venres, 8 de marzo de 2013

Cuéntame tu vida


Por: Jenn Díaz | 04 de marzo de 2013
Cuando Virginia Woolf decía que una mujer para escribir necesita una habitación propia y dinero, no contaba con la gentileza del Instituto Andaluz de la Mujer. Entonces las únicas mujeres que existían para la memoria colectiva de la cultura y el feminismo se reducían a las novelistas Brontë y Austen. La escritora londinense estaba convencida de que en cien años la mujer ya no sería el sexo protegido, y cuando decía protegido no le daba el sentido benévolo que podemos darle hoy: la mujer era el sexo protegido pero no solamente en las calamidades como la guerra, sino que también le quedaban vedados otros aspectos de la vida como la cultura, el trabajo o el voto. Sí, hoy, en muchos sentidos, la mujer ya no es, como ya sospechaba Virginia Woolf, el sexo protegido, entre otras cosas por iniciativas como el taller Cuéntame tu vida, unas jornadas gratuitas para que la mujer, para escribir, no necesite ni dinero ni una habitación propia, sino asistir a estos encuentros que han hecho coincidir con marzo, mes en que se celebra el Día Internacional de la Mujer.
Cuando la mujer empezaba a tratar la literatura como instrumento de autoexpresión, el hombre ya estaba a otro nivel: para él ya formaba parte del arte, de la cultura. Por eso, durante tanto tiempo se ha creído que la mujer novelista era únicamente intimista y el hombre estaba capacitado para escribir sobre diversos temas. En efecto, la mujer era intimista porque acostumbramos a escribir de lo que conocemos, y la mujer de entonces escribía de lo que tenía a su alcance. El hombre, para quien no existían barreras, podía escribir de todo cuando quisiera escribir y conociera. Pero lo importante es que la mujer no se quede anclada en eso y sea ambiciosa, no como mujer sino como individuo. Es verdad que durante décadas la mujer estuvo en desventaja. Ahora que tiene la oportunidad de despuntar, de dar y dar y dar, ¿se va a detener a divagar y debatir sobre aquellas mujeres que sólo podían hablar de mundos cotidianos y puramente femeninos?
Para que no se repita la historia y se entre en un bucle de pesimismo, para no dejar atrás a la víctima (sin convertirnos en verdugo), en Córdoba han decidido ofrecer un punto de encuentro para todas aquellas mujeres que estén dispuestas a escribir y leer a mujeres que, cercanas o no, se atrevieron a pasar aquella línea peligrosa que convertía a una mujer moral en una mujer descarada y atrevida, hoy en día valiente; hablar de todas aquellas que se atrevieron y, a su vez, atreverse.
Desde la editorial La Bella Varsovia nos dicen que" la presencia de la mujer en la historia de la literatura, hasta fechas muy recientes, se ha limitado a un papel secundario no como el sujeto que piensa y escribe, sino como el sujeto sobre el que se piensa y se escribe", de modo que este curso ha sido creado para que la mujer, además de tener un papel importante, sea el sujeto que piensa y escribe, y además lo haga en comunidad. Lo más valioso de la iniciativa es que no pretende hacer más hondo el pozo del feminismo absurdo, sino que busca darle un nuevo enfoque preparando un lugar en el que se va a hablar de literatura femenina (escrita por) sin convertirlo en un club de mujeres resentidas que buscan una venganza poética: "Este taller propondrá la lectura de textos (cuentos, poemas, fragmentos de otros géneros) escritos por mujeres a lo largo de la historia, conversando sobre los puntos en común que sentimos ante lo que expresan, aquello que nos separa de las mujeres que los escribieron… y aprendiendo con la lectura los trucos literarios de las grandes maestras". Pero, además, buscan que todas ellas nos cuenten su vida, y que lo hagan precisamente desde la literatura, la escritura de poemas o cuentos, de narraciones. Así es como se rompe una lanza por que la mujer sea sujeto que piensa y no solamente pensado.

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