mércores, 21 de xullo de 2010

En busca del oro de la RDA



LAURA LUCCHINI
DOMINGO - 27-06-2010

Sentado en su oficina en el antiguo edificio de la Reichsbank, en Berlín, Gerd Pelikan se enfrentaba a un problema de miles de millones de marcos. El muro que había dividido tanto la ciudad como Alemania acababa de caer. Pelikan, un administrador que nunca había actuado como inversor, de repente vio cómo se había volcado sobre él una responsabilidad inusual. Debía hacer desaparecer los bienes de la recientemente fallecida República Democrática Alemana (RDA) antes de que se celebraran las primeras elecciones democráticas en lo que había sido la Alemania comunista y de que los capitalistas pusieran sus manos sobre aquellos "bienes de los trabajadores". Para ello tenía poco tiempo: el Muro cayó el 9 de noviembre de 1989 y las primeras elecciones de la Alemania unificada se celebraron el 18 de marzo del año siguiente.

La historia está documentada. La lista de los beneficiados por esas decisiones es larga. El grupo mediático EMG recibió a través de la persona de Wolfgang Wenzel, un activista socialista de Alemania del Oeste, 21 millones de marcos del Este (más de cinco millones de euros). El entonces ministro de Economía del Estado federado de Renania del Norte-Westfalia, Wolfgang Clement, que quería transformar la llanura del Ruhr en un nuevo Hollywood, recibió 100 millones de marcos del Este (alrededor de 25 millones de euros). La lista sigue con cantidades menores: Anglerparadies Chemnitz, una colonia para pescadores con camping, situada en el este de Berlín, recibió 150.000 euros; la agencia de transportes y escuela de conducción Personan-trans und Fahrschule GMBH obtuvo una ayuda de 270.000 euros... En total, la UKPV documentó que unas 160 firmas estaban vinculadas con el dinero del PDS.

Cierto día, Wolfgang Wenzel, un viejo amigo de los comunistas en el oeste del país, recibió una extravagante misión: meter en alguna parte cerca de un millón de euros. Wenzel relató a Der Spiegel que en el verano de 1990, mientras esperaba con una bolsa de plástico y su millón de euros ser atendido por uno de los muchos banqueros de Luxemburgo a los que visitó, comprendió que la cosa no era fácil. "Pensaban que era dinero de las drogas. Me dijeron: 'Pruébenos que es dinero del partido comunista'. Un funcionario secundario de la Embajada de la DDR en Luxemburgo, con los precarios medios de un papel con membrete, una firma y un timbre, bastó para certificar que era legítimo dinero comunista", relató. Este fue solo uno de los múltiples y algo caóticos intentos para evitar que el capital acumulado por los comunistas se disolviera en el capitalismo.

En abril pasado, un tribunal de Zúrich condenó a Bank Austria (entidad austriaca controlada por la suiza Unicredit) a pagar 240 millones de euros a la República Federal de Alemania por el caso Novum, una empresa con base en Viena que hacía negocios con el mundo occidental para la RDA, bajo la administración de Rudolphine Steindling, una mujer que hoy tiene 76 años y entonces pertenecía al partido comunista austriaco. Después de la caída del Muro, Steindling, conocida también comoFini la Roja, se encontró en una situación ambigua por la desintegración del verdadero dueño de su empresa, que era el Gobierno de la RDA. Fini la Roja transfirió el capital de su empresa a una cuenta anónima del Bank Austria en Suiza y durante años pudo utilizar aquel capital. Los problemas empezaron cuando la Treuhandanstalt, la organización de la Alemania Federal que tenía la tarea de privatizar todas las empresas de la Alemania del Este, se topó con el caso Novum, a mitad de los años noventa, y empezó a reclamar su dinero. La historia acabó en un juicio que ha durado 16 años y que acabó hace dos meses con la condena de Uni Credit, porque en los años noventa no verificó el origen de los capitales que se le habían entregado. El banco suizo fue condenado a pagar a Alemania los 128 millones de euros que representan el capital inicial, más 16 años de intereses, lo que ascendía a un importe total de 240 millones de euros.

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