xoves, 27 de febreiro de 2014

Violet Gibson: Yo disparé a Mussolini


La periodista británica Frances Stonor Saunders recrea la vida de Violet Gibson, la mujer que en 1926 disparó a bocajarro sobre Benito Mussolini
A través de textos periodísticos y de las reflexiones de Virginia Woolf, Saunders dibuja el perfil de Gibson, que acabó confinada en un manicomio al ser declarada enferma mental
Para Woolf, este diagnóstico era la constatación de que "las mujeres han servido de espejos que poseen el poder mágico y delicioso de reflejar la figura del hombre en el doble de su tamaño real"
Paula Corroto 19/02/2014 – eldiario.es

Era una mañana radiante. El 7 de abril de 1926, Benito Mussolini, Il Duce, debía ofrecer un discurso en la plaza del Campidoglio de Roma. Una multitud se agolpaba a su alrededor. Mucha camisa negra y brazo alzado. Entre la gente, apenas a cinco metros del líder fascista, Violet Gibson, 62 años, de origen norirlandés.
En cuanto le vio aparecer, Violet no dudó: levantó el brazo, sacó un revólver y le disparó a bocajarro. La bala apenas le rozó en la nariz. Rauda, la guardia que custodiaba a Mussolini se echó sobre ella y la detuvo. Il Duce, mientras tanto, salió de nuevo a la calle con un esparadrapo en su rostro forjando esa imagen de viril dulzura que tanto cultivó durante su mandato. Era el hombre fuerte y el seductor. Y nadie iba a arrebatarle esa figura. Gibson, tras varios interrogatorios, fue enviada a un asilo mental inglés donde permaneció hasta su muerte, en 1956.
De aquel atentado, cometido por una mujer que, curiosamente, procedía de la alta cuna de Irlanda, apenas se han escrito más de un par de líneas en los libros de historia. Pero su misión ha sido recuperada por la periodista británica Frances Stonor Saunders en el libro La mujer que disparó a Mussolini, editado recientemente en español por Capitán Swing.
En él, a través de artículos de prensa, se recorre toda la vida de Gibson y su paralelismo con la de Mussolini, el hombre que comenzó en el socialismo para fundar el fascismo, mientras iba a dejando cadáveres y amantes a su paso. De hecho, el día del atentado había dormido con una mujer que no era Rachele, su esposa.

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