Una historiadora va cosechando en una web biografías de
mujeres ourensanas
Antonia Rodríguez, membro da guerrilla |
En la misma gruta de internet retumban los nombres de dos Elviras, una de
apellido Rodríguez, que en el siglo XV denunció en Ourense a su marido
maltratador, y otra que era Pérez, teniente destinada por el rey a la fortaleza
de Aguiar entre 1258 y 1263. Resuena además el de Olimpia Valencia, una mujer
de izquierdas que nació en Baltar en 1896, fue la primera licenciada gallega en
Medicina y también, poco después, la primera ginecóloga. En el fondo de la
cueva rebota el eco de Calpurnia Abana Aeboso, primera habitante de la ciudad
romana de Auria, y en otra de las galerías se oye decir “Eladia Ramona”, la
tenaz y determinante madre de Otero Pedrayo, o los nombres de pila de las
hermanas Touza, Lola, Julia y Amparo, que en los cuarenta organizaron en
Ribadavia una red de evasión de judíos desde la Europa nazi.
La expedición a este agujero de la Red (Historia das nosas mulleres
ourensás) en el que Rosa María Cid Galante, profesora de Geografía e
Historia en la Universidad Laboral de Ourense, va dando refugio y ordenando
vidas de mujeres para que no caigan en el olvido, tiene visos de no concluir
nunca. A la boca de la cueva, viva y luminosa, aguarda la última entrada del
blog, Tamara Echegoyen (Ourense, 1984), regatista del Club Náutico de Vigo que
volvió de los Juegos Olímpicos de Londres con una medalla de oro. Pero justo
detrás, porque a aquí llegó de penúltima, aparece en blanco y negro, con
guantes y sombrero, María Brey Mariño (Póboa de Trives, 1910), archivera
depurada por el franquismo que llegó a reunir, junto a su marido, Antonio
Rodríguez Moñino, la entonces mayor biblioteca privada de España (17.000
obras), ahora en poder de la Real Academia, junto a sus grabados de Goya y
Durero.
Rosa Cid decidió inaugurar su colección infinita hacia finales de 2008, después
de trabajar 12 años en una tesis doctoral (Muller e educación en Ourense,
1900-1930) que la llevó a revisar un millar de expedientes académicos de
las primeras ourensanas que accedieron a estudios superiores. Ahora, las
reseñas incluyen mujeres de todo tipo y condición y de cualquier momento
histórico. Las biografías van apareciendo y se completan con el tiempo si se
puede, surgen de libros, de artículos, de sugerencias de internautas, de
correos de ourensanos que llegan desde cualquier lugar del mundo.
“Soy ourensanista, amo muchísimo este lugar. Hay historias que no pueden
perderse... Ahora quiero abrir un apartado dedicado a las castañeras, y otro a
las lecheras, que en 1920 protagonizaron una protesta impresionante contra la
subida de las tasas de la leche. Tengo muchísimas mujeres en la base de datos,
muchos nombres que debo ir incorporando”, cuenta apremiándose a sí misma la
autora del blog.
De momento la nómina más importante la componen las “pioneras” (147),
seguidas de las maestras (80) o las represaliadas de la Guerra Civil (32),
entre ellas La Pasionaria de Cualedro, líder sindical asesinada en Viana do
Bolo en el 36. Hay 14 pintoras, 19 músicas (la más nueva Cora Novoa, “reina”
del sonido electrónico residente en Berlín) y 29 escritoras (la más antigua,
Eduarda Feijóo de Mendoza, autora de novelas históricas de corte romántico como
Redención por amor y el corsario negro o El antifaz de terciopelo).
Pero por los pasillos de este santuario que guarda únicamente biografías de
mujer deambulan también aquellas que nacieron bellas, y triunfaron o no a pesar
de eso. Aparecen, por ejemplo, María Cofán (Miss España en 1959, actriz,
cantante y autora de cuentos para niños nacida en Ourense) y Raquel Dans,
cortejada en los años treinta por un piloto que venía volando de León y le
lanzaba desde el aire cartas de amor y ramos de flores que con suerte caían
íntegros en su finca de Vilamartín de Valdeorras.
Aunque aquellas que nacieron fuertes y resueltas, más que guapas, son
mayoría aplastante en el gineceo que alimenta Cid. Teresa Gómez denunció ante
el juez a Juan de Novoa porque intentó violarla. Su mérito es enorme porque la
agresión acaeció en abril de 1458. Un año antes, otra mujer de mismo nombre y
parejos arrestos, Tareixa Lourenza, reclamó la nulidad matrimonial ante el
rector de Santo Tomé de Maside. Ella y su esposo nunca habían querido casarse y
ya no se soportaban. Las familias habían pactado su matrimonio aún siendo
niños, pero ellos jamás habían sido capaces de consumarlo.
Otra mujer que no se doblegaba era Guntroda, abadesa de San Martiño de Pazó
(Allariz), que mantuvo un formidable pulso con reyes y obispos por la posesión
de Santa Comba de Bande. Aunque si de valentía se trata, probablemente supere a
casi todas en esto y en el tamaño de su corazón Obdulia Díaz, la ourensana que
lavando sábanas ajenas alimentó y crió en su propia casa a 200 hijos de
prostitutas del barrio chino.
En medio y medio de un paraje de paisaje tan variado,
entre las mujeres de Ourense se encuentra también una reina póstuma. Inés de
Castro (probablemente nacida en la Baixa Limia entre 1320 y 1325) aparece
sentada en su trono espectral, ejerciendo el inaudito cargo que le concedió su
viudo, el infante Pedro de Portugal al convertirse en rey. Inés, que llegó a la
corte como dama de compañía de la que había sido elegida por la corona lusa
como esposa de Pedro, fue desterrada y finalmente ejecutada (1355) por orden
del padre de éste, el rey Afonso, que nunca toleró aquel amor.
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