Una exposición virtual de fondos del Museo Marés y otros
recoge las primeras imágenes captadas por las cámaras de los viajeros de hace
un siglo
JOSÉ ÁNGEL
MONTAÑÉS Barcelona 2 SEP 2012 - 02:07
CET
Paseo dos ingleses, Montecarlo, 1923 |
Es tiempo de regreso de vacaciones. Muchos de los que mañana se enfrentarán
a la vuelta al trabajo lo harán recordando lo bien que se lo han pasado durante
sus días de asueto y los lugares que han visitadoi. Con el tiempo, lo único que
quedará serán las fotografías, los cientos de imágenes que han capturado
durante estos días con sus cámaras. Y aunque ahora el mundo digital hace que se
hayan multiplicado por mil, siempre ha sido así, desde que la fotografía nació
a finales del siglo XIX y principios del XX. Entonces eran unas pocas personas
pertenecientes a las élites económicas las que tenían acceso a cámaras
fotográficas. Eran los mismos que podían viajar y hacer turismo, casi siempre
en circuitos culturales, que poco tienen nada que ver con los actuales, siempre
masificados, en los que realizaban fotografías que con el tiempo se han
convertido en documentos históricos.
Desde entonces, el fenómeno del turismo y el de la fotografía, han crecido
en paralelo de forma imparable, aunque han perdido gran parte del encanto que
tuvo en esos momentos. El Instituto de Estudios Fotográficos de Cataluña
(IEFC), que conserva más de 800.000 originales y el Museo Frederic Marés, que
posee una de las primeras colecciones públicas de fotografía del siglo XIX en
España, han organizado la exposición virtual El turismo en Europa hace
cien años, con algunas de las primeras imágenes que captaron de ciudades y
monumentos estos turistas.
Los autores de las placas e instantáneas son particulares como el juez de
la villa de Sarrià Enrique Barrie, el abogado Eduard Monteys y los empresarios
Manuel Perdigó y Jaume Roca. En la mayoría de sus fotografías los protagonistas
son sus familiares, sus mujeres e hijos que pasean por las calles de ciudades
como París, Roma, Niza, Venecia, Londres o Montecarlo, que hacen excursiones y
toman el sol en las playas de moda de entonces, en situaciones que se intuyen
poco cómodas por la parafernalia y los encorsetados vestidos y bañadores de
ellas, o incluso descansan en las habitaciones de sus hoteles tras una
agotadora jornada.
Buena parte de estos documentos son imágenes estereos-cópicas, una técnica
que hacía furor en los primeros años de la fotografía. Pioneras del 3D, tan de
moda actualmente, este sistema permitía disfrutar en sociedad de la visión de
los del mundo de una forma mucho más ajustada a la realidad.
La exposición ha sido coordinada por Ernest Ortoll y Laia
Foix, y cuenta con un texto del especialista en fotografía antigua y su
conservación, Pep Parer, experto en fotografía estereos-cópica. El Instituto de
Estudios Fotográficos de Cataluña muestra en su web otras interesantes galerías
fotográficas: es el caso de las imágenes deportivas del gran fotógrafo
Merletti, una de barcos mercantes, que sustituyeron a los barcos de vela;
también otra de los primeros ferrocarriles que cruzaron Barcelona, impagables
fotos de familia o las siempre conmovedoras imágenes de la Exposición Universal
de 1929, el gran acontecimiento mundial que vivió la ciudad de Barcelona.
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