martes, 7 de maio de 2013

Vestidos de mujer contra los ayatolas


Por: Ángeles Espinosa | 26 de abril de 2013
Foto da páxina Homes qurdos pola igualdade
A la vista de cómo las autoridades de la República Islámica tratan a las iraníes, no me sorprende que haya quien piense que ser mujer es un castigo. Al menos en Irán (aunque lo mismo podría decirse de algunos de sus vecinos). Tal debe de ser el caso de un juez de Marivan, en el Kurdistán iraní, quien el pasado 15 de abril decidió castigar a un supuesto delincuente con un paseíllo por el centro de la ciudad… vestido de mujer. Semejante despropósito ha desatado una campaña en Facebook en la que hombres kurdos se están fotografiando vestidos de mujer, además de protestas de feministas, e incluso una carta de varios diputados a los ministros de Interior y de Justicia.
“Ser una mujer no es algo para castigar o humillar a nadie”, asegura la página creada bajo el título Hombres Kurdos por la Igualdad. Allí puede verse a jóvenes, y menos jóvenes, vestidos casi todos con trajes tradicionales kurdos de mujer, en expresión de solidaridad.
Es una reacción muy parecida a la que se produjo en diciembre de 2009 cuando tras la detención del líder estudiantil Majid Tavakoli. Entonces las autoridades iraníes difundieron una imagen suya con pañuelo y batón (como la ley iraní obliga a que vistan las mujeres en público) y dijeron que había intentado escapar de la universidad vestido de mujer. En realidad, intentaban humillarle (más tarde se supo de que le obligaron a cubrirse para la foto), pero les salió el tiro por la culata. Cientos de hombres se fotografiaron con la cabeza cubierta, a menudo con pañuelos verdes (el color de los reformistas), como respaldo a Tavakoli.
“Para mostrar mi solidaridad y apoyo a las mujeres y los sufrimientos que a lo largo de la historia les han causado los hombres. Como recientemente hemos sufrido la orden de un juez estúpido que para castigar a un hombre le ha obligado a ponerse ropa de mujer, [considero que] es una de esas ocasiones en que debemos unirnos y condenar esa estupidez, y la brutalidad y falta de humanidad hacia las mujeres, [que son] la mitad de la sociedad así como al menos la mitad de los seres humanos sobre la tierra. Mi apoyo a las mujeres es lo menos que puedo hacer por ellas”, escribe Namo Kurdistani en el muro Hombres Kurdos por la Igualdad.
No hay imágenes del atropello, pero la noticia de que T. Daabaashi, vestido de rojo y con un pañuelo en la cabeza, fue obligado a recorrer varias calles escoltado por agentes de policía, causó indignación en Marivan. Apenas 24 horas después un grupo de activistas kurdas organizaron una manifestación para protestar por el insulto. Para ellas, y los hombres que las apoyaron, el heterodoxo castigo es más humillante para las mujeres que para los condenados.
“La Asociación de Mujeres de Marivan condena esa acción y la considera un insulto a las mujeres”, escribió ese grupo en su página de Facebook donde dejó constancia del incidente y de la protesta que organizaron.
La mayoría acudieron a la manifestación vestidas con el típico traje rojo kurdo para denunciar el disfraz que se obligó a llevar a Daabaashi. Los responsables locales, sin embargo, no simpatizaron con su queja y enseguida enviaron a los antidisturbios a reprimir la protesta, para lo que emplearon porras y gases lacrimógenos, según ha informado la Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán.  Una mujer resultó con una pierna rota y varias con contusiones en la cabeza. También llevaron a cabo varias detenciones.
Pero a pesar de la represión, varios diputados kurdos del Parlamento nacional se hicieron eco del malestar. Al parecer, han enviado una carta a los ministros del Interior y de Justicia en la que piden que se sancione al responsable de la provocación. En ella argumentan que el proceder atenta “contra la dignidad islámica y es una humillación para el carácter y la vestimenta de las mujeres musulmanas”.
“Vestir a los convictos como mujeres no está en las leyes de la República Islámica”, asegura Mohammad Mostafaei, abogado y activista de los derechos humanos. Mostafaei, que tuvo que exiliarse a raíz de su defensa de Sakineh Ashtianí (una mujer condenada a la lapidación), insiste en que “el poder judicial de Irán no tiene derecho a ordenar un castigo semejante, que va en contra de la dignidad humano”.
De momento, la policía ha tomado nota. La prensa iraní daba cuenta ayer de una instrucción del jefe de ese cuerpo, el general Ismail Ahmadi-Moghadam, en la que dice a sus oficiales que no utilicen medidas "desagradables" para castigar a los convictos, en aparente referencia al caso del joven exhibido con ropa de mujer. En alguna campaña de moralidad pública, también se ha paseado a los supuestos delicuentes con orejas de burro o letreros sobre el motivo de su detención.

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