En una década, los bombardeos de aviones no tripulados han matado a más de
3.000 personas
DAVID BOLLERO Londres 14/09/2012 07:30
Consecuencias dun ataque con drones en Paquistán |
Esta semana,
EEUU ha confirmado la muerte del número dos de al-Qaeda en Yemen, Saeed
al-Shihri, junto a otras seis personas que viajaban con él en el vehículo
bombardeado por un avión no tripulado (drone). En los últimos meses,
EEUU ha intensificado sus incursiones por esta vía en territorio yemení; ya el
año pasado acabó con la vida de Samir Khan, considerado uno de los máximos
propagandistas de al-Qaeda.
Estos drones,
también llamados Vehículos Aéreos No Tripulados (UAV, por sus siglas en
inglés), se diseñaron en el contexto de la guerra contra el terror, término
acuñado en la Administración Bush para luchar contra la amenaza del terrorismo
islámico, fundamentalmente al-Qaeda, y que se vio amplificado tras los
atentados del 11 de septiembre de 2001. Sin embargo, EEUU ya hacía uso de esta
tecnología ante de los atentados a las Torres Gemelas. En el verano de 2001, la
CIA ya bombardeó campamentos de entrenamiento utilizados por Bin Laden en
Afganistán.
Estas
aeronaves no tripuladas son pilotadas por soldados cómodamente sentados, con
aire acondicionado, como si de un videojuego se tratara, desde las
instalaciones militares del estado de Nevada (EEUU). Las cifras de pilotos
entrenados para controlar drones comienzan a superar a los de aviones
convencionales. Si en 2005, el 5% de las aeronaves del departamento de Defensa
de EEUU era no tripulado, ahora supera el 60%.
Sin embargo,
la tecnología de estos aviones, que para algunos oficiales estadounidenses se
han convertido en "el arma más precisa en toda la historia de la
guerra", ya han dejado tras de sí más de 3.000 muertes. Muertes, por otro
lado, que se califican de ‘extrajudiciales' dentro de una guerra sucia, pues
quienes mueren no han tenido el derecho de un juicio justo. En palabras del
analista y experto en drones, Geoffrey Robertson (autor de Crímenes
contra la Humanidad), "hasta la fecha, muchos de los asesinatos
realizados por drones sólo se pueden calificar como ‘ejecuciones
sumarias', pues se niega el derecho a la vida, la presunción de inocencia y el
derecho a un juicio justo".
En la pasada
guerra de Libia (2011), se estima que cientos de estos aviones participaron en
casi 10.000 misiones de ataque. El secretario general de la OTAN, Anders
Rasmussen, hablaba entonces de operación de precisión casi quirúrgica,
"sin bajas civiles confirmadas". Sin embargo, desde Human Rights
Watch se aseguraría después que al menos 72 civiles fueron asesinados, entre
los que se encontraban 24 niños y 20 mujeres. La OTAN rehusó investigar los
hechos, alegando que no tenía permiso para investigar sobre el terreno, entre
otras razones, porque nunca lo solicitó.
El programa
de drones, operado tanto por la CIA como por el Pentágono es secreto, si
bien todas y cada una de las muertes extrajudiciales han de pasar ahora por el
visto bueno de la Casa Blanca. Las primeras en llegar tuvieron lugar en 2003,
en Yemen, cuando 400 personas murieron a manos de una de estas aeronaves.
Administración
Obama, letal
Los aviones
no tripulados Predator y Reaper, controlados por la CIA, han
estado sobrevolando los cielos de Pakistán -y bombardeando- desde junio 2004.
Según la Oficina de Periodismo de Investigación (Bureau of Investigative
Journalism), en ese tiempo se han producido más de 330 ataques y, según la CNN,
283 de ellos durante el mandato del Premio Nobel de la Paz, Barack Obama, lo
que supone seis veces más que en los ocho años de la era Bush. El balance de
víctimas, sólo en Pakistán en ese período es de alrededor de 2.500 muertes, de
las cuales al menos 482 se constató que eran civiles.
En una
reciente entrevista para esta cadena, el presidente dejaba claro que cualquier
de estos objetivos "deben haber sido autorizados previamente por nuestras
leyes. Tienen que tratarse de una amenaza seria, no especulativa, en una
operación en la que no podamos capturar al individuo antes de que éste ejecute
cualquier tipo de trama operacional contra EEUU".
Las cifras
de muertos por ataques encubiertos de drones durante el mandato de
Obama, según la New America Foundation, se mueven entre 1.494 y 2.618 víctimas,
cuatro veces más que con Bush. Algunos analistas apuntan a que cerca de un 11%
de esas víctimas eran civiles. A pesar de estas cifras, algunas encuestas
sitúan el apoyo popular de los estadounidenses a esta arma supera el 80%. La
New America Foundation señala también que si con Bush el 25% de los objetivos
eran miembros de al-Qaeda frente al 40% de talibanes, con Obama la cifra de
objetivos de la organización terrorista se ha visto reducida al 8%,
incrementándose los talibanes hasta el 50%.
