia
que damos por válida, la que rescata y convierte en cliché sólo algunos nombres
de mujeres -Artemisia
y Frida,
entre otras y por cierto, mujeres sin apellido, como las amigas o las niñas-,
va dejando excesivos huecos a su paso, huecos que se van rellenando y que
podrían dar un vuelco a la narración oficial.
Ha ocurrido hace poco con la sueca Hilma af Klint,
reconocida como una pintora de paisajes que, sin embargo, mantenía escondidas
algunas iluminadoras pinturas abstractizantes que podrían arrebatar el
protagonismo a Kandinsky o Mondrian. No es la primera vez que las mujeres que
se salen del sendero de la “pintura figurativa” optan por la mascarada y el
camuflaje, siguiendo el término codificado por la psicoanalista Joan Riviere en
1929 en el artículo La feminidad como mascarada : las mujeres
intelectuales enfatizan su feminidad para no presentarse como amenaza.
Ocurre a menudo con las mujeres que escogen lo no-figurativo y el caso de Sophie
Taeuber-Arp es paradigamático: desde sus cuadros concretos hasta sus
marionetas dadaístas, al final se ha adelantado a muchos de los hombres de su
generación, pero nadie repara en ello porque ha permanecido semioculta,
eclipsada por el marido y como decisión personal. De hecho, es más conocida
como bailarina dadá que como pintora, igual que Maruja Mallo
se presenta como “surrealista”-aunque se formara en el círculo de Torres García, muy
preocupado por la matemática tal y como muestran algunas obras de Mallo. Ese
mismo discurso manipulador trata de explicar el cubismo de Blanchard
–su anomalía, pues las mujeres no se ocupan de cuestiones relativas al espacio-
en base a su diferencia física. La propia Hilma af Klint –cuya exposición
en Estocolmo viajará al Museo Picasso de Málaga donde también se mostró a
Taeuber-Arp- no quiso que sus cuadros abstractos fueran mostrados sino veinte
años después de su muerte, ocurrida en 1944, ya que creía que el mundo no
estaba preparado para entenderlos. Aunque yo iría aún más lejos. Setenta años
después de su fallecimiento, el mundo sigue poco preparado para el cambio
trascendental: ¿y si la “inventora” de la abstracción fuera una mujer
escandinava?
Porque si todo esto se traslada, además, hacia el Norte de Europa
–fuera, pues, del circuito al uso que tiene como centro a París y a Picasso-
las cosas se complican más si cabe. ¿Cuántos de nosotros conocemos, por
ejemplo, a las muchas y excelentes pintoras finlandesas, cuyo movimiento
feminista tuvo un peso extraordinario al coincidir con la independencia? ¿A
quién le suena el nombre de Helene
Schjerfbeck, una pintora fascinante y básica en la historia del arte
del país nórdico y coetánea de Hilma af Klint, autora de una serie de autorretratos
que van desde el “fin de siglo” hasta el Expresionismo? En esta recuperación de
nombres de artistas, la última y estupenda documenta 13 presentaba los tapices
de Hannah Riggen,
que compartieron evento, aunque no fortuna crítica,con el Guernica. ¿Por
qué, nos preguntamos? ¿Porque eran tapices o porque los había hecho una mujer?
¿Son las “artes menores” “menores” porque las hacen las mujeres o las hacen las
mujeres porque son “menores”?
Ahora en el Candem Arts
Center de Londres se presenta la obra de otra artista olvidada en
algunos circuitos, cuyas imágenes son sin embargo presagio de muchas formas de
trabajar de tantos artistas actuales que se han decantado por el dibujo como
una forma de camuflaje de temas escabrosos, a la manera de Henry Darger.
La norteamericana Dorothy Iannone pintora,
dibujante, poeta y música representa la sexualidad femenina y masculina de una
forma muy explícita, si bien narrada de manera candorosa, casi inocente, igual
que tantos de los artistas que hoy en día vuelven los ojos hacia el dibujo como
forma de expresión.
Aunque su activismo no se circunscribe sólo a lo pintado,
que le valió una censura en la exposición de Berna que hizo dimitir al propio Harald Szeemann.
Tuvo también la costumbre de ir escribiendo en una lista a todos sus amantes.
Poco defensora de lo doméstico, apasionada y fascinante, esta mujer de 80 años
que vive en Berlín, es capaz de añadir el humor a su trabajo, como en la serie Gente
, de mediados de los 60 del XX, donde personajes famosos, elegantemente
vestidos y convertidos en una especie de recortables, exhiben los genitales.
Pero son las almas lo que quiere mostrar, comenta. Y, de hecho, en estas
pinturas, dibujos o esculturas de madera o papel, inocentes y sorprendentes que
preludian a todas las mujeres que quisieron ser descaradas a finales del siglo
XX y en el XXI, hay algo de espiritual, de ascenso a otra dimensión, como
ocurre cuando se trascienden los tabúes. La obra increíble de Iannone se pudo
ver en Nueva York, en 2009, expuesta en el New Museum,
y se puede ver ahora en Londres., dejando claro que las chicas descaradas como Tracy Emin
,y su lista de amantes, y hasta Nan Goldin,
y su juego de imágenes explítcitas, tienen una abuela en la cual buscar la
propia genealogía.
Parabéns pola entrada.
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