El 10 de diciembre de 1962 se estrenaba la épica película, protagonizada
por Peter O'Toole y Omar Sharif
EFE Los Ángeles 10/12/2012
Medio siglo
después de su estreno, Lawrence de Arabia es un clásico consagrado y una
obra que muchos consideran irrepetible, no solo por su calidad artística sino
también por el carácter faraónico de una cinta de dos horas y media cuyo coste
a precios actuales echaría para atrás a los estudios.
El filme
realizado por David Lean y protagonizado por Peter O'Toole y Omar Sharif,
fue estrenado entre el 10 y el 21 de diciembre de 1962 en Londres, Nueva York y
Los Ángeles y arrasó en los premios Oscar del año siguiente donde consiguió 7
premios, entre ellos el de mejor película y el de mejor dirección.
Un
reconocimiento a un trabajo descomunal que fue hecho a la antigua usanza, sin
los recursos digitales que han convertido el arte de hacer películas en un
proceso en el que el ordenador ha sustituido a los multitudinarios montajes con
decorados de cartón piedra.
Para
inmortalizar en la gran pantalla la historia del británico Thomas Edward Lawrence
al frente de las milicias árabes contra el imperio otomano en la Primera Guerra
Mundial, Lean necesitó reproducir los enfrentamientos bélicos y recurrió a
miles de extras y un ejército de centenares de dromedarios.
Los
campamentos y los combates se sucedieron en la inmensidad de unos parajes
naturales, desérticos y polvorientos, localizados en países como España,
Marruecos y Jordania, una parafernalia obligada por el tipo de producción y la
limitación de recursos tecnológicos de los años 60, que en la actualidad
supondría un disparate. Lean además rodó el filme en una película de 65
milímetros, casi el doble del ancho del formato cinematográfico tradicional
de 35 milímetros.
Lawrence
de Arabia se basó en el relato autobiográfico de Lawrence, Los siete pilares de
la sabiduría, en la que ese arqueólogo, militar y literato nacido en Gales
en 1888 hacía memoria de sus andanzas en el norte de África y Oriente Medio.
Tras el inicio de la conflagración en 1914, el autor pasó de trabajar para
la inteligencia británica en El Cairo a ser asesor del príncipe Feisal,
hijo del jerife Hussein de la Meca y lideró una guerra de guerrillas que fue
decisiva en el desmantelamiento del imperio turco.
A pesar de
su éxito, T.E. Lawrence vio cómo su sueño de un mundo árabe unido e
independiente quedó truncado por el tratado de Sykes-Picot de 1916, en
el que Gran Bretaña y Francia se repartieron sus áreas de influencia en la
región. En Lawrence de Arabia se revive la acción y el drama de unos
años de cambio que, a pesar del tiempo transcurrido, guardan relación con los
problemas que sacuden actualmente a Palestina o Siria.
Para su 50
aniversario, el filme se rejuveneció por completo con el lanzamiento en
noviembre de una edición en formato Blu-ray restaurada que se aprovechó de las
últimas técnicas, aquellas que no existían en 1962, para lucir digitalizado y
el alta definición como si se acabara de producir. La Academia de Hollywood
celebró en julio su particular homenaje a la cinta con una proyección especial
en su teatro Samuel Goldwyn, que fue seguida en octubre con su distribución en
más de 600 salas de cine en EEUU.
Lawrence de Arabia está considerada por el American Film Institute la mejor
película épica jamás realizada por delante de Ben-Hur y la séptima mejor
película de todos los tiempos, una lista que encabeza Ciudadano Kane,
seguida por El padrino y Casablanca.
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