Bombardeos
a sospechosos
A los
errores humanos -fundamentalmente de los Servicios de Inteligencia- se suman,
además, tácticas como son los bombardeos basados únicamente en la actividad
sospechosa de un grupo de hombres en lugar de en identificaciones precisas de
los individuos. En el pasado, por ejemplo, figura la matanza afgana del 23 de
junio de 2009, cuando la CIA ordenó bombardear un funeral al que acudían miles
de personas con el único fin de asesinar a un comandante talibán. 83 personas
perdieron la vida, de ellos se estima que entre 18 y 45 eran civiles y, lo que
aún amplifica más las dimensiones del fiasco, el objetivo talibán salió ileso.
El pasado
mes de marzo, cuando la Casa Blanca autorizó misiones de ataque en Yemen con
aviones no tripulados, prohibió este tipo de incursiones con el fin de reducir
el número de bajas civiles. Y es que Yemen es otra de las regiones donde más
misiones de drones se han registrado. Si en el caso de Pakistán, la
Bureau of Investigative Journalism declara que en 2011 fue atacado hasta en 75
ocasiones (655 víctimas), para Yemen, sólo desde mayo de 2011 registra 116
ataques, aunque desde fuentes oficiales sólo se admiten 39. Hace tan sólo una
semana, un ataque a un convoy en la ciudad yemení de Radaa acabó con la vida de
once civiles. El Gobierno yemení ya ha abierto una investigación. Este año
Obama ha autorizado una treintena de ataques en Yemen, frente a los dos de
Bush.
John
Brennan, consejero de Obama en la lucha antiterrorista, asegura que "no
hay nada en el derecho internacional que prohíba el uso de aviones dirigidos
por control remoto o que nos prohíba el uso de fuerza letal contra nuestros
enemigos extranjeros en un campo de batalla activo, al menos cuando el país
implicado lo consienta o sea incapaz de tomar acciones contra la amenaza".
Extensión
de la guerra sucia
EEUU no
limita sus misiones de aviones no tripulados a Pakistán o Yemen. En Somalia,
las misiones con drones empezaron el año pasado y, según la web de
noticias Magharebia,
habría extendido el alcance de sus drones a Malí, donde se sospecha que
AQIM (al-Qaeda en el Magreb Islámico) contaría con varios asentamientos y
campos de entrenamiento. Según este medio, el pasado mes de junio ya se habrían
producido bombardeos en Malí, acabando con la vida de siete terroristas de
al-Qaeda.
EEUU está
expandiendo sus operaciones de inteligencia en todo el continente africano. Al
menos una docena de bases aéreas se habrían establecido en África desde 2007
(Etiopía, Yibuti, Kenia, Islas Seychelles, etc.), con el objetivo de vigilar y
atacar a objetivos que van desde al-Shaba o al-Qaeda en la Península Arábiga al
LRA (Lord's Resisteance Army) de Joseph Kony en Uganda o el AQIM en Mauritania,
Malí y el Sahara. La base aérea construida bajo en el nombre en clave de Creek
Sand en la ciudad de Ouagadougou (Burkina Faso) actúa como centro neurálgico,
como rebelarían los cables hechos
públicos por WikiLeaks. Incluso, algunos analista hablan de misiones
en Filipinas y, actualmente, en Libia ante el temor de un resurgir de la
violencia militar.
Falta de
transparencia
Todo cuando
rodea a las misiones encubiertas de drones destila opacidad por parte de
la Administración norteamericana, que lo considera secreto de Estado. Una falta
de transparencia que ha sido condenada este verano por la propia ONU, durante
la celebración el pasado mes de junio de su 20ª Asamblea del Consejo de
Derechos Humanos Entonces, la responsable del alto Comisionado Navi Pillay,
expresó su preocupación por las muertes de civiles y destacó que Pakistán
"denuncia de manera sistemática la ilegalidad del uso de aviones no
tripulados, considerándolo una violación de la soberanía del país". Unos
días antes, la propia Pillay había solicitado una investigación urgente sobre
las muertes de civiles en Pakistán y, recientemente, incluso Alemania abrió
diligencias por el asesinato de un ciudadano alemán en uno de estos ataques.
Desde
organizaciones en defensa de los derechos civiles, como la ACLU (American Civil
Liberties Union), también se denuncia esta guerra sucia, hasta el punto de que
su directora del Proyecto de Seguridad Nacional, Hina Shamsi, acusa a EEUU de
"haber improvisado su propio marco legal para realizar estos asesinatos
selectivos, con normas mucho menos estrictas que lo que permiten las
leyes".
La
ACLU mantiene varios contenciosos legales, incluso, contra secretario de
Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, acusándole de haber asesinado a
ciudadanos en Yemen sin haber respetado el derecho a un juicio justo. En
Afganistán, por la muerte de 41 civiles en 2009, la Administración
norteamericana terminó pagando indemnizaciones de 46.000 dólares por cada
muerto y 10.000 dólares por cada herido.
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