Este asentamiento judío en Cisjordania, ilegal según la legislación
internacional, siempre ha contado con el apoyo del Ejército y los sucesivos
gobiernos israelíes
EUGENIO GARCÍA GASCÓN Migron (Israel) 03/09/2012
Cuatro
colonos adolescentes se cogen de la mano y forman un pequeño corro que empieza
a girar rápidamente mientras sus voces corean consignas: "Israel es un
Estado policial" y "Un judío no expulsa a otro judío" son las
más frecuentes. Están en la puerta de Migron, un asentamiento
"salvaje", que es como llaman a las colonias judías de Cisjordania
que se han levantado sin la autorización del gobierno de Israel.
En realidad,
Migron es el mayor asentamiento salvaje que hay en Cisjordania. Está a
unos 13 kilómetros al norte de Jerusalén, muy cerca de Ramala y alberga medio
centenar grandes naves que funcionan como casas prefabricadas de otras tantas
familias.
En total,
unas 300 personas habitan en esta colonia. La mayoría la abandonó en la mañana
del domingo voluntariamente y solo unas cuantas familias fueron desalojadas por
la fuerza por la policía ese mismo día, antes de que expirara el enésimo plazo
dado por el Tribunal Supremo de Israel para el desalojo.
Migron se
fundó en 1999. En ese año un grupo de familias plantaron las primeras caravanas
en la superficie plana de la alta colina y le dieron el nombre de una antigua
aldea bíblica, como ha ocurrido en otros tantos lugares de Cisjordania.
Poco a poco
Migron fue creciendo, y lo hizo siempre con el apoyo militar del Ejército y con
el respaldo político y económico de los distintos gobiernos que ha
habido desde entonces, liderados por el Likud, los laboristas y Kadima. Todos
han contribuido significativamente a que Migron sea lo que es y a que signifique
lo que significa.
Distintos
tribunales de Israel han dictaminado, sin embargo, que una parte de la llanura
de la colina donde se asienta Migron es "propiedad particular" de
palestinos de las aldeas vecinas. El final de este proceso que ha durado seis
años, durante los que los palestinos han contado con la ayuda de la ONG israelí
Paz Ahora, y ha terminado con una sentencia del Supremo que obliga al Estado
a desalojar la colonia, una sentencia cuya aplicación los sucesivos
gobiernos han demorado durante años.
"El
hecho de que la mayoría de las familias hayan abandonado voluntariamente por su
cuenta Migron esta mañana da una idea cabal de que su intención es respetar las
decisiones del gobierno y de los tribunales. Es gente pacífica y no
violenta", comenta Miri Ovadia, una joven que trabaja como portavoz del
consejo de Binyamina, la organización comarcal a la que pertenece Migron y que
consta de 44 comunidades judías ubicadas en mitad de las aldeas palestinas.
El Supremo
no ha querido decir si los contratos de compra de la tierra que exhiben los
colonos -o de una parte de la tierra- son auténticos, como sostienen los
propios colonos, o falsos, como sostienen los palestinos. No obstante, mientras
se dilucida esta cuestión, el Supremo ha ordenado el desalojo del
asentamiento, y eso es lo que han hecho en la mañana del domingo casi todos
los colonos, incluidos los niños.
"Los
colonos llegaron aquí en 1999 y como esta tierra no había estado cultivada
durante más de diez años, pasó a no pertenecer a nadie. Todo se ha construido
con el apoyo del gobierno; no ha habido nada ilegal", explica Miri
refiriéndose a unas normas del imperio otomano que Israel ha aplicado a menudo
para confiscar tierras palestinas en Cisjordania y consolidar la ocupación.
Según el
sistema judicial israelí, la propiedad de las tierras de Migron está en el aire
y deberán de ser los tribunales israelíes los que decidan en un sentido u otro.
Esta circunstancia la están aprovechando los colonos -y el gobierno de Binyamin
Netanyahu- para mostrar al mundo que respetan las sentencias de los tribunales.
Este respeto
tiene trampa, por supuesto, puesto que las tierras de Cisjordania, según la
legislación internacional, no pertenecen a Israel, y la ocupación es ilegal se
mire como se mire según la legislación internacional. Si los colonos radicales
respetan las sentencias de los tribunales es porque esperan ganar algo a
cambio.
"De
Migron nacerán dos o tres comunidades nuevas", vaticina Dany Dayan, que es el
responsable de Yesha, la organización que agrupa a todas las colonias judías de
Cisjordania. "Estados Unidos y la Unión Europea deben entender que tenemos
derecho a vivir aquí. Al día de hoy hay 360.000 israelíes que viven en Judea y
Samaria (el nombre bíblico de Cisjordania), y en Jerusalén hay otros 250.000
israelíes. Esto significa que uno de cada diez israelíes vive en Judea y
Samaria".
El gobierno
de Netanyahu ha creado una colonia nueva para los colonos expulsados,
pero éstos quieren regresar a Migron. Los colonos, además, desean crear una o
dos colonias más en la zona para iniciar el proceso de asentamientos salvajes
que a posteriori muy probablemente serán "legalizados" por el
gobierno de Israel.
"El
problema con el Tribunal Supremo afecta solo a unas pocas cuestiones técnicas,
y no es un problema de fondo. Nuestra presencia aquí es parte de la solución y
no parte del problema", afirma Dayan.
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