Nuño Domínguez 15/03/2013 – eldiario.es
Por cada militar occidental muerto en la Guerra de Irak (2003-2011) cayeron
24 civiles no combatientes. Así se desprende de un nuevo estudio sobre las
bajas registradas durante
el conflicto desencadenado tras la invasión de este país por
parte de EEUU y sus aliados el 20 de marzo de 2003, hace ahora 10 años.
El trabajo
señala que durante la guerra murieron 116.903 civiles frente a 4.804
combatientes de las fuerzas aliadas incluyendo EEUU, que sufrió la gran mayoría
de las bajas. Las cifras ponen de manifiesto que la Guerra de Irak pudo ser el
conflicto más sangriento para la población civil del siglo XXI y uno de los
peores si se atiende a la proporción de no combatientes muertos por cada
militar.
Los datos sobre bajas forman parte de una colección de estudios sobre la
guerra que publica la revista británica The Lancet. Varios artículos
diseccionan el impacto de la guerra en la población civil, las bajas militares,
los efectos devastadores que la emigración de millones de refugiados ha tenido
en este país y el alto nivel de contaminación que registran algunas zonas en
las que se usó armamento con uranio empobrecido.
“Decidimos usar los recuentos de víctimas más bajos, otros estudios
registraban muchas más bajas civiles así que nuestros resultados manejan cifras
científicamente conservadoras”, reconoce a Materia Barry Levy, médico y profesor de la Universidad
Tufts (EEUU) y coautor de uno de los estudios publicados en The
Lancet.
La proporción de 24 civiles muertos por cada militar de la coalición caído
es “una de las más altas registradas”, reconoce Levy. Su trabajo ha revisado más
de 100 estudios sobre la guerra publicados en revistas científicas. Sin
embargo, su cifra de civiles iraquíes muertos viene de Iraq Body Count (IBC), una
iniciativa independiente que comenzó a contar las bajas de la guerra ante la
falta de datos oficiales. Cada una de las bajas que contabiliza está confirmada
por dos fuentes (por ejemplo un medio de comunicación y un registro
hospitalario o policial). Esta contabilidad independiente es fiable para muchos
expertos, aunque arroja cifras más bajas que otros recuentos. “Nuestras cifras
indican que de todas las bajas registradas en Irak, el 75% eran civiles”,
explica a Materia Josh Dougherty, unos de los expertos que
trabajan en IBC.
Un horror “evitable”
“Creo que el número real debe rondar los 30 civiles muertos por cada caído
de la coalición”, opina Mike Spagat,
un investigador de la Universidad de Londres que participó en un estudio que
cruzó los datos de IBC y los revelados por WikiLeaks en 2010. “Puede que la
guerra de Irak no esté muy lejos de ser el conflicto con una mayor proporción
de civiles muertos”, comenta Spagat, que no ha participado en los estudios
de The Lancet.
El análisis de Levy recorre más heridas de guerra. Por ejemplo, resalta que
millones de iraquíes se han visto obligados a emigrar por el conflicto. Muchos
han sufrido violaciones de sus derechos humanos y el estado de guerra ha
reducido el acceso de muchos ciudadanos a servicios básicos. Entre las tropas
de la coalición, la guerra ha dejado decenas de miles de heridos (31.000 estadounidenses)
y una “alta incidencia de enfermedades mentales” entre los combatientes. Según
los datos de Levy, el 19% de todos los militares enviados a Irak reconocieron
tener problemas mentales. Su trabajo concluye: “Si los problemas que causaron
la guerra se hubieran resuelto de forma no violenta, todos estos impactos en la
salud se habrían evitado”.
Un vacío de información interesado
La Guerra de Irak casi se ganó antes de empezar. Un artículo de opinión
publicado en The Lancet rememora cómo el Departamento de
Defensa de EEUU calculó que la guerra habría terminado en tres meses y sin
apenas bajas. La rápida toma de Bagdad reforzó esos cálculos para después
hacerlos añicos. El conflicto de Irak duró ocho largos años en los que la
guerra de guerrillas y los ataques suicidas rompieron los esquemas de los
militares estadounidenses.
“Hasta mediados de 2004 el sistema para contabilizar bajas quedó
desmantelado”, explica Joshua Dougherty, del IBC. Esta iniciativa independiente
para contar las bajas de guerra “fue la primera en llenar el vacío” de cifras
impuesto por las autoridades, reconoce Frederick Burkle, investigador de la
Universidad de Harvard, en su artículo para The Lancet.
Desde entonces las cifras de civiles y militares iraquíes
muertos en la guerra han bailado dependiendo de las fuentes. Expertos de IBC y
otros centros de investigación se quejan de que el Gobierno iraquí da cifras de
víctimas sustancialmente más bajas que las reales. Tomando las cifras de
militares iraquíes muertos de IBC (el 25% de un total de 168,466 bajas iraquíes
hasta 2012), la tasa de este conflicto bajaría a 24 civiles muertos por cada 10
militares de cualquier nacionalidad. Lo más escalofriante es que esa proporción
está muy por por encima de la media que registran la mayoría de las guerras de
la segunda mitad del siglo XX: diez civiles
muertos por cada militar.
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