‘La mochila invisible’, un documental en pleno proceso de
realización, cuenta la experiencia de tres mujeres en prisión y las
dificultades que se encuentran una vez que salen de la cárcel.
La Asociación Bidez Bide trata de visibilizar la
discriminación y el ostracismo al que se enfrenta este colectivo.
Patricia Burgo
Muñoz 05/04/2014
- eldiario.es
Katia Reimberg es de Sao Paulo (Brasil), tiene 36 años y lleva siete en
España. Fue condenada a cuatro años de cárcel, y tras pasar quince meses en la
prisión donostiarra de Martutene, “encerrada, sin ninguna visita porque no
cuento con ningún familiar aquí”, relata, se acogió al régimen abierto
que permite a los reclusos salir de prisión durante el día y regresar para
dormir. Tras seis meses así, salió de prisión, pero ahí no acaba su condena.
“Ahora mismo estoy sin papeles, porque para conseguir los documentos
tengo que esperar a cumplir los cuatro años de condena”, explica. Esto
dificulta su acceso laboral “soy ilegal, no existo aquí, entonces no puedo
trabajar”, se lamenta.
La historia de Katia Reimberg es una de las tres que se narra en el
documental ‘La mochila invisible’, un trabajo en el que se encuentra inmersa la
Asociación Bidez Bide para
visibilizar las dificultades a las que tiene que hacer frente este colectivo.
Soraya Ronquillo, presidenta de la asociación, considera que los documentales
pueden ser un instrumento pedagógico “potente” porque “hacen visibles
realidades que a muchos medios masivos de comunicación no interesa”. Ronquillo
se refiere “a las mujeres de origen extranjero que han tenido experiencia
carcelaria y se encuentran en una situación de desprotección y más
vulnerabilidad” y no pueden mejorar sus condiciones en igualdad.
Katia rememora el tiempo que ha pasado en la cárcel, donde las diferencias
ya son evidentes, “dentro se forman grupos, las gitanas, las argentinas…”, y
una vez en la calle la desigualdad se traslada a otro ámbito, es como tener a
toda la sociedad en contra. “Esta etiqueta social pesa bastante al salir”, se
lamenta, “cuando tú has tenido una experiencia carcelaria, nadie te va a dejar
que cuides de una persona”, pone como ejemplo. Katia ha encontrado en la
asociación un espacio en el que colaborar y tirar hacia adelante, fuera de ahí,
ve el futuro con inquietud, porque su situación administrativa le deja “al
margen”.
La joven ve en este proyecto una oportunidad de visibilizar todas estas
situaciones a las que se tiene que enfrentar porque considera que gran parte de
la sociedad “por desconocimiento, o por falta de espacio” da la espalda a esta
realidad, aunque “estamos más cerca de lo que la gente cree”. Soraya Ronquillo
detalla “si para las autóctonas enfrentarse a la sociedad después de la cárcel
es difícil, imagina para las extranjeras”.
El documental, en el que todas las
que forman parte, desde las protagonistas, dirección, producción, realización y
demás equipo técnico, son mujeres, estará terminado para septiembre. Después
comenzará su distribución y exhibición para hacer la mochila invisible de estas
mujeres, visible.
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